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En la Eurozona, la consigna es ?crecer con austeridad?

Viernes, 31 de mayo de 2013 01:29

Ante los reiterados ajustes que se ven obligados a realizar y la necesidad de hacer crecer sus economías y generar fuentes de trabajo, varios países -especialmente los del sur europeo- han implementado el término “crecer con austeridad”, que resume de alguna manera las decisiones que tienen que tomar los gobiernos, cuyo objetivo principal es reducir el gasto.

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Ante los reiterados ajustes que se ven obligados a realizar y la necesidad de hacer crecer sus economías y generar fuentes de trabajo, varios países -especialmente los del sur europeo- han implementado el término “crecer con austeridad”, que resume de alguna manera las decisiones que tienen que tomar los gobiernos, cuyo objetivo principal es reducir el gasto.

Ante esta realidad han surgido por parte de economistas y políticos muchas discusiones sobre la viabilidad de esta afirmación.

Es interesante analizar lo que recientemente los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff han publicado en un artículo en el diario de la Asociación de Economía Americana titulado “Growth in a time of Debt” (Crecimiento en tiempos de deuda). En él demuestran, en base a datos históricos de varios países, que “la acumulación de elevados niveles de deuda pública (y privada) medidos en términos del PBI, tiene un efecto negativo prolongado sobre el crecimiento”. O dicho de otra forma “si aumenta la deuda pública (y privada) de un país, disminuye el crecimiento”.

Varios estadistas y políticos han cuestionado la fiabilidad de los análisis económicos que realizaron estos autores al elaborar las conclusiones que publicaron. Lo cierto es que los economistas no están obligados a exponer sus datos y programas de investigación cuando publican estudios científicos, especialmente en la prestigiosa serie de documentos de trabajo de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), de donde salió este trabajo para su posterior publicación.

Esta afirmación ha provocado en el ambiente académico una polémica similar a la ocurrida en el año 1974, cuando los economistas Robert Fogel y Stanley Engerman publicaron el famoso libro “Time on the Cross”, en el que defendían la eficiencia de la esclavitud en las plantaciones en los EEUU.

Críticas y comparaciones

El objeto de este trabajo es compartir con usted, mi estimado lector, las críticas y adhesiones que hacen a estos autores y, por qué no, compararlo con la economía argentina, donde actualmente el modelo de crecimiento de nuestra economía tiene como pilar la emisión monetaria (endeudamiento público) y a través del gasto público se busca incentivar el consumo interno.

Michael Spence, Premio Nobel de Economía 2001 junto a George A. Akerlof y Joseph E. Stiglitz, quien además es profesor e investigador en los EEUU, en un reciente artículo sobre este tema opinó: “Esto no debe resultar sorprendente, acumular una deuda excesiva habitualmente implica desplazar parte de la demanda agregada interna al futuro, por lo que salir de esa deuda debe incluir más ahorro y menos demanda. Años de demanda interna impulsada mediante deuda pueden producir una pérdida de competitividad y distorsiones estructurales” agregó.

Spence concluye su trabajo afirmando que los responsables de políticas de cada país enfrentan elecciones difíciles respecto de lo oportuno de la austeridad. “... el desafío de compartir los costos junto con modelos de crecimiento incompletos e ingenuos pueden haber contribuido a la paralización y la inacción” señala, para concluir afirmando que “el crecimiento no volverá ni fácil ni rápidamente, quizá necesitábamos que la preocupación por la austeridad nos enseñara el valor de una agenda de crecimiento equilibrado”.

También nos podemos cuestionar si el endeudamiento alto es la causa o el efecto del bajo crecimiento. Es decir, de acuerdo al trabajo de Reinhart y Rogoff, nos preguntamos: ¿los países que crecen lentamente es porque tienen un alto endeudamiento, o el endeudamiento es provocado por el bajo crecimiento? Para realizar cualquiera de estas afirmaciones es necesario hacer un análisis histórico serio de los elementos políticos y económicos de por qué se llegó a ese estado.

Sabemos que los resultados de la austeridad en los países de la eurozona en los últimos dos años y medio no han generado crecimiento; solamente han reducido muy poco el déficit público (mayores egresos que ingresos). Concluye entonces que si los países europeos realizan recortes, cualquier país de Europa no puede crecer, y si el mundo entero está realizando recortes, el crecimiento mundial se detendrá.

El análisis histórico nos demuestra que la austeridad ha generado desempleo en los países que la han implementado, afectando al potencial crecimiento, ya que no se utiliza esa gran cantidad de desocupados.

También los que están en la parte inferior en la distribución del ingreso son los más afectados con la reducción de los gastos del Gobierno, ya que dependen mucho más de los servicios que brinda el Estado, como educación, salud, transporte, etc., si se los compara con los que están en la parte superior.

Propuestas consensuadas

Ante esta realidad observamos que las autoridades europeas están tomando conciencia de que -a tres años del rescate a Grecia, después de haber auxiliado a Irlanda, Portugal, a la banca española y Chipre- la gestión de crisis no ha sido de las mejores.

Es necesario que la eurozona implemente un modelo consensuado único para resolver las crisis de sus estados miembros y no quedar a expensas de quien lidere el grupo que hasta el momento ha aplicado políticas de parche y soluciones “excepcionales” para cada uno de los países que lo requieran.

Una de las propuestas que están impulsando varios líderes mediterráneos es la creación de la llamada “unión bancaria”, que incluiría la supervisión única, mutualizar la deuda o la recapitalización directa de los bancos.

Esta medida serviría para estandarizar la respuesta ante futuras amenazas de algún país. No solo reforzaría el euro, sino que también generaría confianza de que Europa sabrá resolver sus problemas de manera efectiva.

En Argentina será muy difícil consensuar un modelo de desarrollo como política de Estado.

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