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La tragicomedia de un país en transición

Domingo, 21 de abril de 2024 02:09
Javier Milei - Axel Kicillof.

En un mismo día, el espectáculo de la política argentina ofreció las dos carátulas, la tragedia y la comedia.

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En un mismo día, el espectáculo de la política argentina ofreció las dos carátulas, la tragedia y la comedia.

Ocurrió casi al mismo tiempo en que el exministro Axel Kicillof salía a cuestionar al presidente Javier Milei por el frenazo a los aumentos de las prepagas, con tono burlón y planteando como una estudiantina (de Economía) una cuestión que es el síntoma de un sistema de salud degradado durante dos décadas.

Ese día se supo que los abogados de los fondos Eton Park y Burford pidieron a la Justicia de Nueva York que le entreguen a sus clientes el 51% de las acciones de YPF pertenecientes al Estado, para cancelar la indemnización por US$ 16 mil millones que dispuso la jueza Loretta Preska a favor de las empresas Petersen Energía y Petersen Energía Inversora.

La trama

Se trata de una maniobra con varios capítulos, pero que empieza cuando, a mediados de los '90, la familia Eskenazi queda al frente del banco provincial de Santa Cruz, privatizado por decisión de Néstor Kirchner. Esa financiera fue crucial en el tránsito de fondos públicos durante el gobierno del futuro presidente, quien, ya en la Casa Rosada, exigió a la empresa Repsol, accionista mayoritaria de la petrolera estatal, que cediera a Eskenazi el 25 % de las acciones, sin poner un peso y pagando la deuda con intereses. La operación se hizo en España con el nombre de las empresas (fantasma) Petersen. Esta irregularidad estalló cuando, fallecido Néstor, por algún cortocircuito entre Cristina y Eskenazi, ella decidió la renacionalización compulsiva de las acciones de Repsol y dejó afuera al ex socio de su marido. Burford quedó a cargo de la demanda y, cuando cobre, se quedará con el 70% de la indemnización. El responsable de pagar a Repsol (que recibió el doble de lo que cotizaban sus acciones) y de pilotear una estatización violando el reglamento interno de la empresa fue, justamente, Kicillof.

Un cono de sombras se proyecta sobre ese vínculo de los Eskenazi con el kirchnerismo, donde no se sabe cuáles fueron los acuerdos y cuáles las discrepancias. Lo curioso: ¿Por qué lo hicieron en España, donde el acuerdo quedaba bajo jurisdicción internacional, y no en la Argentina?

Cristina, Kicillof, Julio de Vido, Carlos Zannini y Enrique Eskenazi son los protagonistas de la tragicomedia y podrían explicarlo, aunque no lo harán.

Esta deuda ya fue admitida por Javier Milei en un reportaje reciente, donde dijo: "Tenemos un problema porque no tenemos el dinero. No tenemos US$16.000 millones; esa es la realidad, pero tenemos la voluntad de pagar".

Kicillof y Milei, junto con Juan Grabois, Pablo Moyano, Sergio Massa y Andrés Larroque, entre otros, son los rostros de la renovación generacional en los cuarenta años de democracia.

Más allá de las redes

Todo indica que el presidente Milei, sea cual sea su suerte, pasará a la historia como un caso de estudio. Un emergente, un "outsider", que llega al poder por el atajo que probablemente, solo él percibió. Se hizo conocido como panelista televisivo que lo convirtió en protagonista de discusiones furibundas donde ocupaba el papel de lo "políticamente incorrecto". Se instaló en las redes a través de diversos canales donde, con un discurso económico para "dummies" (inexpertos, en castellano) y una imagen de héroe indignado, portador de una verdad absoluta que transformaría al país en potencia, a largo plazo, haciendo todo lo contrario de lo hicieron todos los presidentes argentinos desde Julio Argentino Roca hasta el presente. Haciendo una excepción, con Carlos Menem. Los demás, todos comunistas. Y se hizo famoso como "Peluca" o "El León".

"Milei invitó a los empresarios a ser héroes, pero también calificó de héroe al que fuga dólares burlando al Estado"

En ese mundo de las redes, transitado por una mayoría de jóvenes, logró capitalizar la saturación que generaron dos décadas de kirchnerismo. Por ese sendero dejó atrás a todos, como si estuvieran hablando desde el pasado.

Pero la realidad es cruda. En la presidencia hace falta más que el apoyo de las redes. El ministro de Economía, Luis Caputo, y el enigmático jefe de Gabinete Nicolás Posse se reunieron en Washington con la subdirectora del FMI, Gita Gopinath y hasta recurrieron a la ayuda del director de la CIA, Williams Burns, para tratar, en vano, una asistencia de US$ 15.000 millones como para fondear reservas.

En el organismo están conformes por la celeridad del ajuste y la desaceleración de la inflación, pero advierten sobre "las asimetrías sociales". La misma alarma planteó Domingo Cavallo, cuando dijo que no hay un plan económico.

Los héroes

El viernes, en el hotel Llao Llao, cuando habló ante los principales empresarios de la Argentina, el presidente desplegó a pleno su personaje escénico.

"Yo no quiero ir por cosas chiquitas, yo me quiero parecer a Irlanda. Quiero ir por un PBI per cápita que es 50% más grande que el de Estados Unidos", dijo y prometió "tasas de expansión muy fuertes" para fin de año.

El auditorio, que no podía hacer preguntas, lo escuchó sin omitir sonrisas, de tanto en tantoAlguno habrá recordado de aquella Argentina con menos pobreza que en Alemania.

Los hombres de negocios no son ingenuos. Saben que la crisis universitaria puede terminar mal para todos, y que la confianza en las redes puede tornarse volátil, porque la inflación se frenó un poco, pero los ingresos quedaron muy por debajo de lo tolerable.

La confianza es condicional y por eso no hay inversiones.

"Kicillof no habla de los US$ 16 mil millones que debe YPF, pero quiere dar cátedras de Salud Pública al Gobierno"

Milei retornó al discurso épico, como en Davos. "Ustedes se tienen que hacer cargo de ser los héroes de esta historia", dijo a los potenciales inversores a quienes prometió: "Les voy a allanar el camino". Si bien falta mucho, anticipó un triunfo arrasador en 2025. "Los vamos a aplastar" dijo.

Pero la retórica lo traicionó: también calificó como héroes a los que fugan dólares en negro. "Héroes que logran escaparse de las garras del Estado".

Los hombres de negocios suelen criticar al Estado y a los gobiernos, pero son realistas. No, anarcos libertarios. Y saben que "de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno".

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