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Historias de amor y amistad, la vida en la comparsa Los Incas

Con 180 integrantes, el grupo mantiene viva la fiesta del carnaval.
Domingo, 04 de febrero de 2024 00:39

Pasan los años y cambian los gustos y las vivencias, pero en Salta, el carnaval se sigue viviendo con toda la energía de siempre. En los pueblos, como La Merced, Cerrillos o como Rosario de Lerma, la siesta de febrero - el mes del carnaval- es de los chicos que siguen jugando con las bombuchas y las temperas en las calles.

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Pasan los años y cambian los gustos y las vivencias, pero en Salta, el carnaval se sigue viviendo con toda la energía de siempre. En los pueblos, como La Merced, Cerrillos o como Rosario de Lerma, la siesta de febrero - el mes del carnaval- es de los chicos que siguen jugando con las bombuchas y las temperas en las calles.

Las carpas se siguen presentando desde las primeras horas de la tarde, y los pintados salen -algunos con sombrero, otro no- con los ojos brillosos de tanta fiesta.

Los corsos siguen siendo tradición, como el desentierro del carnaval. Salteños reviven el "carnaval de antaño".

Los Incas mantienen esta tradición en uno de los barrios de la ciudad de Salta, desde hace décadas. En el taller del Héctor, el cacique de Los Incas, los preparativos para los corsos empiezan en agosto. Se reúne a los que bailan y cantan, y charla con mate de por medio, se decide la temática del año.

Este 2024, los sombreros de Los Incas recuerdan a los personajes del carnaval de antaño. A los copleros como Severo Báez, a los fundadores de la Carpa El Torito, y la tradicional cajera de La Caldera.

Con esa consigna, el trabajo de la construcción de los sombreros comenzó en agosto, y además se lucieron en el Festival de Cosquín. Hasta allá llegaron los comparseros. "Tuvimos que llevar los estandartes desarmados y los tuvimos que volver a cargar con plumas, todo allá. No entraban en el colectivo que habíamos alquilado", contó Fernando, artesano que vive la fiesta del carnaval con Los Incas desde hace varios años.

Este febrero, Los Incas sumaron más personas. Un grupo de amigas llegó para ser parte de la tradicional comparsa, y ser parte del carnaval por primera vez.

Gabriela Ojeda, de 44 años, es profesora de teatro y se sumó a Los Incas este febrero. "Soy de Zuviría al 2000. Me enteré de Los Incas por Belén Flores, una amiga y compañera del trabajo, que me contó y nos invitó. Y bueno, nos animamos. Es la primera vez que salgo. La experiencia es hermosa, porque es como estar en familia. Es mi primera vez y nos ayudaron a armar los gorros, conseguir los elementos. Es una familia. Comencé con los ensayos a principios de enero", contó Gabriela, quien contó que como la comparsa ya tiene todo armado, la organización para sumarse es sencilla.

Gabriela será tumbadora y lleva un vestuario, gorro y tumbadora para hacerla sonar en el mes del carnaval, en cada una de las presentaciones que tendrán Los Incas.

Sandra Cardozo tiene 54 y es parte de Los Incas desde hace 27 años. Conoció a la comparsa a través de Héctor "Pantera", hoy cacique de Los Incas.

Fue el amor la que la llevó a adentrarse cada vez más en el trabajo que lleva adelante su marido desde hace varias décadas. Sandra es la esposa de "Pantera" Colque. "Siempre los acompañaba dónde se presentaban y ahora ya me dedico a hacerles todos los apliques, para que todos salgan igual", describió la mujer mientras sigue pegando y armando, mientras cuenta un poco de su vida a El Tribuno.

"Siempre los acompañaba y ahora ya estoy en todo. Mis hijos también se sumaron. El más grande que tiene 27 y la nena que también. Los dos comenzaron a los 7 años", contó Sandra que comienza a trabajar en los 20 gorros mayores, desde agosto. "Los cajeros se encargan de hacer cada uno su gorro, y se trabaja rápido porque hacemos todo en grupo. Cada uno tiene una tarea", expresó la esposa "Pantera".

Emocionando a los vecinos del barrio

Esta semana, Los Incas salieron a probar el peso de los gorros, ordenar la formación , probar las voces y los cantos. Y los vecinos de Ayacucho y Tucumán no se hicieron esperar.

Una vez formados, sonaron las primeros golpes de las tumbadoras, y la fiesta se volcó a la veredas, donde los vecinos salieron a ver pasar a sus amigos, y recordar sus experiencias de carnaval.

Joaquín Serrudo tiene 16 y es parte de Los Incas desde que era niño. "Me trajo mi tío y me gustó y desde los 3 años estoy en la comparsa. Cuando era chico iba adelante. Ahora soy cajero y sigo saliendo con mi tío", contó Joaquín. Detalló que su técnica de armado del gorro es armar y desarmar. "Lo desarmo y recupero las plumas, veo cuál es el nuevo diseño y como la tengo clara, lo armo volando".

Otro de los pequeño es Benicio de 8 años, parte de la comparsa junto a su papá. Hace cuatro años que se presentan juntos tocando las tumbadoras. "Me gusta mucho ser parte de Los Incas y salir en el corso. La paso muy bien y me gusta estar en cualquier parte de la comparsa", expresó el pequeño durante el ensayo barrial.

En la vereda, ya estaba Jonathan, que paró la moto, se bajo y se dispuso a ver pasar a Los Incas, por la calle. "Me da un gran orgullo. Yo era de Los Incas, pero este años no pude. Ojalá pueda volver para el próximo año", expresó emocionado y recordando que su experiencia con la comparsa fue de las mejores.

"Debería haber más corsos en los barrios. Esto es hermoso", dijo emocionada Elena, de 20 años que junto a su mamá salió a ver sus vecinos, pasar mostrando sus estandartes.

 

 

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