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El cierre de agosto y final de la ofrenda

En cada casa y en cada lugar de trabajo se limpió, además de alimentar a la Madre Tierra para agradecerle.

Miércoles, 30 de agosto de 2017 17:46

Saciada de ofrendas, la Pachamama culmina un mes en que nuestras manos y corazones dieron de sí aquello que se creyó propio para agradecerle. Así se va yendo agosto, cuando la copla y la corpachada brindaron a la Madre Tierra un compartir que se funde con nuestras mejores creencias, y se le ha dado hasta colmar su boca, que es esa la medida de nuestro agradecimiento.

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Saciada de ofrendas, la Pachamama culmina un mes en que nuestras manos y corazones dieron de sí aquello que se creyó propio para agradecerle. Así se va yendo agosto, cuando la copla y la corpachada brindaron a la Madre Tierra un compartir que se funde con nuestras mejores creencias, y se le ha dado hasta colmar su boca, que es esa la medida de nuestro agradecimiento.

Sahumados de coba, satisfechos y alegres, afrontamos lo que es casi, para nosotros, el comienzo de un nuevo año. Desde ahora, del seno del suelo comenzará a brotar la semilla que se ha sembrado, y el multiplico acompañará a los animales que nos dan su lana, su leche y su carne. Hasta los perritos que andan con nosotros tuvieron su San Roque en agosto, en otro de cuyos días también se celebra al patrono del trabajo.

Hoy se limpiará por última vez con el humo de la coba hasta el Martes de la chaya, en plenos Carnavales, porque se dice que en agosto se empieza a despertar ya el diablito de la abundancia, y el drama de nuestra historia patria hace que también coincida con sus días aquel que recuerda el Éxodo, cuando debimos dejarla en el triste marco de la guerra.

Llena de símbolos, que a la postre la verán rociada de los pétalos de la Santa limeña, el tiempo de la Pacha, que es nuestro tiempo y es nuestro lugar, recibió de nosotros ese cusilla, cusilla que es la invocación de una alegría tan esencial para la vida como la misma comida. Por ello, por nosotros y por los otros, nuestras manos le ofrecieron lo mejor de sí hasta colmarla. (Ricardo Dubin)

 

 

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