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A cincuenta años de un crimen que conmovió a la política salteña

El exjefe de policía Rubén Fortuny fue asesinado frente a la plaza 9 de Julio.
Domingo, 26 de noviembre de 2023 02:55

Mañana 27 de noviembre harán cincuenta años de que el microcentro de nuestra ciudad fue escenario de un crimen que conmovió a la población. El trágico suceso ocurrió minutos después de las diez de la noche en la vereda de Zuviría 10, corredor donde el hotel Victoria Plaza instalaba e instala mesas para tertulia de los parroquianos. En esos momentos, Emilio Pavicevich compartía una de ellas con sus amigos de la política. Fue en esas circunstancias que el exjefe de policía Rubén Fortuny acertó pasar por el lugar tras haber dejado a una de sus hijas en la sala del teatro Victoria, donde debía participar de un festival artístico. Fue entonces que entre Fortuny y Pavicevich se suscitó un incidente -según testigos presenciales- cuando el exjefe de Policía increpó rudamente a Pavicevich acerca de una cuestión de carácter político que habría sido la causa de su alejamiento de la Policía. De a poco el altercado subió de tono hasta tornarse violento, viéndose entonces que Pavicevich extraía un arma con la que intentó amedrentar a Fortuny. Pero éste –y siempre según los testigos-, lejos de amilanarse, se le abalanzó diciéndole ¡Tirá! y Pavicevich le descerrajó un tiro a la altura del corazón. Ante ello, el exjefe de Policía trató instintivamente de cubrirse con una silla y luego, al intentar correr hacia el interior del hotel, cayó de bruces sobre los escalones mortalmente herido. Los presentes intentaron auxiliar y luego de unos minutos la víctima fue trasladada por su amigo Ernesto Cacciabue -también habitué de aquellas tertulias- a la Clínica Cruz Azul donde llegó sin vida, según el médico de guardia. Por su parte Pavicevich, en medio de la confusión, abandonó el lugar en compañía de varios de sus contertulios por calle Caseros hacia el este, consiguiendo luego desaparecer.

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Mañana 27 de noviembre harán cincuenta años de que el microcentro de nuestra ciudad fue escenario de un crimen que conmovió a la población. El trágico suceso ocurrió minutos después de las diez de la noche en la vereda de Zuviría 10, corredor donde el hotel Victoria Plaza instalaba e instala mesas para tertulia de los parroquianos. En esos momentos, Emilio Pavicevich compartía una de ellas con sus amigos de la política. Fue en esas circunstancias que el exjefe de policía Rubén Fortuny acertó pasar por el lugar tras haber dejado a una de sus hijas en la sala del teatro Victoria, donde debía participar de un festival artístico. Fue entonces que entre Fortuny y Pavicevich se suscitó un incidente -según testigos presenciales- cuando el exjefe de Policía increpó rudamente a Pavicevich acerca de una cuestión de carácter político que habría sido la causa de su alejamiento de la Policía. De a poco el altercado subió de tono hasta tornarse violento, viéndose entonces que Pavicevich extraía un arma con la que intentó amedrentar a Fortuny. Pero éste –y siempre según los testigos-, lejos de amilanarse, se le abalanzó diciéndole ¡Tirá! y Pavicevich le descerrajó un tiro a la altura del corazón. Ante ello, el exjefe de Policía trató instintivamente de cubrirse con una silla y luego, al intentar correr hacia el interior del hotel, cayó de bruces sobre los escalones mortalmente herido. Los presentes intentaron auxiliar y luego de unos minutos la víctima fue trasladada por su amigo Ernesto Cacciabue -también habitué de aquellas tertulias- a la Clínica Cruz Azul donde llegó sin vida, según el médico de guardia. Por su parte Pavicevich, en medio de la confusión, abandonó el lugar en compañía de varios de sus contertulios por calle Caseros hacia el este, consiguiendo luego desaparecer.

En la clínica

La noticia del trágico suceso corrió como un reguero de pólvora. Un grupo de diputados peronistas que a esa hora participábamos de una reunión, fuimos enterados del lamentable hecho por boca de Eduardo Figueroa, quien al momento del altercado se encontraba cumpliendo sus tareas periodísticas en la redacción de El Tribuno, de Zuviría 20. Según contó, Fortuny había sido trasladado en grave estado a la clínica, razón por la cual nos trasladamos con el diputado Aldo Guerra hasta allí en la creencia de que se necesitarían dadores de sangre. En el primer piso del edificio un médico nos dijo crudamente: "Ya no se puede hacer nada, Cacho Fortuny falleció". Instantes después ingresaban al lugar el juez de Instrucción Mario Salvadores, el médico legal de la Policía, otras autoridades, familiares y amigos. Entre ellos, el gobernador Miguel Ragone, que estaba sumamente acongojado. No era para menos, era su segundo compañero y amigo de años, que en pocos meses la política le había quitado. El primero había sido el doctor Néstor Salomón, quien luego de una reunión en la casa del reciente gobernador electo, sufrió un ACV que a poco lo llevó a la muerte.

La víctima

Rubén Fortuny siempre militó en la Lista Verde, sector que en los albores de la década de 1960 habían fundado figuras históricas del peronismo salteño. Entre otros, Ernesto F. Bavio (ex senador nacional que en 1946 había tomado juramento al presidente Perón), José Armando Caro, Emilio Espelta, Miguel Ragone, Ricardo Munir Falú, Juan Carlos Cornejo Linares, Juan Emilio Marocco, Mario Villada, Aldo Guerra, Néstor Salomón, Francisco Alvarez Leguizamón, Olivio Ríos, Carlos Caro, Abraham Rallé, José Oliver, José Luis Borelli, Gustavo Marrupe, Alfredo Jorge, Olivio Ríos, Armando Jaime, Rubén Clemente y un largo listado imposible de incluir en esta columna.

