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El abuso sexual, a un clic de los niños

Jueves, 16 de noviembre de 2023 01:51

El 13 de noviembre se cumplieron diez años de la aprobación en el Congreso de la Ley 26.904, que consideró al grooming -o abuso sexual digital contra niñas, niños y adolescentes- como un delito penal, incorporándolo con el artículo 131 en el Código Penal.

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El 13 de noviembre se cumplieron diez años de la aprobación en el Congreso de la Ley 26.904, que consideró al grooming -o abuso sexual digital contra niñas, niños y adolescentes- como un delito penal, incorporándolo con el artículo 131 en el Código Penal.

La sanción de la ley hizo que esta fecha fuese elegida para conmemorar cada año el Día Nacional de Lucha contra el Grooming, con el objetivo de visibilizar este delito de abuso sexual que comete un adulto contra un niño o niña a través de tecnologías o plataformas como un celular o una red social.

Es notoria la ausencia de un debate público, y también privado, tanto en la Argentina como en Salta, sobre esta modalidad de abuso contra chicas y chicos. A qué edades están preparados para tener un celular, cómo regulamos su uso, cómo utilizan las redes sociales, o a qué riesgos se exponen en el mundo digital, son algunos de los numerosos interrogantes que hoy no son planteados como tampoco respondidos hacia el interior de muchas familias, de la escuela, de los gobiernos y de las grandes empresas tecnológicas.

La expansión de dispositivos portátiles que se transformaron casi en una prolongación de nuestro cuerpo, los puso al alcance de nuestros hijos cada vez a edades más tempranas. En ese acto se mezclan decisiones poco meditadas de padres de entregar un celular a sus hijos, la ignorancia sobre los riesgos y violencias online, y la normalización de su uso como un objeto inofensivo, sin efectos negativos.

Un sondeo reciente de Conectados Argentina realizado en Salta revela que el 48% de niños acceden a un celular antes de los 5 años, y un 34% lo hace entre los 6 y 10 años. Consultados sobre el grooming, 1 de cada 3 adultos dice no saber qué es.

Un 36% afirma que sus hijos o estudiantes vivieron una experiencia negativa en internet, incluyendo entre las dos primeras, los mensajes de odio y el grooming. En tanto, un estudio de Unicef indica que ante hechos negativos en las redes, 5 de cada 10 adolescentes (56%) buscó ayuda en un par antes que en su adulto de referencia. Solo 3 de cada 10 acudió a alguno de sus padres.

Hay más de una generación de adultos protectores (familia, escuela) que conocen poco o nada sobre los hábitos digitales de sus hijos, que ejercen un control desde el castigo y no desde el acompañamiento u orientación, y que no advierten las violencias online. Esto nos lo dicen los mismos adolescentes con los que generamos foros participativos que rompen la lógica adultocentrista que suele desoírlos en esta como en muchas otras problemáticas.

Contra la noción de una sociedad biopolítica en la que los niños son educados para convertirse en meros consumidores, estos espacios operan como dispositivos para escuchar sus puntos de vista como ciudadanos, promover la reflexión en torno a sus relacionamientos con las pantallas, y lograr que por sí mismos se formen una idea e incorporen buenos hábitos digitales, mayor conciencia de la privacidad, y estrategias de autocuidados y de buena ciudadanía digital.

El balance de esta década de lucha contra el grooming no resulta positivo, porque las políticas y acciones resultan de bajo impacto o son insuficientes, no llegan a tiempo, o en el peor de los casos, no llegan. Para evitar un delito que devasta la psiquis de una niña -son la enorme mayoría de las víctimas- no se necesitan buenas intenciones sino involucramiento de los padres y políticas concretas que aborden la problemática de modo transversal, desde sectores entendidos en educación, salud mental, infancias, tecnologías, género, seguridad, justicia y legislación.

Junto al grooming conviven otras violencias asociadas, como la difusión no consentida de imágenes íntimas, y la difusión de material de abuso sexual contra niñas y niños (la mal llamada pornografía infantil). De hecho, el principal objetivo de los pederastas digitales es obtener imágenes para su gratificación sexual, compartir en grupos de pedófilos o comercializar. Y hasta puede ser la antesala de un abuso sexual.

Cuando existe un problema con las infancias tenemos que buscar la raíz de ese problema en el mundo adulto que no ha podido atender sus demandas o derechos. Urgen políticas y medidas desde los tres poderes para afrontar un delito que devora la salud de las infancias. Este día nacional de lucha contra el grooming es una clara interpelación de más de 13 millones de niñas, niños y adolescentes a quienes deben garantizar sus derechos a una vida libre de violencias.

 

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