El mercado inmobiliario es uno de los primeros sectores de la economía que sienten las crisis al igual que el automotriz. Dejar de comprar es el comportamiento más común de la mayoría de los consumidores cuando comienzan las restricciones económicas, y no vender puede que sea el de los oferentes, que tienen que reducir los precios a valores impensados o vender en una moneda que se desvaloriza rápidamente. Lo cierto es que el mercado inmobiliario salteño registra una baja en las ventas de viviendas que supera el 40%.
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El mercado inmobiliario es uno de los primeros sectores de la economía que sienten las crisis al igual que el automotriz. Dejar de comprar es el comportamiento más común de la mayoría de los consumidores cuando comienzan las restricciones económicas, y no vender puede que sea el de los oferentes, que tienen que reducir los precios a valores impensados o vender en una moneda que se desvaloriza rápidamente. Lo cierto es que el mercado inmobiliario salteño registra una baja en las ventas de viviendas que supera el 40%.
“Estimo que la caída ronda el 40%. Por la crisis, el mercado inmobiliario siempre es el más castigado. El comprador no puede comprar porque no hay créditos y el vendedor no confía en el peso. Hoy la relación cuota-ingreso está totalmente desequilibrada”, explicó a El Tribuno, el empresario Carlos Carpio, dueño de la inmobiliaria Carpio Propiedades.
Sostuvo que los vendedores tienen que empezar a olvidarse de las ventas en dólares. “Hoy solamente vende el que necesita el dinero de manera urgente, y no el que quiere realizar inversiones o ahorrar el dinero de la venta”, comentó.
Ante la imposibilidad de vender en dólares, los oferentes buscan el equilibrio más conveniente entre el dólar paralelo y el oficial. Según explicaron los distintos corredores inmobiliarios, las viviendas cuyos precios de ventas se aproximan a los US$200 mil, producto del cepo cambiario, no registran operaciones. Entonces, la persona que ahorró y se compró un inmueble, hoy no quiere vender porque le van a pagar en pesos y la inflación se come la rentabilidad obtenida. Sobre todo porque difícilmente pueda adquirir dólares posteriormente, a menos que acuda al mercado paralelo, pero este aumenta de manera constante. “Los precios venían caros, pero probablemente ahora se comiencen a acomodarse. Es muy pronto para evaluar la caída real”, señaló Eduardo Cabrera, dueño de la inmobiliaria que lleva su nombre.
Los alquileres inflexibles
Aunque sorprenda, pero los precios de los alquileres siguen intactos, lo que refleja una importante inelasticidad. La demanda no disminuyó, y supera ampliamente a la oferta. Relación inversa a la que actualmente ocurre con las ventas de propiedades. En diálogo con El Tribuno, el corredor inmobiliario Felipe Biella, aclaró que “es la inflación la que desequilibra el valor de los alquileres. Salta tiene alquileres caros y un déficit habitacional muy grande. Hoy lo que entra se alquila”. Biella explicó que “ante el incremento de los precios, mucha gente prioriza alquilar en barrios un poco más alejados del micro y macrocentro con el fin ahorrar”.