El pasado 30 de junio, la Fundación Vía Libre interpuso un amparo para impedir el uso del voto electrónico en los comicios desdoblados y concurrentes que se realizaron hoy en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sobre los fundamentos de esa acción, que no fue considerada por el Tribunal Electoral porteño, la titular de la entidad civil, Beatriz Busaniche remarcó que “el sistema de Boleta Unica Electrónica (BUE) no garantiza la integridad, el secreto del voto, la auditabilidad ni la transparencia del proceso‘.
La académica de la UBA, especializada en derechos humanos en entornos mediados por tecnologías digitales, aclaró que al sistema de Boleta Unica Electrónica le caben los mismos cuestionamientos que a otras modalidades de voto electrónico que son fuertemente cuestionadas en todo el mundo.
Afirmó que la única diferencia de la BUE es que la información electrónica, en vez de almacenarse en las máquinas, se almacena en los chips de las boletas.
La experta insistió en que “se conocen las vulnerabilidades del sistema de la firma MSA, se sabe que fueron atacados, y sin embargo se insiste con ellos‘
Recordó que ya en 2015 fue la propia firma MSA la que denunció que sus servidores habían sido vulnerados, en momentos en que especialistas en seguridad informática advertían sobre una serie de grietas en sus dispositivos (hardware) y programación (software).
Busaniche también aludió a las elecciones de Neuquén, del pasado mes de abril, en las que la Universidad del Comahue relevó una larga lista de irregularidades, incluida la falta de una auditoría real al sistema de voto electrónico y el hecho de que la empresa MSA solo mostrara a veedores electorales una proyección del código fuente.
La cofundadora del capítulo argentino de la Fundación Wikimedia advirtió que, en comparación con posibles errores y acciones fraudulentas que afectan al voto tradicional, ‘los riesgos del voto electrónico son mayores‘.
En línea con otros especialistas, Busaniche sostuvo que a diferencia de sistemas electorales de tradición democrática profunda, que cuentan con varias etapas en las que los ciudadanos pueden comprobar e impugnar errores, ‘en un sistema de voto electrónico los errores y fraudes pueden pasar inadvertidos muy fácilmente, dado que reconocerlos requiere altos niveles de experticia técnica. Lo que sucede en un sistema informático no es inmediatamente accesible a la comprensión humana‘, recalcó.