En tiempos en que la palabra "deconstrucción" se utiliza y reutiliza en diferentes prácticas sociales, Marcos Ginocchio deconstruyó y volvió a construir el reality Gran Hermano. El joven salteño dijo y mostró todo lo que gran parte de la sociedad quiere escuchar y ver: valores y humildad.
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En tiempos en que la palabra "deconstrucción" se utiliza y reutiliza en diferentes prácticas sociales, Marcos Ginocchio deconstruyó y volvió a construir el reality Gran Hermano. El joven salteño dijo y mostró todo lo que gran parte de la sociedad quiere escuchar y ver: valores y humildad.
En las últimas ediciones de Gran Hermano, el juego de la "estrategia" convertía en ganadores a algunos participantes que hacían de la especulación su principal carta de juego. Y había un público que lo festejaba. Muchos de esos "triunfadores" luego pasaron sin pena ni gloria según el amperímetro mediático.
Marcos ganó porque hay una sociedad diferente, con hastío de la grieta política, de la crispación y quizás de la desesperanza. Sin saber la reacción de ese público, que fue el más masivo de las últimas ediciones de Gran Hermano, Marcos optó por mostrarse empático. No es casual el latiguillo "Primo", que usó a lo largo de cinco meses: este es un concepto de familiaridad. En la casa más famosa del país, se alejó de los conflictos, no habló mal de nadie, cobijó al que era discriminado y fue fiel a sus convicciones religiosas. Cada vez que ingresó al confesionario expresó su cariño a Salta y, en especial, a sus parientes.
El salteño obtuvo cinco millones de votos y se consagró campeón con un porcentaje superior al 70 por ciento. Más allá del aporte de los otros participantes, lo que proponía Marcos sumó al éxito del programa. Sus videos con consejos a sus compañeros, sus reflexiones sobre la amistad y la familia, el abrazo con su padre José, las expresiones "la mamá y el papá" en las charlas con su hermana Valentina, lo hicieron un personaje más cercano. Allí se explica la multitudinaria reacción de los salteños que salieron a saludarlo cuando paseó en caravana el martes pasado. Marcos no ganó un campeonato deportivo ni tuvo un reconocimiento por alguna actividad profesional, pero sí, con lo que mostró, se ganó la admiración de un pueblo que quiere valores.