María Nelly Murillo sacó fuerzas del recuerdo de su madre y de su propio instinto maternal para sobrevivir cinco días en la selva con su bebé tras estrellarse la
avioneta en que viajaban, "un milagro" celebrado ayer en
Colombia.
"Apenas pienso en mi mamá y en mi hijo", dijo la joven de 18 años al voluntario de la Cruz Roja, Acisclo Rentería, que la encontró el miércoles, en el último día de labores previsto tras el accidente ocurrido el sábado en una remota zona del departamento del Chocó, en el noroeste del país.
Rentería y otros tres socorristas hallaron a Murillo dormida junto a su hijo de ocho meses, Yudier Moreno, cerca de un zanjón donde buscaron protegerse en la tupida selva del Alto Baudó. La mujer tenía quemaduras de primero y segundo grado, un pie cortado y un tobillo torcido; el niño apenas mostraba "la ropita escaldada entre las piernas", pero parecía ileso.
"¡Auxilio!, ¡Auxilio!, fue lo primero que nos dijo cuando nos vio", relató Rentería. "Le dije: Mami, quédate quieta, porque ella trataba de levantarse y no podía. Me pedía agua y comida", "el bebé tenía frío, así que lo abrigué con mi camisa. Lloró cuando lo tomé, pero le di suero y se calmó. Se quedó dormido conmigo todo el rato", agregó el socorrista.
La foto del rescatista Rentería con el pequeño en brazos, atado con un arnés a bordo del helicóptero que trasladó a los sobrevivientes a Quibdó, capital del departamento colombiano del Chocó, dio la vuelta al mundo.
María Nelly Murillo sacó fuerzas del recuerdo de su madre y de su propio instinto maternal para sobrevivir cinco días en la selva con su bebé tras estrellarse la
avioneta en que viajaban, "un milagro" celebrado ayer en
Colombia.
"Apenas pienso en mi mamá y en mi hijo", dijo la joven de 18 años al voluntario de la Cruz Roja, Acisclo Rentería, que la encontró el miércoles, en el último día de labores previsto tras el accidente ocurrido el sábado en una remota zona del departamento del Chocó, en el noroeste del país.
Rentería y otros tres socorristas hallaron a Murillo dormida junto a su hijo de ocho meses, Yudier Moreno, cerca de un zanjón donde buscaron protegerse en la tupida selva del Alto Baudó. La mujer tenía quemaduras de primero y segundo grado, un pie cortado y un tobillo torcido; el niño apenas mostraba "la ropita escaldada entre las piernas", pero parecía ileso.
"¡Auxilio!, ¡Auxilio!, fue lo primero que nos dijo cuando nos vio", relató Rentería. "Le dije: Mami, quédate quieta, porque ella trataba de levantarse y no podía. Me pedía agua y comida", "el bebé tenía frío, así que lo abrigué con mi camisa. Lloró cuando lo tomé, pero le di suero y se calmó. Se quedó dormido conmigo todo el rato", agregó el socorrista.
La foto del rescatista Rentería con el pequeño en brazos, atado con un arnés a bordo del helicóptero que trasladó a los sobrevivientes a Quibdó, capital del departamento colombiano del Chocó, dio la vuelta al mundo.