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Venezuela en vísperas de la batalla final

Jueves, 22 de febrero de 2024 02:02

Este 2024 marcará un punto de inflexión en la historia de Venezuela. Todo indica que las elecciones presidenciales, cuya fecha de realización está rodeada todavía por la incertidumbre, serán escenario de una encarnizada disputa entre el oficialismo, comandado por el presidente Nicolás Maduro, cuya imagen pública está en franco declive, y la oposición, liderada por María Corina Machado, una figura en ascenso que concita las expectativas de cambio que anidan en la mayoría de la sociedad.

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Este 2024 marcará un punto de inflexión en la historia de Venezuela. Todo indica que las elecciones presidenciales, cuya fecha de realización está rodeada todavía por la incertidumbre, serán escenario de una encarnizada disputa entre el oficialismo, comandado por el presidente Nicolás Maduro, cuya imagen pública está en franco declive, y la oposición, liderada por María Corina Machado, una figura en ascenso que concita las expectativas de cambio que anidan en la mayoría de la sociedad.

En octubre de 2023 las negociaciones entre el régimen de Caracas y los representantes de la oposición nucleados en la Plataforma Unitaria, realizadas en Barbados con la mediación de Noruega y el respaldo de la Casa Blanca, culminaron con un acuerdo acerca de las condiciones de la competencia electoral, cuya rúbrica fue acompañada por el levantamiento parcial de las sanciones económicas estadounidenses contra Venezuela.

No obstante, una interpretación equívoca de las cláusulas del acuerdo de Barbados permitió que el Tribunal Supremo Electoral, controlado por Maduro, negase la posibilidad de inscripción de la candidatura de Machado, con el argumento de que sobre la líder opositora pesaba una inhabilitación legal para el ejercicio de cargos públicos, que en principio había sido por doce meses y expirado en 2016 pero que en junio pasado fue prorrogada por otros quince años.

Esa inhabilitación judicial de Machado volvió a proyectar un cono de sombra sobre el proceso electoral. Las encuestas consignan que la llamada "Dama de Hierro" del "antichavismo", que ganó abrumadoramente con el 93% de los votos las elecciones internas de la coalición multipartidaria de la oposición, tiene una ventaja indescontable sobre Maduro, hasta el punto de que su nombre quitaría cualquier duda sobre el resultado de la contienda.

La personalidad de Machado se diferencia nítidamente de la dirigencia política tradicional venezolana, cuyo profundo desprestigio precedió al encumbramiento de Hugo Chávez en 1998 y se encuentra hoy refugiada mayoritariamente en Miami. Su figura destacó como una combativa diputada opositora, a la que propio Chávez calificó como" la burguesita de la fina estampa". Es hija de un empresario siderúrgico, Enrique Machado Zuloaga, cuya compañía fue expropiada por el régimen. Junto a su madre, la psicóloga Corina Parisca Pérez, desarrolla una intensa acción social que le otorgó un notorio reconocimiento público. Tiene también un activo protagonismo en numerosas organizaciones no gubernamentales, entre ellas el Capítulo Venezolano del Foro Internacional de la Mujer. Esta prolífica actividad cívica le permitió construir una imagen diametralmente opuesta a la "vieja política".

En 2004, amparándose en una cláusula de la "Constitución Bolivariana" sancionada por Chávez, promovió la convocatoria de un referéndum revocatorio y logró recolectar 2.800.000 firmas, una cifra equivalente a una cuarta parte de padrón electoral. En 2012 fundó el Partido Vente Venezuela, una expresión idiomática que podría traducirse como "Ven, Venezuela" y su beligerancia hizo que en 2014 el Congreso aprobase su destitución como diputada. No cesó empero su militancia opositora. Como está impedida de viajar en avión, recorre el país en automóvil. Sus giras están signadas por frecuentes escándalos públicos, ocasionados por sus incidentes con efectivos policiales.

Machado denuncia a los "vividores del Estado", un concepto que engloba desde la "boli-burguesía" que lucra con los privilegios del "capitalismo de amigos" administrado por Maduro hasta los beneficiarios de las prácticas asistencialistas con que el régimen utiliza para compensar sus fracasos económicos y consolidar su hegemonía política. Como alternativa plantea un "capitalismo popular" dirigido a crear una "Venezuela de propietarios" en una "sociedad de emprendedores".

