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Estamos mal, pero¿vamos bien?

Jueves, 28 de marzo de 2024 02:03

El "estamos mal, pero vamos bien" es una creencia, y contra las manifestaciones de fe, cualquier argumento racional termina estrellado contra un muro. A pesar de eso en esta nota mostraré que el panorama, a mi juicio, no es prometedor para la gran masa de la población que hoy ocupa posiciones de desventaja en la sociedad: personas pobres, niñas y niños de sectores sociales postergados y personas mayores ya retiradas de la actividad económica. La situación de la llamada clase media es más incierta, aunque todo parece indicar que habrá también un drenaje con caídas de posiciones en la estructura social. Es probable que todo esto se dé en una economía con déficit fiscal bajo y con inflación igualmente reducida.

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El "estamos mal, pero vamos bien" es una creencia, y contra las manifestaciones de fe, cualquier argumento racional termina estrellado contra un muro. A pesar de eso en esta nota mostraré que el panorama, a mi juicio, no es prometedor para la gran masa de la población que hoy ocupa posiciones de desventaja en la sociedad: personas pobres, niñas y niños de sectores sociales postergados y personas mayores ya retiradas de la actividad económica. La situación de la llamada clase media es más incierta, aunque todo parece indicar que habrá también un drenaje con caídas de posiciones en la estructura social. Es probable que todo esto se dé en una economía con déficit fiscal bajo y con inflación igualmente reducida.

El tema del "estamos mal, pero vamos bien" es importante porque hay una gran cantidad de gente que lo cree, y esto implica que asume los costos actuales porque piensa en un paraíso futuro. ¿De cuántas personas se trata? Los datos de consultoras confiables afirman que un 52% de la población adulta tiene una imagen positiva del Gobierno actual. Si bien esta cifra vino bajando del 59% registrado en diciembre de 2023, la imagen positiva prima en más de la mitad de la población adulta de Argentina.

Por su parte, los datos publicados por la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella muestran que el índice de confianza del Gobierno en marzo cayó respecto del mes anterior, siendo hoy un 16% menor al de la medición de marzo 2016, al comienzo del gobierno de Mauricio Macri. En suma, la curva de confianza está en un nivel alto, pero desciende, permaneciendo aún en los niveles compatibles con lo que los politólogos definen como la "luna de miel" de los gobiernos.

Pero la luna de miel actual es muy particular, pudiendo que le quede bien el adjetivo de "tormentosa". Si bien no contamos con datos suficientes para evaluarla a pleno, es claro que la canasta básica alimentaria aumentó en febrero un 300% con respecto al mismo mes del año pasado y que los ingresos de la gran masa de población no alcanzarán ni en sueños esos niveles.

Cabe esperar entonces un aumento de la pobreza, que era ya escandalosamente alta a fines del 2023 y, lo más preocupante, una mayor polarización social, es decir aumentos desproporcionados de ganancias en los sectores altos de la pirámide de ingresos, a la par de ingentes pérdidas en los sectores menos poderosos y más vulnerables. Dicho de otra forma, los ingresos de los sectores más ricos de la población estarán cada vez más lejos de los ingresos de los más pobres (si es que aún lo tienen), pero, a la vez, se parecerán cada vez más dentro de los propios grupos: los más ricos serán cada vez más parecidos a los más ricos y los más pobres cada vez más a los más pobres.

La pregunta del millón: ¿En qué grupo estoy yo? La gran mayoría piensa que está en el medio de la pirámide. Los que están más alto creen que están más abajo y los que están más abajo creen que están más arriba. Se trata de un sesgo cognitivo; en este caso, el creerse de clase media con independencia de la clase a la cual pertenece por indicadores objetivos. Pero en un esquema como el presente la polarización se impone como condición, entonces en qué lugar estoy (en lugar de en qué lugar creo que estoy) no es trivial, como tampoco lo es la conciencia acerca del grupo al que pertenezco.

