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Lanzó una moneda y la suerte lo eligió como payaso

Adolfo Gustavo Castro está detrás de "Peluquitas", un payaso jujeño que reparte alegrías para los niños.
Miércoles, 24 de enero de 2024 01:01

La figura del payaso siempre estuvo ligada con el arte de la risa, la diversión y lo extravagante. Es el artista que viste de circo sus acciones para llamar la atención de cualquier espectador. ¿La risa? Es la respuesta que busca con insistencia usando elementos para lograr el efecto; vestuario colorido, maquillaje original y pelucas vistosas.

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La figura del payaso siempre estuvo ligada con el arte de la risa, la diversión y lo extravagante. Es el artista que viste de circo sus acciones para llamar la atención de cualquier espectador. ¿La risa? Es la respuesta que busca con insistencia usando elementos para lograr el efecto; vestuario colorido, maquillaje original y pelucas vistosas.

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Es que su misión es la del hacer reír a través de juegos de ingenio o logrando que el asombro invada las miradas en trucos de magia pero siempre dejando salir su imaginación en un show que funcione ideal para personas de toda edad. Uno de los seres que encuentra en esta pasión y anima creando pequeños universos en cada fiesta infantil, es Adolfo Gustavo Castro. Este extrabajador de la Brigada de Investigaciones que cambió su vida anterior, para escuchar en su corazón aquel latido de su instinto que terminó transformando su destino. Todo inició cuando el recuerdo de su infancia, lo trasladó a esos festejos de cumpleaños que eran más bien familiares y en los que se servía chocolate y se jugaba a "la pilladita". "A los diez años, miré a 'Dandylandia' en un cumple, tenía teclados.

UNTO A LOS PEQUEÑOS

Recién estaban naciendo los payasos y sólo tenían cassettes", contó Castro, sorprendido. Tal fue el encanto por lo que vivió, que comenzó a explorar más este espacio nuevo para él. Y con el pasar del tiempo, optó por seguir el camino de la animación y de los juegos, pero sin atuendos coloridos. "Con lo que había ahorrado, compré tres castillos inflables en Córdoba. Y le dije a una payasita que anime con los castillos. Yo me encargaba de hacer los temas con un grabador. En ese momento, el show salía 120 pesos", rememoró. Como el emprendimiento comenzó a cobrar vuelo propio, Castro se interesó por la experiencia con más entusiasmo y adquirió disfraces de otros personajes queridos por los niños. Entonces, el dinosaurio "Barney" y los "Backyardigans" formaron parte de su propuesta como espectáculo infantil, inicialmente.

"Íbamos a los cumpleaños, hasta que la payasita, se embarazó y con mi mujer Patricia, tiramos la moneda para ver quién se vestiría como payaso y me tocó a mí la suerte", recordó, sobre su nacimiento en el oficio. Y es que a veces, la casualidad da lugar a resultados inesperados. Y este fue el caso. De esta manera, "Peluquitas" llegó a su debut repentino. Con un maquillaje aún sin definir, un traje diferente y una peluca muy especial, este nuevo personaje se adueñó de la escena jujeña. Y entonces descubrió el universo de los niños de la manera más feliz. El perfeccionamiento fue marcando sus pasos y, con el tiempo, logró aprender mejor a ser payaso en Humahuaca, La Quiaca, Salta, Bolivia y Perú; porque consideraba que debía honrar esta labor que admiraba en el gran señor de los payasos, personaje que durante su adolescencia aplaudía en la Plaza de los Inmigrantes. "Íbamos a ver a 'Pirulín' los domingos. Cuando lo miraba actuar, sentía que quería ser como él", dijo con la certeza de llevar alegría a cada paso; siguiendo con fidelidad tips fundamentales en su día a día; ya que para ser payaso no hay que tener vergüenza, sino vocalizar con fuerza y pararse con actitud.

"Gracias a 'Pirulín' empezamos los demás payasos. Todos nacimos viéndolo y hoy somos más de cien en toda la provincia", destacó "Peluquitas" que participó en distintos concursos donde solamente existen diez minutos para captar la atención del público y demostrar el talento dentro de un show que tiene que ser lindo, preciso y divertido.

No obstante, la experiencia de Rinconadillas fue la más hermosa y que llenó su alma de alegría. Es que significó regalar diversión sana a niños puneños que ni sabían de la existencia de los payasos. "Fue antes de la pandemia, llevamos como donación; ropa y juguetes con la colaboración de los payasos del Club de Amigos. Hubo chocolate, pintacaritas y castillos inflables. Fue maravilloso ver las caritas de los chicos, aunque lo triste es despedirse", destacó "Peluquitas" movilizado. Los sentimientos y la emoción afloran en el artista que se deja llevar por la energía genuina que nace de los pequeños y que lo revitaliza. "Es una interacción que inicia desde que ingreso al escenario. Me dan ganas de volver a ser niño, es muy bonito", indicó el experto en globología que efectúa su tarea con inmensa responsabilidad para brindar confianza y hacer la mejor presentación. Y es así que su impronta y energía estará presente mañana a las 17, en el festival por el día del payaso jujeño, a propósito de resaltar la labor de los colegas locales en el homenaje a la figura del recordado Miguel Oliva - "Pirulín", cuyo natalicio fue el 21 de enero, en la Plaza de los Inmigrantes.