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Hotel Termas: listos para vivir un cálido invierno

Caminatas, cabalgatas, mountain bike, cancha de tenis, de bochas, beach voley,     golf de 9 hoyos, juegos infantiles para     diversión de los más pequeños y dos piscinas 
Jueves, 01 de junio de 2017 16:40

Por Esteban Chavarría

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Por Esteban Chavarría


No bien franqueamos la puerta principal del histórico edificio, un mural de Miro Barraza nos da la bienvenida en nuestro paso a la recepción.
Es ahí donde comprobamos que la amabilidad será un gesto que se mantendrá en toda nuestra estadía. La cordialidad es una característica indeleble del personal del Hotel Termas.
El hotel, considerado el primer establecimiento dedicado al termalismo en el país, está enclavado en la Sierra de la Candelaria, una estribación exhuberante de la selva pedemontana de las Yungas.
Las galerías vidriadas de la fachada del edificio se muestran en todo su esplendor y cobijan el descanso y los sueños de los pasajeros en todas las estaciones del año. El complejo se comunica a través de galerías internas con los preciados baños.
Caminatas, cabalgatas, mountain bike, cancha de tenis, de bochas, beach voley, golf de 9 hoyos, juegos infantiles para diversión de los más pequeños y dos piscinas con cuatro variedades de aguas termales son las opciones que ofrece.

Debido a las distintas características, las aguas termales son el mejor atractivo para el turismo-salud. Para aprovechar sus virtudes, el complejo cuenta con dos piletas al aire libre y protegidas de las inclemencias del tiempo. Fueron construidas con lava volcánica, un material refractario que impide el recalentamiento de la superficie para que los bañistas puedan gozarlas en toda su superficie.
Una de las piletas es de uso exclusivo para quienes se hospedan en el lugar, mientras que la otra está destinada al uso del público que concurre durante el día.


Imagínese enfundado en una suave salida de baño, caminando por las galerías como un cónsul romano en una pileta con agua reconstituyente en un lugar privilegiado rodeado de paisajes naturales, donde el verde, la montaña, los arroyos de aguas cristalinas y el canto de los pájaros lo acompañan. Todo esto conforma el marco ideal para lograr reposo y tranquilidad en un lugar donde sociabilizar con otros visitantes es todo un placer.
Aguas sulfurosas y ferruginosas; barros radioactivos; vapores ferruginosos y sulforosos; hidromasajes; baños termales graduados en temperaturas que van desde los 26º C a los 99º C. Termas Rosario de la Frontera constituye un espacio de combinación entre salud, descanso, paisaje y esparcimiento, ideal para aquellos que sufren de estrés o problemas nerviosos. Estas sugerencias se extiende para casos de reumatismo, afecciones articulares y musculares, ciática, neuralgia, anemias, hipertensión, arteriosclerosis, enfermedades de la piel, afecciones del aparato respiratorio, entre otras problemáticas digestivas que se pueden tratar con aguas particulares.
Otras opciones

Visitas al Parque Nacional El Rey, visitas históricas, visita a la embotelladora Palau, a la Gruta de la Virgen de la Montaña, a las vertientes de Aguas Chicas, y al mirador de la Cruz son otras de las actividades que se pueden programar para una estadía que acompañe al reposo. 
Este lugar posee una termalidad que sólo es superada por muy pocas aguas termales, considerando todas las conocidas en el mundo.

El Hotel de Termas constituye un atractivo definitivamente imperdible.
 

Un complejo que atesora más de un siglo de historia

Las propiedades de las aguas fueron conocidas por los habitantes de la región antes de la colonización española.
 Hace más de 1.500 años la zona estuvo habitada por hombres de la Cultura Candelaria, luego por los lules y los tonocotés, dos tribus provenientes del Gran Chaco. 
Al llegar los españoles se encontraban los incas.
 En 1692, destruida la ciudad de Nuestra Señora de Talavera de Madrid de Esteco por un terremoto, parte de sus pobladores se establecieron en una estancia de Metán y de allí fueron llevados al Castillo y Fuerte del Rosario bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Este fuerte se construyó en 1699 y fue destruido en 1710, trasladándose sus escasos pobladores a Río del Valle. 
En 1874, doña Melchora Figueroa de Cornejo fundó el actual pueblo, para lo cual donó tierras de su propiedad.

Un visionario

Corría la década del 80 del siglo XVII cuando el visionario Dr. Antonio Palau, nacido en Tragó de Noguera, España, empezó a madurar el proyecto del hotel. Había descubierto los manantiales termales que brotaban del cerro e intuía sus variedades y cualidades terapéuticas. Una precaria edificación de casillas de madera, cerca de las fuentes, fue el primer pabellón de baños termales en sudamérica. Luego siguieron las primeras piletas y el primitivo hotel que se llamó “Martín Garcia”, contando con un total de 800 hectáreas. Como fecha de fundación se estableció el 1 de abril de 1880.
Ya para 1900, las Termas de Rosario de la Frontera eran conocidas por las propiedades curativas de sus aguas, y el flamante complejo recibía multitudes de visitantes de todo el país y de América del Sur, los cuales llegaban hasta estas distancias con el objeto de someterse a diversos tratamientos.
El nuevo siglo halló al hotel de pie y al ferrocarril, cuya estación “Los Baños” fue construida, en 1921 durante la primera presidencia de Irigoyen. 
Han pasado por el hotel, diversos visitantes ilustres como el presidente Domingo Faustino Sarmiento, José Felix Uriburu, Bartolomé Mitre, Nicolás Avellaneda e Hipólito Irigoyen y poetas como Belisario Roldán y Arturo Capdevila.
 

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