La interna parece estar al rojo vivo. Tras la “conferencia de prensa” del vicepresidente Amado Boudou en la cual cargó contra la prensa, funcionarios ligados a la Casa Rosada y, en particular, contra la Justicia y el accionar del juez federal Daniel Rafecas. Esta última acusación tuvo sus negativas repercusiones en el seno del kirchnerismo: el ataque contra Rafecas dividió el Gabinete.
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La interna parece estar al rojo vivo. Tras la “conferencia de prensa” del vicepresidente Amado Boudou en la cual cargó contra la prensa, funcionarios ligados a la Casa Rosada y, en particular, contra la Justicia y el accionar del juez federal Daniel Rafecas. Esta última acusación tuvo sus negativas repercusiones en el seno del kirchnerismo: el ataque contra Rafecas dividió el Gabinete.
En medio de las duras acusaciones que pesan contra el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, envuelto en un caso de corrupción, los tiempos para el Gobierno nacional son turbulentos y la consigna aparenta ser una sola: cerrar filas a cualquier precio sea cual fuere el costo político.
No obstante, las grietas en el kirchnerismo y en su relato son innegables. Así lo demostró la actual ministra de Seguridad, Nilda Garré, quién salió a despegarse de los dichos del vicepresidente contra el accionar del juez Rafecas.
Cabe recordar que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, quién fue apuntado por varios funcionarios de la Casa Rosada de ser el responsable de las filtraciones del caso Ciccone ya había manifestado anteriormente que “no ponía las manos en el fuego por nadie”.
Tras el violento ataque de Boudou contra la Justicia, Garré sostuvo que siente “mucho respeto” por el juez federal Daniel Rafecas, con quien le tocó trabajar en causas en las que su desempeño fue “impecable”.
Respecto a las duras acusaciones realizadas por Boudou, en las que acusó al magistrado de “montar una agencia de noticias” y formar parte del “entramado mafioso” en su contra, la ministra de Seguridad manifestó: “Creo que evidentemente el vicepresidente está denunciando algunas cosas que existen que son mediatizadas exageradamente”.
La funcionaria del Gobierno nacional analizó, contundente, que el caso Ciccone, en el que se involucra a Boudou, se “maneja con mucho impulso mediático y esto le quita la necesaria objetividad y seriedad que tienen que tener estas investigaciones”.
Nuevas filtraciones
Resulta corriente hablar de filtraciones hoy en la administración kirchnerista. Las diferencias son tales que todos los funcionarios miran con recelo al que está a su lado.
No hace falta irse muy lejos para ejemplificar este contexto sumamente complejo.
Cabe recordar que muchos apuntaron a la figura de Florencio Randazzo cuando salió a la luz lo del caso Ciccone.
Ahora, tras el allanamiento a una de las propiedades de Amado Boudou, la titular de la cartera de Seguridad nuevamente trajo a colación la teoría de “filtraciones”.
La ministra aseguró que “cuando se llegó al lugar del allanamiento, que había sido hecho con el máximo secreto con relación a Gendarmería Nacional, ya había fotógrafos”.
La funcionaria aseguró: “Hubo una gran privacidad de la noticia para evitar filtraciones, pero hubo filtraciones que se dirigieron previamente hacia ámbitos mediáticos”. Y rápidamente aclaró: “No puedo hacer acusaciones sin saber”.
El silencio de Cristina
Ante esta situación, que no despierta ninguna expectativa en el kirchnerismo, resulta mucho más preocupante aún el silencio de Cristina Fernández ante tamaño caso de corrupción.
Es que si el vicepresidente no tiene implicancia en este caso no se explica el porqué del silencio oficial, ya que el mismo Boudou no habló sobre su vínculo con Vandenbroele ni sobre el supuesto tráfico de influencias.
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