Gambito de dama

Diosdado Cabello, el "número dos" del régimen, fue categórico en desechar toda posibilidad de que Machado, a quien apoda "María con ira", pueda postular su candidatura. Esa negativa podría echar por tierra los acuerdos de Barbados y deslegitimaría el proceso electoral. Pero en las últimas semanas empezó a barajarse una alternativa bautizada "gambito de dama", una expresión de la jerga ajedrecista que define a la jugada por la que uno de los rivales sacrifica una pieza para conseguir un objetivo mayor. La variante sería que Machado no se presentaría como candidata, pero su partido elegiría en su reemplazo a una figura de su íntima confianza que en caso de ganar la presidencia revisaría la sanción legal para designarla primera ministra de un gobierno de transición.

La principal incógnita que acompaña a esa hipótesis disruptiva es quién asumiría la representación de Machado en las urnas. Significativamente la primera respuesta estuvo a cargo del propio Cabello, que en su programa televisivo "Con el mazo dando" aludió a un supuesto "informante", un eufemismo que algunos analistas políticos atribuyeron a una evaluación del aparato de inteligencia venezolano o hasta al producto de una escucha telefónica, quien le habría susurrado que la "mejor carta" para Machado sería nominar a su jefa de campaña, Magalli Meda, a quien catalogó como "su persona de mayor confianza".

Oscar Schemel, presidente de Hinterlaces, una de las consultoras más importantes de Venezuela, coincidió con el pronóstico de Cabello: "María Corina Machado y su equipo de asesores finalmente aprobaron la estrategia de campaña presidencial 2024, después de largas consultas con la Casa Blanca, aliados del continente, consultoras electorales y algunos representantes de la Plataforma Unitaria. La estrategia "Hasta el final" establece que la candidata "sustituta" será Magalli Meda, quien ha sido jefa de campaña de Machado pero principalmente se ha convertido en su "mano derecha", absolutamente fiel, incondicional y confiable, durante más de veinte años.

Schemel señaló que "dado el carácter autoritario y personalista de María Corina no podía ser otra la designación, debido a su total desconfianza y desprecio por toda la dirigencia opositora". Agregó: "la estrategia 'Hasta el final' establece que la 'candidata inscripta' será Meda, mientras que MCM asumirá la 'candidatura visible' y será la protagonista insustituible de la campaña. Es decir, veremos una candidata en la calle y otra en el Consejo Nacional Electoral". En otros términos, la consigna sería "Meda al gobierno, Corina al poder".

Pero, y también como suele decirse en el ajedrez, "las negras también juegan" y el gambito de dama puede no ser una cuestión de género. En el oficialismo emerge Nicolás Maduro Guerra, hijo del presidente, quien desde el 2020 se desempeña como diputado en la Asamblea Nacional. El vástago presidencial forjó una alianza estratégica con un conglomerado de iglesias evangélicas a las que el gobierno brinda asistencia económica para contrarrestar las voces críticas de la Iglesia Católica.

En una reciente reunión con los representantes evangélicos y algunos sacerdotes católicos enfrentados con la jerarquía eclesiástica, Maduro Guerra abogó "por la paz, la participación y por elecciones libres, sin sanciones, amenazas e injerencias extranjeras" y convocó a una "amplia campaña de inscripción" de jóvenes en el Registro Electoral. Este creciente protagonismo del hijo de Maduro alimentó las especulaciones acerca de que a último momento el mandatario venezolano, cuya imagen pública es fuertemente negativa, podría dar un paso al costado para abrir camino a su "príncipe heredero", vestido con un ropaje más contemporizador.

Si así ocurriera, cuando termine este juego de escondidas en que ambas partes ocultan sus verdaderas cartas, la competencia electoral sería entre la pupila de Machado y el hijo de Maduro pero el enfrentamiento de fondo seguiría siendo protagonizada por sus respectivos jefes políticos como expresiones reales de la disyuntiva entre la continuidad o el cambio que constituye la encrucijada que afronta la sociedad venezolana.

* Vicepresidente del Instituto de Planeamiento Estratégico

 

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