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La diplomacia no admite agravios entre presidentes

Domingo, 31 de marzo de 2024 01:40

La política de relaciones internacionales es sumamente importante y delicada siempre, pero hoy lo es especialmente para Argentina, un país en crisis económica y social, y que ha perdido relevancia en el concierto mundial.

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La política de relaciones internacionales es sumamente importante y delicada siempre, pero hoy lo es especialmente para Argentina, un país en crisis económica y social, y que ha perdido relevancia en el concierto mundial.

La imprudencia, la impericia y la irresponsabilidad de un gobierno en esta materia suele tener consecuencias erosivas para su propio futuro y para su rol en el mundo.

El actual presidente, Javier Milei, parece no diferenciar entre sus construcciones ideológicas y la función que le toca desempeñar en la administración de una crisis cuyas raíces son profundas, y superarlas obliga a evitar las simplificaciones.

En los últimos días, sus desbordes verbales lo llevaron a poner al país al borde de un conflicto diplomático con Colombia y México. En una entrevista con la CNN, Milei calificó al mandatario colombiano Gustavo Petro como "un terrorista comunista que está hundiendo al país" y se refirió al presidente mexicano Andrés López Obrador como "un ignorante".

En respuesta a esos agravios, Petro ordenó la expulsión de los diplomáticos argentinos en Bogotá. El ministro del Interior de Colombia, Luis Fernando Velasco, además, calificó las palabras de Milei y como "bravuconadas" y advirtió que "en Colombia respetamos al pueblo argentino, pero no aceptamos el trato que da su presidente al nuestro …".

No fue el primer cruce entre Milei y Petro, dos hombres de la misma generación y de ideologías radicalizadas y opuestas. Ahora, el presidente argentino se justificó recordando que meses atrás, Petro lo había comparado con Hitler; lo que no puntualizó es que fue en respuesta a la declaración previa de Milei cuando dijo que "la izquierda es basura" y que "son ratas", calificativos que solía utilizar el nazismo".

Con López Obrador, el intercambio comenzó cuando Milei, como candidato, viajó a México para participar de un acto opositor muy duro y la respuesta de aquel fue calificarlo como "facho conservador". El conflicto con México no pasó a mayores, pero el presidente respondió ahora que "todavía no comprendo cómo los argentinos, siendo tan inteligentes, votaron por alguien que desprecia al pueblo…"

No se trata de meros cruces verbales. La cuestión de fondo es la visión del mundo con la que se conduce un presidente. Esa mirada es decisiva para cualquier gestión. En momentos en que, a nivel planetario, los modelos populistas de cualquier signo muestran sus fallas de origen, pero cuando la democracia está también desprestigiada y la economía capitalista es objeto de ataques generalmente arbitrarios y sin fundamento, la prioridad de un gobierno debe ser pragmática, enfocada en los asuntos que importan para el país.

El dogma libertario y el dogma izquierdista, sin sabiduría política, solo pueden conducirnos al mismo abismo.

En simultáneo como estos roces presidenciales, Venezuela planteaba un conflicto real, muy grave, en el que la Argentina debió poner toda su atención. La dictadura de Nicolás Maduro, empeñada en que la elección presidencial de este año sea otro simulacro, proscribió y ordenó encarcelar a opositores que podrían derrotarlo. En la embajada argentina se refugiaron seis de ellos, a los que nuestro país ofreció asilo político, pero Maduro les negó la salida del país y dejó sin energía eléctrica a la sede diplomática. Entre tanto, Lula – a quien Milei ha descalificado sistemáticamente – y Petro, esta misma semana, advertían a Maduro exigiéndole que garantice las elecciones libres y transparentes. Una ruptura significativa en el bloque populista.

Milei, sin embargo, volvió a dejarse llevar por sus impulsos y provocó un escándalo sin beneficio de inventario, y sin tomar en cuenta que el problema urgente para la Argentina no lo planteaban Petro ni López Obrador, sino el atropello de Maduro a la Embajada en Caracas.

 

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