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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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A votar, a pesar del desencanto

Martes, 01 de agosto de 2023 02:31

Estamos entrando en una época de definiciones. La proximidad de las PASO está mostrando un camino de cerrazones. Las tenemos ahí nomás, restan tan solo días, el domingo 13 de agosto es la fecha. Lo cierto es que la sociedad exige certidumbres, pero los políticos le responden con incertidumbres.

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Estamos entrando en una época de definiciones. La proximidad de las PASO está mostrando un camino de cerrazones. Las tenemos ahí nomás, restan tan solo días, el domingo 13 de agosto es la fecha. Lo cierto es que la sociedad exige certidumbres, pero los políticos le responden con incertidumbres.

La sociedad quiere saber los "cómo" y los "cuándo", y la política no se los muestra. Mejor aún, los políticos no los muestran. La lógica consecuencia es la desconfianza que reina. El hastío y agobio de la sociedad se trasuntan en apatía cívica.

Sorprende el incremento de los faltazos de los votantes, algo con escasos antecedentes en estos cuarenta años de la democracia. Y esto no es bueno, desde ningún punto de vista. El no hacer nada o dejar de hacer no es una opción superadora precisamente. Nada se va a solucionar desde el enojo. La decisión debe surgir desde la tranquilidad emocional y la paz. Debe volver a buscarse lo mismo que en el 83, la esperanza. Y la esperanza únicamente la podemos buscar y encontrar, desde la participación.

El no votar es votar también. No nos engañemos. Si vota la mitad del padrón, cada voto vale doble y eso es muy peligroso para el sistema democrático. Esta ausencia ante las urnas significará el triunfo del oportunismo.

La sociedad necesita un cambio de rumbo, un cambio de aire, un cambio profundo y la vista hacia un norte seguro. La presencia del ciudadano común es realmente muy importante. Su ausencia sería grave para el futuro republicano.

Años atrás surgió como respuesta de la sociedad aquello de "que se vayan todos", pero, ante ese reclamo, la política no hizo un mea culpa y siguió tal como si nada hubiese ocurrido. Ahora, ya no pide: se retrotrae, sacrifica su derecho al voto.

La sociedad, aunque muchos no lo crean tiene, en oportunidades, actitudes mucho más adultas que la política. Mira asombrada dos comportamientos distintos, del oficialismo y de la oposición, pero ninguno de ellos encomiable, por cierto. El oficialismo apela a la ingenuidad del pueblo cuando se disfraza de democrático mientras continúa eligiendo sus candidatos a dedo, sistema o conducta de permanente vigencia en ese espacio. Pero lo peor es que trata de mostrarlo como que se dio en el marco de un inexistente consenso. La hipocresía al palo.

Enfrente, los candidatos compiten democráticamente, pero de un modo por demás "competitivo", valga la redundancia. No es competencia, es batalla campal. Tampoco es bueno. La imagen que muestran a la sociedad no es la que ésta espera. De mil modos esa misma sociedad les está pidiendo armonía en función de un proyecto. Una competencia que se circunscriba tan solo a propuestas.

Esta es la realidad que la Argentina muestra al mundo hoy. Por sobre todo, una incertidumbre tan grande que borra el futuro y pretende ahogar a los argentinos en un presente sin destino.

Una vez más la Argentina está en medio de una crisis. Pobreza creciente, alta inflación, cada vez mayor cantidad de familias endeudadas y dólar al rojo vivo. Si bien la sociedad está entrenada en sobrellevar los malos tiempos, la ciudadanía percibe un horizonte de expectativas cada vez más estrecho y muestra una actitud cada vez menos reactiva.

El futuro es incierto pero la oportunidad con la que contamos no depende de nadie más que de nosotros, los argentinos. Esa oportunidad se llama voto.

 

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