Además de la trágica situación humanitaria que provoca la guerra iniciada por Rusia en Ucrania, el conflicto bélico tiene repercusiones económicas y por lo tanto sociales que afectan hasta el último rincón del mundo. Lo saben, por ejemplo, los panaderos de Salta y el resto del país, que empiezan a advertir que la suba del precio internacional del trigo que hubo en los últimos días por la escalada de los ataques en Europa Oriental tendrá su reflejo en la harina que compran para elaborar sus productos.
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Además de la trágica situación humanitaria que provoca la guerra iniciada por Rusia en Ucrania, el conflicto bélico tiene repercusiones económicas y por lo tanto sociales que afectan hasta el último rincón del mundo. Lo saben, por ejemplo, los panaderos de Salta y el resto del país, que empiezan a advertir que la suba del precio internacional del trigo que hubo en los últimos días por la escalada de los ataques en Europa Oriental tendrá su reflejo en la harina que compran para elaborar sus productos.
Es por eso que las cámaras de panaderías están adelantando los pedidos al Gobierno nacional para que se mantengan las regulaciones de precios de los insumos, que si bien no son suficientes como lo reflejan los estrafalarios índices de inflación, permiten contener en algún punto los costos de producción.
"Estamos solicitando que se continúe a nivel nacional con el fideicomiso triguero para mantener el precio de la harina que venden algunos molinos", explicó a El Tribuno el presidente de la Cámara de Panaderos de Salta, Daniel Romano.
El mismo pedido se emitió la semana pasada por parte de la Federación Industrial bonaerense.
Si bien ese fideicomiso vence recién a fin de año, el reclamo de los panaderos da cuenta de la incertidumbre que padecen, ya que ante cada ajuste de precios que deben aplicar por la suba de costos sus ventas caen de manera proporcional.
El fideicomiso, que lleva el nombre de Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA) se dispuso mediante un decreto nacional el 19 de marzo pasado, tras el aumento del precio de los alimentos que impactó fuertemente en el trigo, el maíz, el girasol y sus derivados a partir del inicio de la guerra en Ucrania.
Ese fondo se alimenta de un 2% que se les cobra a las cerealeras y se distribuye entre las empresas molineras productoras de harina que se sumaron al programa.
"A pesar de que solo entraron al fideicomiso entre 15 a 20 molinos de los 150 que existen, los precios que se establecen sirven de regulador del mercado", explicó Romano.
En efecto, a la provincia solo llega la harina de molinos Cañuelas con el precio regulado, que no da abasto para todas las panaderías, pero hace que no se disparen los valores de las otras marcas.
"El precio de la bolsa de harina (de 25 kilos) subsidiada es de $1.516 más impuestos en Salta, mientras que sin el fideicomiso se vende alrededor de $2.400", dijo el titular de la Cámara de Panaderos.
Recordó que antes de la guerra la tonelada de trigo cotizaba entre 23 mil a 25 mil pesos, y al iniciar la invasión rusa subió a 40 y 45 mil pesos.
"Ahora nos están diciendo que luego de que Ucrania volara un puente en Crimea la tonelada de trigo pasó a 55 mil pesos la tonelada. Lamentablemente, en este mundo globalizado todo tiene que ver con todo", se lamentó.
Aún con el fideicomiso del FETA, el precio del pan en la provincia subió más que el índice de inflación del Indec en lo que va de 2022. El año arrancó en la capital salteña con el precio del kilogramo de pan francés a $180, y luego de cuatro subas (la última el mes pasado) ese producto de referencia se ubica en la actualidad entre $330 y $360 el kilogramo.