Algo más de un mes ha transcurrido desde que Javier Milei es presidente. Todos recuerdan su campaña, con un nivel de agresividad verbal que imprimía una clara contundencia a sus palabras. Era el Milei que causaba un poco de temor a algunos pero que hizo que muchos argentinos, hastiados de la gobernanza de entonces, comenzaran a seguirlo, muy especialmente los jóvenes que, sin conocer necesariamente de política, la realidad les mostraba su cara más dura.
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Algo más de un mes ha transcurrido desde que Javier Milei es presidente. Todos recuerdan su campaña, con un nivel de agresividad verbal que imprimía una clara contundencia a sus palabras. Era el Milei que causaba un poco de temor a algunos pero que hizo que muchos argentinos, hastiados de la gobernanza de entonces, comenzaran a seguirlo, muy especialmente los jóvenes que, sin conocer necesariamente de política, la realidad les mostraba su cara más dura.
A menos de una semana del dictado del DNU 70/2023, el gobierno de Javier Milei volvió con una arremetida legislativa al enviar un proyecto de ley con propuestas de reformas distribuidas en 664 artículos, fundamentado en la necesidad de "adoptar un conjunto de medidas de emergencia" para "consolidar la estabilidad económica", que permita lograr un cambio de régimen económico y político.
Comparto la mayoría de sus ideas, a excepción de algunas muy pocas entre las cuales se encuentra la derogación de la Ley de Tierras, que habilitaría una creciente extranjerización del territorio nacional incluyendo regiones estratégicas que contienen recursos esenciales, "para promover las inversiones", según lo expresado por el presidente.
Hoy se nota un cierto grado de flexibilidad que es parte de la estrategia para lograr la aprobación de la Ley Ómnibus y el DNU 70/2023, bases sobre las cuales constituye su gobierno.
Así se abre la posibilidad de alcanzar un consenso y acercamiento de posturas que facilitará la aprobación. En días de elevado voltaje político, la serenidad y la coherencia deberían desplazar a los extremismos y moldear la toma de decisiones. Esto sería un significativo triunfo de la racionalidad que últimamente no ha obtenido precisamente una asistencia perfecta en los actos o acciones de los argentinos.