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Un paciente afirma que fue violado por un médico en el hospital Perón

Domingo, 16 de junio de 2013 22:41

“Estoy muerto en vida”, así definió Ariel L., un hombre de 38 años casado y padre de dos niños, su actual situación. El hombre denunció hace casi un mes que había sufrido un abuso sexual en el principal hospital público de Tartagal, y acusó a un profesional médico, sin recibir hasta hoy una respuesta de la Justicia.

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“Estoy muerto en vida”, así definió Ariel L., un hombre de 38 años casado y padre de dos niños, su actual situación. El hombre denunció hace casi un mes que había sufrido un abuso sexual en el principal hospital público de Tartagal, y acusó a un profesional médico, sin recibir hasta hoy una respuesta de la Justicia.

Ariel aseguró que sufrió la violación en el baño de uno de los consultorios del hospital Juan Domingo Perón de Tartagal por parte de un médico, que antes de abusar de él le hizo tomar un medicamento que lo dejó al borde del desmayo. “Cuando el medicamento comenzó a hacerme efecto él mismo me llevó hasta el baño y allí me violó. A pesar de que tengo una buena contextura no tenía fuerzas ni para mantenerme en pie, y menos para resistirme al ataque sexual de este hombre”.

Ariel recuerda con indignación y con impotencia que “luego de violarme me cargó en su propio vehículo porque yo me sentía muy dolorido, estaba mareado y me dejó en mi casa; antes de que yo baje del auto me dio otro medicamento más. Volví a tomarlo y cuando me desperté me di cuenta lo que me había sucedido. Volví al hospital y le conté a un médico de apellido Cornejo lo que me había pasado. El se indignó, me hizo un hisopado y firmó el certificado médico donde certifica el acceso carnal del que fui víctima, además de otras lesiones que este pervertido me hizo cuando, con mis últimas fuerzas, trataba de resistirme. Hice la denuncia y la causa pasó al juez Fernando Mariscal Astigueta, que hasta el momento ni siquiera lo llamó a declarar a este depravado, que sigue atendiendo en el hospital Perón como si nada hubiera ocurrido”, relató el joven, quien reside en un barrio del sur de la ciudad.

“Temo sufrir más discriminación de la que ya sufro por haber sido víctima de un delito tan aberrante”, sostuvo.

Un largo tratamiento

Ariel L. era , según recordó, un vigilador privado y tres años atrás luego de ser víctima de un asalto a mano armada violento comenzó a sufrir los síntomas de estrés postraumático. “Mi médica era la doctora Liliana Sosa, una psiquiatra que me atendía en Salta capital en forma privada, pero por razones económicas no pude seguir yendo a la consulta. Tuve problemas con la ART, que finalmente me dejó desprotegido por lo que perdí el trabajo y quedé con esta tremenda enfermedad. La doctora me medicaba y realmente me sentía muy bien”, dijo.

Relató además que desde hace 6 meses es asistido por un profesional del hospital Perón. “Me cambió algunos remedios , me aumentó las dosis y comencé a sentirme muy mal; llegué a tomar el doble de clonazepan pero el médico me decía que la dosis era la adecuada. El día del abuso fui a la consulta justamente con la intención de decirle lo mal que estaba”.

“Cuando él me dejó en mi casa se quedó con mi celular. Dos días después, cuando el otro médico ya me había dado el certificado y yo había hecho la denuncia en la policía vino a mi casa y me dijo "ni se te ocurra hacer una denuncia porque voy a denunciarte yo a vos pero por soborno; no te olvides que yo tuve tu celular y que vos no sos creíble por el tipo de tratamiento que te estoy haciendo', me amenazó”.

Ariel agregó que una vez formalizada la denuncia “lo convocaron al doctor Juan José Andreu, el defensor de incapaces, para que me asista. El doctor se enojó y le dijo al oficial que me tomaba la denuncia que yo no era inimputable, que no estaba loco y que estaba en uso de mis facultades mentales, por lo tanto no necesitaba su asistencia”.

Ariel, con conocimiento sobre su situación, explicó: “Un paciente que toma antidepresivos o ansiolíticos no es un loco, la insanía tiene que ser declarada por un juez, no es declarada por un escribiente de la policía; ser paciente psiquiátrico es algo que puede sucederle a cualquiera; un accidente automovilístico o un asalto como el que fui víctima”, finalizó.

En el hospital no conocen la denuncia

La gerente de atención a las personas, Susana Salinas, manifestó desconocer en diálogo telefónico con El Tribuno que exista una denuncia en contra de un médico del hospital Juan Domingo Perón; la misma fue formalizada en la comisaría 42 de Tartagal.

-Doctora Salinas, ¿tiene conocimiento de la denuncia por una supuesta violación que formalizó una persona mayor en contra de un médico del hospital Perón?

-Desconozco, hace una semana que estoy de licencia por razones familiares.

-La denuncia esta fechada el 19 de mayo pasado...

-No, no tenía conocimiento de una denuncia de ese tipo.

-El denunciante exhibe un certificado extendido por un médico de apellido Cornejo del hospital, que certifica el acceso carnal y otras lesiones.

-¿Y qué puede certificar Cornejo acerca de una violación a un hombre si él es ginecólogo?

-Cuando un médico sospecha que puede estar en presencia de un delito, ¿no corresponde que se denuncie a la Justicia y que se ponga en conocimiento de la gerencia del hospital?

-Por supuesto que sí, y me parece un horror que ustedes tengan copia del certificado de Cornejo.

El acusado sigue atendiendo

El denunciante se mostró ayer indignado porque a pesar de su queja judicial el acusado de tamaño delito sigue atendiendo en su consultorio del hospital público.

“Antes de hacer pública en El Tribuno mi desventura, comprobé que este médico sigue trabajando en el hospital como si nada hubiera sucedido. Mi abogado presentó un escrito en el juzgado de Mariscal Astigueta. Por ese motivo una de las gerentes del hospital lo llamó y le dijo que "el loco ese de (dice su nombre y apellido completos) lo fue a denunciar a (el supuesto médico agresor); qué se cree ese enfermo'. Con esa expresión si alguna vez tenía intención de hablar con la directora, le aseguro que preferí quedarme callado”, manifestó.

Ariel pidió que “la Justicia penal actúe como actuaría si el denunciado fuera yo. Mucha gente me dijo que es difícil que este juez haga algo porque son amigos íntimos con este médico, pero yo confío en la Justicia; es lo único que me queda, aunque a veces me dan ganas de tomarla en mis manos y ejercerla, viendo que todos miran para otro lado y que se cubren entre ellos exponiendo a tantos pacientes a violaciones sistemáticas en ese hospital”, concluyó.
 

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