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Se agrava el conflicto con los aborígenes en Coronel Cornejo

Sabado, 31 de agosto de 2013 03:53

La tensión aumenta en Coronel Cornejo. En el conflicto, de un lado están los aborígenes que desde tiempos inmemoriales utilizaron la leña muerta para cocinar y calefaccionarse. Del otro están los dueños de los campos que, con papeles en mano, ejercen su derecho a la propiedad privada.

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La tensión aumenta en Coronel Cornejo. En el conflicto, de un lado están los aborígenes que desde tiempos inmemoriales utilizaron la leña muerta para cocinar y calefaccionarse. Del otro están los dueños de los campos que, con papeles en mano, ejercen su derecho a la propiedad privada.

En ese contexto, los aborígenes pasan a las tierras que siempre caminaron, de las cuales no tienen el título de propiedad, y sacan la madera que está tirada en los montes y se las llevan para sus misiones.

Los finqueros ven invadida su propiedad, llaman a la Policía para que les impida el paso o los saque del lugar.

Así es que este conflicto comenzó el martes pasado cuando efectivos de la Policía de la Provincia detuvieron a Abel Pérez y a un menor de 16 años en una finca propiedad de la familia Tomas.

Con el carrito huevero cargado de madera y las hachas al frente de la seccional, sus hermanos de la misión El Mistol se manifestaron y denunciaron una feroz golpiza.

Salieron en la noche del mismo día y todos los que estaban protestando frente a la seccional se dirigieron directamente a la tranquera de la finca La Esperanza, cuyos dueños habrían radicado la denuncia.

Al menos un centenar de aborígenes, con niños y mujeres, se apostaron en el alambrado con gran tensión por cortarlo, para lo cual se dirigió una comisión policial.

Miércoles y jueves continuó la protesta en la finca que da al oeste de la ruta nacional 34, a la altura de la localidad de Coronel Cornejo. Pero ayer se extendió al este, y otros 200 aborígenes comenzaron a protestar frente a la tranquera principal de la finca San José de Pocoy.

El problema lo describe el cacique wichi Ramón Lanuza, que en diálogo con El Tribuno dijo que cada vez están más encerrados. “Nosotros no tenemos ya más lugares a dónde ir a buscar nuestra leña, que es nuestro combustible. Al oeste está La Esperanza, al este la Lutwich y al norte Juan Angel Estella. Con tantas fincas y alambrados estamos condenados a estar recluidos en el pueblo de Cornejo”, dijo el cacique. Del lado de enfrente también denuncian lo mismo, los abogados de las fincas advierten que los empleados de la empresa están virtualmente secuestrados y que hay una evidente falta de reacción jurídica e inacción del Estado.

Arello prometió ir a Embarcación

El presidente del Instituto Provincial de Pueblos Indígenas, Enrique Arello, se comprometió a visitar las comunidades de Embarcación. El titular del organismo descomprimió, con su promesa, el reclamo de viviendas que se originó en el edificio de calle Brown durante jueves. Al menos unos 12 delegados aborígenes de las etnias Wichi y Guaraní clausuraron el acceso al inmueble para pedir la presencia de Arello. Este grupo representaba a unas 430 familias que viven en la periferia del pueblo y que nunca fueron atendidos por Arello. Específicamente, se trata de 200 familias wichi y unas 230 guaraníes repartidas en los pequeños barrio o misiones que se llaman San Juan, Mataderos, Tráfico, La Primavera, Eva Perón, Cristo Abajo y Misión Franciscana. Carmen Sánchez dialogó con El Tribuno y dijo que es una buena oportunidad para Arello.

 

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