Por Alfonsina Paz
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Por Alfonsina Paz
Hoy se conmemora en nuestro país el Día de la Madre. Como todos los años, el comercio ofrece ofertas y financiaciones para la compra de carteras, ropa y cosméticos. Se venden flores y se envían frases enalteciendo a las mamás y valorizando su rol.
Seguramente muchas empresas y organismos públicos emitirán comunicaciones agradeciendo a las madres en su día y regalando algunos presentes.
Pero, pensemos, si pudiéramos pedir un regalo ¿qué pediríamos las que somos mamás, en particular las que, además, trabajamos para el mercado? ¿Cuál sería el mejor regalo?
Si me preguntan a mí, por ejemplo, diría que el mejor regalo sería la protección de la paternidad en el trabajo remunerado.
En nuestro país, y después de arduas luchas, las madres cuentan con una serie de protecciones legales. Convenios internacionales y leyes laborales establecen las responsabilidades del empleador respecto a la protección de la maternidad.
Además, cada sindicato o gremio puede, a través de convenios colectivos de trabajo o paritarias, ampliar el contenido de la ley.
Las madres tenemos acceso a licencias que nos permiten cuidar a nuestros bebés recién nacidos. Además, existen leyes que prohíben la discriminación de género y garantizan la igualdad salarial.
A pesar de estos avances, la protección actual a menudo refuerza estereotipos de género y perpetúa la desigualdad en el ámbito laboral.
La protección legal a las madres, aunque necesaria, puede llevar a desigualdades de género.
Las mujeres a menudo nos enfrentamos a obstáculos para avanzar en nuestras carreras debido a las responsabilidades de cuidado de niñas y niños.
Esto no solo nos perjudica, sino que también perpetúa la idea de que la maternidad es una carga exclusiva de las mujeres. Es fundamental reconocer que las madres no deben ser las únicas responsables del cuidado de los hijos.
Los padres también desempeñan un papel esencial en la crianza y el bienestar de la familia. Sin embargo, la legislación actual no siempre refleja esta realidad cultural y social.
Para lograr una igualdad de oportunidades genuina, es esencial repensar nuestra legislación. La maternidad no debe ser vista solo como una cuestión biológica, sino también como una realidad cultural que involucra a la paternidad.
Actualizar nuestras leyes para ofrecer una protección integral tanto a la maternidad como a la paternidad es un paso crucial hacia la igualdad de género.
Por eso, creo que es importante que nuestros legisladores y legisladoras comiencen a contemplar no solo leyes que protejan a la maternidad, sino leyes que propendan a igualar oportunidades de madres y de padres. Al redefinir nuestra legislación (para reflejar la realidad de la maternidad y la paternidad en la sociedad actual) podríamos avanzar hacia un futuro en el que las mujeres y los varones tengan las mismas oportunidades en el trabajo y en la vida.
Este Día de la Madre, recordemos que el mejor regalo para las madres no es solo una protección legal, sino una igualdad de oportunidades que abarque tanto a las madres como a los padres.
La maternidad y la paternidad son responsabilidades compartidas, y es hora de que nuestra legislación lo refleje. Al hacerlo, estaremos dando un paso importante hacia una sociedad más igualitaria y justa, donde todos los padres y madres puedan disfrutar de sus roles familiares y profesionales sin discriminación ni obstáculos.
íFeliz Día de la Madre a todas las mamás, y que este regalo se haga realidad pronto!