 Rubén Fortuny

En su juventud, Rubén "Cacho" Fortuny había practicado varios deportes, entre ellos rugby y andinismo en el Club Andino del Norte, junto a Milenco Juan Jurcich y Yosko Cvitanic. En la actividad privada ocupó la gerencia en Salta de los Establecimientos Fabriles Guereño SA. Y en cuanto a su pertenencia política, había abrazado la causa del peronismo en 1945 cuando solo contaba con 19 años de edad. Luego de 1955 fue víctima de persecuciones y encarcelamientos tal como Carlos Chávez Díaz y Jesús Pérez lo señalaron al momento de despedir sus restos en el atrio del cementerio de la Santa Cruz.

Rubén Fortuny falleció a los 47 años y dejó una familia conformada por su esposa Carmen Quesada y tres hijos, Lidia Estela, Marcela Alejandra y Rubén. A una semana de su muerte, la Cámara de Diputados de Salta, dio media sanción por unanimidad a un proyecto de ley que otorgaba a su viuda una pensión vitalicia.

El victimario

Emilio Pavicevich, era un hombre de algo más de 60 años de edad al momento del suceso que hoy recordamos. Era expolicía jubilado (no retirado) que en 1955 había sido separado de su puesto por razones políticas. Luego de 1958, cuando el gobierno de la UCRI reincorporó a muchos de los cesanteados por la "Libertadora", Pavicevich se acogió a este beneficio pero a poco se acogió a los beneficios jubilatorios. En los albores de 1962, formaba parte de la Lista Azul y Blanca que lideraba el exdiputado peronista Tomás Ryan junto a Dante Lovaglio, Salvador Michel Ortiz, Hugo y Lucio Heredia, Horacio Bravo Herrera, Pío Díaz y Julia Cruz de Vakulsky entre otros. En los comicios del 7 de julio de 1963, Emilio Pavicevich fue electo diputado provincial por el Partido Laborista Nacional, sigla que entonces cobijaba al proscripto peronismo. Su mandato culminó con el golpe de estado que en 1966 derrocó al presidente Arturo Humberto Illia.

En 1972, y ya fallecido Tomás Ryan, Pavicevich se sumó a la Lista Celeste y Blanca liderada por el abogado Horacio Felix Bravo Herrera quien, al igual que Miguel Ragone, aspiraba ser candidato a gobernador de Salta por el Partido Justicialista. Como se sabe, esa compulsa se definió a favor de Miguel Ragone, cuando a fines de 1972 las huestes de Bravo Herrera abandonaron el congreso partidario para desde entonces quedar al margen de las decisiones partidarias y gubernamentales.

Muerte de Rucci

Fue el asesinato del sindicalista José Rucci a manos de Montoneros lo que permitió recobrar protagonismo político al sector del peronismo liderado por Horacio Bravo Herrera, automarginado nueves meses antes. También ayudó a ello cierta complacencia por parte del gobierno de Ragone para con los grupos clasistas y montoneros, al tolerar sucesivas ocupaciones de la CGT, del Partido Justicialista, de una emisora radial y la usurpación de casas de barrios construidos por el Banco Hipotecario.

El momento crucial del sordo enfrentamiento entre el gobierno y el sector Celeste y Blanco fue cuando este último, junto a un grupo de sindicalistas, tomaron la Casa de Gobierno al día siguiente del asesinato de Rucci. Adujeron que la provincia no había adherido al duelo resuelto por el Gobierno nacional, afirmando que la causa era atribuible a la "infiltración marxista". Y así fue que ese día no solo exigieron la renuncia del gobernador Ragone, sino que además solicitaron que el jefe de la Guarnición Militar, Cnel. Vivanco se hiciese cargo del Gobierno.

Luego de este episodio, calificado por el juez actuante como sedición, los implicados elevaron ante el ministro del Interior, Benito Llambí, un documento denunciando la actitud pasiva asumida por el gobierno provincial ante el asesinato de Rucci y reiterando la acusación de marxistas a ciertos miembros del gabinete. Entre otros, el ministro de gobierno Pfister Frías; el intendente capitalino,Gerardo Bavio; el jefe de policía Rubén Fortuny y el jefe de Instituto Penales, Eduardo Porcel. La denuncia fue firmada por la mayoría de los ocupantes de la Casa de Gobierno y entre ellos, Emilio Pavicevich. Una copia del documento le fue entregada a Miguel Ragone por el ministro Llambí, luego que concurriera junto a un grupo de legisladores a la asunción del general Perón, entre ellos el suscripto. Los términos de la denuncia llegaron a conocimiento de los acusados cuando en reunión de gabinete, Ragone contó que el Ministerio del Interior le había pedido el apartamiento de los denunciados. Ante ello, espontáneamente todos ofrecieron sus respectivas renuncias causando esto el primer recambio en el gobierno de Ragone.

Lamentablemente y dado su temperamento, el único que reaccionó ante las acusaciones de los sediciosos fue el exjefe de policía Rubén Fortuny, con la trágica consecuencia que hoy tristemente recordamos.

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