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Hipocresía ambiental: los deudores quieren que paguen los acreedores

Lunes, 01 de agosto de 2022 01:43

Este año el Día de la Deuda Ecológica Global (Earth Overshoot Day) cayó el día el 28 de julio, lo que implica que el 29 de julio todos los habitantes de la Tierra pasamos a vivir en "hipoteca ambiental".

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Este año el Día de la Deuda Ecológica Global (Earth Overshoot Day) cayó el día el 28 de julio, lo que implica que el 29 de julio todos los habitantes de la Tierra pasamos a vivir en "hipoteca ambiental".

El Día de la Deuda Ecológica Global marca la fecha estimada en la cual la demanda anual de la humanidad por recursos y servicios ecológicos excede lo que la Tierra puede regenerar durante ese mismo año.

Eso implica, por lo tanto, que toda demanda posterior existente entre hoy y el último día del año se sustentaría en base a un déficit ambiental.

Actualmente la humanidad utiliza un 75% más de lo que los ecosistemas del planeta pueden regenerar, indica Global Footprint Network, una organización internacional que se encarga de calcular Día de la Deuda Ecológica Global. Para decirlo de otra manera: estamos usando los recursos de 1,75 Tierras.

El Día de la Deuda Ecológica a nivel global comenzó a incrementarse a inicios de la década del 70 para luego seguir creciendo hasta retroceder recién con la recesión mundial de comienzos de los 80. Posteriormente siguió aumentando de manera ininterrumpida para ralentizarse durante la crisis financiera global de 2008/09. En la última década el indicador siguió subiendo, para caer durante la pandemia de 2020 y luego recuperarse en los últimos dos años.

Sin embargo, si bien en promedio estamos con una "hipoteca ambiental" general, la realidad es que algunos países están en un default bochornoso, mientras que otros siguen teniendo un amplio superávit.

La mayor parte de las naciones sudamericanas, Australia y Nueva Zelanda son regiones, según Global Footprint Network, que cuentan con superávit ecológico, al tiempo que EEUU, Europa, Medio Oriente, el norte de África, India y China registran elevados déficits, lo que implica que la población que reside en esas áreas excede la biocapacidad presente en las mismas y necesita compensar el desbalance por medio del comercio, liquidación de activos naturales o emisiones excesivas de dióxido de carbono.

La cuestión es que el uso del carbón en Europa, luego de que Rusia les "cortara" las entregas de gas natural a modo de represalia por las sanciones económicas implementadas por la UE-27, se incrementará en lo sucesivo y con él también lo hará la "hipoteca" ambiental en esa zona del mundo.

La lógica indica que si existe una deuda ambiental la misma debería ser cancelada por los deudores y por no lo acreedores. Sin embargo, en función de los criterios establecidos por Naciones Unidas a través del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, tales diferencias no se tienen en cuenta y las exigencias de mitigación se aplican de manera proporcional a todos los países, sin considerar el estado de situación relativo ni las condiciones sociales y económicas presentes en las distintas naciones.

Los poderosos no quieren perder las ventajas de tener energía barata (y contaminante), pero tampoco pueden quedarse de brazos cruzados, porque, después de todo, son gente preocupada por el ambiente y el futuro de la humanidad. Así que destinan enormes recursos para financiar campañas de comunicación orientadas a mostrar a las naciones sudamericanas como culpables de delitos ambientales que ni siquiera tienen los medios para cometer.

La gestión de la huella de carbono como herramienta para producir lo mismo con menos o más con lo mismo es, por supuesto, deseable en cualquier disciplina cuando se emplea como incentivo, pero cuando se quiere imponer como castigo, está claro que se trata de "bullying ambiental" contra quienes no están en condiciones de defenderse.

Además resulta insólito que se hable casi exclusivamente de intentar solucionar el problema a través de las consecuencias generadas por el mismo y no por las causas, que pueden rastrearse, precisamente, a comienzos de la década del 70 con el colapso del sistema monetario vigente, para dar paso a una nueva época de emisión descontrolada de monedas fiat que promovió la especulación financiera salvaje, la corrupción endémica y el consumismo bulímico.

Por eso el Día de la Deuda Ecológica Global, además de servir como conmemoración de una hipoteca inocultable, también debería ser considerado como el Día de la Hipocresía Ambiental, dado que todos gritan que es necesario hacer algo, pero nadie quiere meterse con los grandotes y terminan jodiendo de manera culposa a los más débiles.

 

 

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