Debido a su gran valor cultural, ancestral y especialmente a nivel ambiental, la vicuña es una especie de suma importancia en toda la región andina y actualmente se encuentra bajo conservación. Desde hace varios años, el proceso de captura y esquila, más conocido como "chaku", que realizan las comunidades de la Puna, se hace de forma controlada, sustentable, sin embargo, desde el Ministerio de Ambiente de la provincia confirmaron que, debido a la pandemia, este año no se realizarán los chakus.
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Debido a su gran valor cultural, ancestral y especialmente a nivel ambiental, la vicuña es una especie de suma importancia en toda la región andina y actualmente se encuentra bajo conservación. Desde hace varios años, el proceso de captura y esquila, más conocido como "chaku", que realizan las comunidades de la Puna, se hace de forma controlada, sustentable, sin embargo, desde el Ministerio de Ambiente de la provincia confirmaron que, debido a la pandemia, este año no se realizarán los chakus.
En los 60 la vicuña estaba en peligro de extinción; hoy con más de 100 mil ejemplares en Jujuy, la especie está en conservación.
La vicuña es un animal silvestre, de la familia de los camélidos que habita gran parte de la Puna jujeña, a más de 3.500 metros de altura.
"La vicuña tiene un gran valor cultural, además, ambientalmente es el mamífero salvaje más grande que hay en la Puna, además es una especie que no produce impacto en el ambiente, no arranca las plantas para comer, no erosiona el suelo, y está adaptada al ecosistema puneño", explicó Luis Biancuchi, biólogo de la Secretaría de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente.
Según los registros, en la década del 60 la vicuña estuvo a punto de extinguirse. Se estima que entonces solo quedaban alrededor de 10 mil vicuñas en todo el rango de la especie; ahora salió de esa categoría ya que solo en Jujuy hay unas 100 mil, sin embargo hay legislaciones que la protegen y que la definieron como especie en conservación.
Plan de conservación
Con el fin de fortalecer la preservación de la vicuña y promover un manejo sustentable, se creó el Plan de Manejo y Conservación de la vicuña que permitió en 2013 realizar el primer chaku (captura y esquila) en la provincia con participación del Estado provincial. "La primera localidad en la que se realizó fue en Yavi. Comenzamos con 8 comunidades y actualmente se trabaja con 13. Con los años además sumamos las capturas: pasamos de 3 a 6 y ya en 2017 fueron 24 capturas, con una buena cantidad de cosecha de fibra", dijo el biólogo.
Teniendo en cuenta la situación epidemiológica actual de la provincia y el avance del coronavirus, Biancuchi confirmó que este año no se realizarán los chakus. "Al ser una actividad comunal, que se realiza en grupo es muy difícil que se pueda realizar en estas circunstancias. Es mucho trabajo y no se puede trabajar con barbijos a 4 mil metros de altura, en plena Puna. Además, gran parte de las personas que trabajan en los chakus son población de riesgo para el coronavirus, es gente mayor o con enfermedad preexistente, de modo que es peligroso", dijo el biólogo.
Cabe mencionar que la captura y esquila de vicuñas se realiza entre los meses de septiembre y diciembre ya que por un lado se espera que pase el invierno y el período de parición de las vicuñas.
Si se esquila antes, los ejemplares se pueden morir por el frío y si se hace después hay riesgo de abortos espontáneos.
Manejo sustentable
La esquila de vicuñas en silvestría es una actividad en crecimiento en la Puna jujeña. Hasta el momento trece comunidades han logrado presentar sus planes de conservación y manejo, y realizar captura y esquila de vicuñas, cuya fibra cotiza entre US$ 350 y US$ 450 el kilo en el mercado internacional. Así, se pasó de aproximadamente 40 kg cosechados en 2014, cuando se realizaron los tres primeros chakus, a casi 555 kg en 2019 y de 3 a 21 chakus por temporada, lo que representa un crecimiento exponencial. Según los registros, se capturaron 10.004 vicuñas y se esquilaron 6.936, lo que representa el 69%. En total se llevan cosechados aproximadamente 1.560 kg de fibra de vicuña. Las comunidades además de esquilar las vicuñas se comprometen activamente en la conservación de la especie en sus territorios que, en suma, se estima que son alrededor de 300 mil hectáreas.