En el corazón de la ciudad de ciudad de Salta, en medio del caos urbano que propone, los jóvenes de menos de 25 años que reparten folletos con mensajes de créditos informales se han convertido en parte del paisaje habitual de las peatonales salteñas.
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En el corazón de la ciudad de ciudad de Salta, en medio del caos urbano que propone, los jóvenes de menos de 25 años que reparten folletos con mensajes de créditos informales se han convertido en parte del paisaje habitual de las peatonales salteñas.
Las tasas de interés de estos préstamos informales, a menudo gestionados por prestamistas individuales, pueden ser exorbitantes. A medida que la crisis económica se intensifica en Argentina y la devaluación del peso es cada vez más fuerte, las personas que buscan un alivio rápido caen en la trampa de tasas mensuales que oscilan entre el 30% y el 50%.
Si anualizamos esas tasas, las cifras oscilan entre el 360% y hasta 600%. Son intereses que van a triplicar o quintuplicar la inflación de este año.
Si las comparamos con las alternativas del circuito financiero formal, los préstamos bancarios que presentan tasas anuales de interés que rondan el 140%, estas tasas informales representan un riesgo financiero sustancial.
Estos llamativos papelitos que ofrecen créditos buscan captar la atención de aquellas personas que han quedado excluidas del sistema bancario tradicional. Los folletos multicolores que entregan prometen préstamos rápidos y sencillos, únicamente presentando el Documento Nacional de Identidad (DNI).
En un momento de crisis económica exacerbada por la alta inflación que está sufriendo el país, las familias argentinas se encuentran luchando por llegar a fin de mes y recurren a este método para aliviar sus aprietos financieros.
Para tener un dato reciente que da idea de la pérdida de poder adquisitivo en el país, podemos recordar la devaluación del 22% que realizó el Gobierno nacional después de perder las elecciones PASO del 13 de agosto.
El destino de ese dinero es indistinto, puede ser comprar alimento, para tapar alguna deuda o para cubrir algún gasto imprevisto, lo llamativo, es que las personas que acceden a este tipo de financiación pagan intereses altísimos, casi usureros.
Hay una creciente dificultad para acceder a créditos en el sistema bancario convencional, ya que hay muchas familias endeudadas. Según el primer informe sobre endeudamientos, géneros y cuidados en Argentina, que fue realizado por la CEPAL y el Ministerio de Economía, el 54% de los hogares está endeudado, de manera formal o informal.
Ejemplos
Para ilustrar la magnitud de la diferencia que hay, El Tribuno realizó un relevamiento de cuánto cuesta endeudarse en el sistema bancario y el informal. Considerando un préstamo de 50.000 pesos, en el sistema bancario tradicional, las cuotas mensuales podrían ser de alrededor de $13.000, resultando en un pago total de $79.000 al cabo de seis meses.
Sin embargo, en el ámbito informal, las tasas anuales elevadas podrían resultar en pagos totales asombrosamente altos en el mismo lapso: entre $125.000 y $208.000, dependiendo de la tasa específica. Estas cifras resaltan el riesgo real que significa endeudarse a través de canales informales.
Aunque estos préstamos informales pueden ofrecer una solución rápida en momentos de necesidad apremiante, la falta de regulación y transparencia los convierte en un terreno fértil para prácticas usureras. Es esencial que las personas comprendan plenamente las implicaciones financieras de estos acuerdos, por eso la educación financiera y el acceso a opciones crediticias más justas y transparentes son fundamentales para evitar la trampa de la deuda usurera y asegurar la estabilidad financiera a largo plazo.