Vieja tesis

¿Por qué es necesario el ajuste? Se ha propuesto como fundamento del ajuste una antigua "tesis" llamada "del derrame". Esta sostiene que una acumulación de capital vigorosa (más inversión) genera crecimiento económico y que el crecimiento económico, en el mediano-largo plazo beneficia (derrama ganancias) a la sociedad como un todo. Esto es lo que interpreto como el sentir popular de lo que estamos pasando en la Argentina hoy. La gente hace sacrificios y acepta el ajuste porque cree en el derrame. El tema es que, en economía, el legítimo sentimiento de fe y esperanza no siempre se corresponde con los resultados. No hay en esto fuerzas espirituales y divinas que aseguren que ocurrirá lo que espero que ocurra y que para que eso suceda es necesario mi sacrificio. Justificar despidos y pobreza infantil usando al derrame como un tótem es equivalente a justificar la quema de personas para eliminar espíritus malignos. Esa práctica aplicada a herejes o disidentes religiosos durante la época de la Inquisición.

Pero volvamos al derrame. Hay que tener en cuenta que esta idea parte de suponer la desigualdad económica como una premisa. La desigualdad, es decir, que la riqueza se concentre en pocas manos, en una condición necesaria para que la economía despegue. La tesis del derrame sostiene que es un requisito que la riqueza se concentre para que la economía crezca. La historia nos enseña que esto es una falacia. Las políticas que promueven la polarización económica como una condición para el despegue no conducen al derrame, a pesar de que algunas de ellas puedan provocar crecimiento económico, como sucedió en Chile y Perú, por ejemplo.

También nos muestra la historia que los países económicamente más desarrollados no llegaron donde están por la aplicación de programas de estabilización económica ni de ajustes fiscales despiadados. Simplemente crecieron durante 50 años y más aún, a tasas moderadas (entre 2 y 2,5% por año). Además, fueron capaces de sostener ese crecimiento evitando crisis que los hicieran retroceder, en unos pocos meses, décadas completas de logros económicos.

Por supuesto que no todo es color de rosa. Ese crecimiento económico que lograron los países hoy "adelantados" tuvieron y tienen grandes costos en términos ambientales; costos que estamos pagando todos los que habitamos en el planeta, y los que lo habitarán en el futuro: nuestras hijas e hijos, sus hijas e hijos, nietas y nietos. El crecimiento como se está dando en la actualidad no es sostenible y es imposible también la erradicación de la pobreza si todos queremos parecernos a esos países.

Números de nuevo

Volvamos a nuestro país. ¿Por qué digo que hay mucha gente que cree esto de que "estamos mal, pero vamos bien". Porque hay datos que lo confirman.

La encuesta que realiza Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella mostró que, en enero de 2024, un 60% de las personas creía que la situación económica dentro de tres años iba a ser mejor que la actual. En marzo ese porcentaje se mantuvo. Eso significa que a pesar del empeoramiento de los ingresos reales de la población (del poder adquisitivo), la gente percibe un mayor bienestar futuro.

Pero hay un dato importante que surge de ese relevamiento: no todas las personas de la sociedad piensan igual. Si diferenciamos por grupo social, se ve que en el sector más vulnerable la creencia del futuro mejor disminuye su incidencia. En enero el 56% de esos compatriotas pensaban que el país iba a estar mejor, mientras que en marzo esa cifra bajó al 46%. Son diez puntos de caída en tres meses de gobierno. Esto sugiere que la gente va sintiendo el ajuste y con ello va decayendo la esperanza del derrame. Los que sostienen un futuro promisorio son los que todavía pueden; con mayores limitaciones, pero todavía pueden.

La gran pregunta se refiere a la resistencia de la soga que asegura la cohesión social. ¿Hasta qué punto las privaciones serán exclusivas del sector más vulnerable de la población? ¿Se debilitará el piso que sostiene el nivel de consumo de los sectores medios hasta que estos desciendan y terminen pareciéndose al sector de menor poder económico y sean solo espectadores del festín de los dioses? Bueno, en todo caso, seguiremos creyendo que somos de clase media.

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