Pasajeros que utilizan diferentes líneas de ómnibus entre las localidades de General Mosconi, Tartagal, Aguaray y Salvador Mazza están expuestos a cualquier tipo de accidentes, no solo por las condiciones en que las unidades salen a la ruta nacional 34 a realizar el servicio, sino por las exigencias que los dueños de las empresas le imponen a los choferes.
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Pasajeros que utilizan diferentes líneas de ómnibus entre las localidades de General Mosconi, Tartagal, Aguaray y Salvador Mazza están expuestos a cualquier tipo de accidentes, no solo por las condiciones en que las unidades salen a la ruta nacional 34 a realizar el servicio, sino por las exigencias que los dueños de las empresas le imponen a los choferes.
Los ómnibus circulan, como se ve en la fotografía, repletos de pasajeros, muchos de ellos parados y sujetos a los porta equipajes, por una ruta nacional y aunque el número de usuarios supera ampliamente los asientos disponibles, los choferes optan por llenar las unidades con gente en el pasillo.
Pero no solo eso, sino que los choferes de las unidades que trasladan gente entre las diferentes localidades y parajes intermedios, están permanentemente hablando por teléfono, tal como lo hizo público el periodista local Armando Álvarez quien es usuario de esos recorridos prácticamente durante toda la semana ya que se traslada casi diariamente desde Salvador Mazza hasta Tartagal.
Álvarez refirió que "la semana pasada venía en el ómnibus que sale de Salvador Mazza a las 6 de la mañana en el que vienen chicos a las escuelas y pacientes hacia Tartagal entre tantos pasajeros. El calor era impresionante y el chofer seguía haciendo subir gente. Cuando salimos de Salvador Mazza observé que a cada rato atendía el teléfono y por la ruta 34 mientras estaba circulando seguía hablando. Me acerqué y le dije que deje de hablar por teléfono porque es peligroso que conduzca así con la unidad repleta de gente y aunque fuera un solo pasajero, no correspondía. El chofer me respondió que él lo sabe pero que de la empresa lo controlan así, por teléfono y a cada rato".
El periodista de Tartagal relató: " El chofer de la unidad de la empresa Urkupiña en la que venía desde Salvador Mazza a Tartagal me dijo que tiene que pasarle foto de una planilla - siempre mientras conduce- pasar la cantidad de pasajes que vendió y otros datos. En un momento yo mismo escuché cuando lo llamaban y él respondía "voy hasta la jeta, no entra ni un alfiler" de manera que le creo en cuanto a lo que me relataba de las exigencias de la empresa".
Bajo presión
Álvarez recordó que "le pregunté porque hacía subir a tanta gente con el riesgo que significa para todos si surge cualquier imprevisto para que desciendan rápidamente y me explicó que son exigencias de la empresa. Que si dejan lugares vacíos se arriesgan a quedarse sin trabajo; pero lo que más me llamó la atención es que no había un solo control sobre la ruta nacional 34 en esos casi 60 kilómetros de distancia, de ningún organismo".
Incidentes serios se producen en este servicio como el incendio de las unidades y si bien nunca se han cobrado la vida de ningún pasajero, sería oportuno que los organismos de control tomen en cuenta en las condiciones que la gente viaja.