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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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¿Dónde queda la patria grande?

Sabado, 23 de septiembre de 2023 02:18

Una vez más un argentino muere en Bolivia porque le deniegan la atención sanitaria, a pesar de tratarse de un paciente en estado de extrema urgencia. Un caso flagrante de abandono de persona.

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Una vez más un argentino muere en Bolivia porque le deniegan la atención sanitaria, a pesar de tratarse de un paciente en estado de extrema urgencia. Un caso flagrante de abandono de persona.

El 9 de julio de 2022 fallecía el docente salteño Alejandro Benítez, embestido por un camión cuando circulaba en moto a la altura de Ivirgarzama, en Cochabamba, a quien le negaron la atención en un hospital público simplemente porque no tenía dinero boliviano.

Recientemente, el pasado 13 de septiembre, Matías Rosales, mochilero oriundo de la provincia de Neuquén, quien acompañado de su novia se encontraban haciendo turismo por Latinoamérica, fue apuñalado por un sujeto colombiano en la localidad de Oruro, en las cercanías del hotel donde se alojaba. Idéntico destino al registrado por Alejandro Benítez, la muerte por abandono de persona. La explicación idéntica: no contaba con dinero boliviano.

Me pregunto entonces, ¿qué humanidad están viviendo los habitantes del vecino país?

¿Cómo llegar a comprender este comportamiento egoísta y tan lejos del espíritu del buen samaritano que debería prevalecer en las comunidades de Latinoamérica toda?

Mucho más: ¿cuántos jóvenes bolivianos estudian en las universidades gratuitas argentinas?, ¿cuántas personas del vecino país cruzan la frontera para ser atendidos en los hospitales salteños?

¿No debería existir un acuerdo de reciprocidad entre las naciones, dado que parece que el sentido común y la solidaridad no alcanzan?

Hasta en una guerra existen normas y deberes de humanidad aceptados por los contendientes y que se reflejan en los convenios o convenciones de Ginebra que regulan el Derecho Internacional para proteger a las víctimas.

En el vecino país entonces se están trasponiendo los límites racionales, morales y humanitarios, sometidos al criterio exclusivo y excluyente de lo económico por sobre cualquier principio de ética médica.

Nada justifica el estado de indefensión que padecen los argentinos que no cuentan con dinero boliviano. De este modo se convierte en hipocresía el sueño de una "patria grande" que determinados sectores "venden" a la ingenuidad de los pueblos.

¿Acaso no buscaron refugio en la Argentina Evo Morales y Álvaro García Linera durante la crisis de 2019?

¿Cuántos años lleva el gremialista aeronáutico Ariel Basteiro como supuesto embajador argentino en La Paz, cuando es claro que su gestión lo hace aparecer como defensor de los intereses del gobierno boliviano ante la Argentina?

Esto ocurre cuando la militancia de un gobierno prevalece sobre las aptitudes que debe mostrar el cuerpo diplomático (monopolizado por políticos sin conocimientos internacionales) y que debería hacerse responsable de llevar adelante las acciones de reclamo y la celebración de acuerdos para que estos hechos no se reiteren.

La Cancillería argentina en los últimos cuatro años ha estado encabezada por dos personas carentes de formación específica, Felipe Solá y Santiago Cafiero, y ha privilegiado la militancia por sobre los intereses nacionales.

El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, oportunamente consideró la instrumentación de un acuerdo de reciprocidad en este sentido. Tal vez sea el momento de ponerlo sobre la mesa e intentar convenios de alcance nacional.

Porque lo cierto es que el norte argentino y Salta en particular se entrelazan en su historia y no cabe otra conducta recíproca que la de pueblos hermanos.

En nuestro territorio, cualquier ciudadano boliviano puede acceder a servicios de salud, a la educación pública y al trabajo. Enhorabuena. Pero esperamos que la fraternidad sea recíproca, entre los Estados y también entre los pueblos.

 

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