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La trágica experiencia de la guerra

Miércoles, 12 de abril de 2023 02:42

La guerra es la mayor tragedia de la humanidad, que debe ser tratada con máxima atención y cautela.

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La guerra es la mayor tragedia de la humanidad, que debe ser tratada con máxima atención y cautela.

La tierra de mi padre, Königsberg, cuna del gran pensador Immanuel Kant y una de las ciudades emblemáticas para la historia alemana, fue destruida por el Ejército Rojo y terminó con un exterminio étnico de los prusianos del Este. Hoy la rebautizaron como Kaliningrado y es uno de los enclaves rusos más temidos sobre el mar Báltico, aislado entre Polonia y Lituania.

Pertenezco a la generación de los "baby boomers", según la concepción occidental. Tanto la antropología social como la Sociología pueden coincidir en que esta generación tiene sus pilares en la familia, el mérito individual, la independencia económica y por último las tradiciones, con una progresiva apertura de varias aristas que fueron tabú en las generaciones previas.

Pero la denominación de "baby boomers", parte de la explosión demográfica de la posguerra, esto es de 1946 en adelante, y es una experiencia más europea que latinoamericana. Quizás sea esto lo que hace ruido; este debate interno me incomoda y puede incomodar a muchos de mis contemporáneos.

¿Estamos ajenos a los fenómenos sociales del resto del planeta?, ¿Somos parte de este tiempo y espacio?

Y más aún, ¿queremos acompañar la evolución de la sociedad mundial del siglo XXI y estar aggiornados o nos conforma el pasado y el atraso?

Crecí en el seno de una familia alemana que vivió y transitó ambas guerras mundiales del siglo pasado. Como todo Europa, tiene en su cercanía la muerte, la tristeza, el desarraigo, las pérdidas y todos los desastres que produce la tragedia humana de la "guerra". Luego mi familia prosiguió en esta bendita tierra y en ella nació este "baby boomer" y los hijos de la generación de "centennials" que hoy estudian y trabajan con el anhelo de un futuro próspero y en "paz".

No dudo que la historia como ciencia social, tiene su fortaleza en la educación familiar y la escolar. Cuando la segunda flaquea, se menosprecia o peor aún se tergiversa el pasado, es la familia la que debe hacer el esfuerzo para no privar a los jóvenes del conocimiento integral y acabado de la historia local y de la universal.

Importa ahora y siempre conocer la historia de otras latitudes para poder ser parte de este mundo globalizado y tan complejo en el terreno político, económico y social. Y son las "guerras" una parte crucial de la historia. Lo son para evitarlas, para prevenirlas, para estar preparado para ellas, condenarlas y ante todo para respetarlas.

Es la falta de respeto a la guerra y a los pueblos que la padecen lo que pone en evidencia un desapego a la dignidad humana y solo se puede explicar en la ignorancia o la perversa mezquindad ideológica. Es intolerable cuando son los gobernantes los que tratan con liviandad y relativizan la guerra e ignoran a sus víctimas.

Los "baby boomers" y las generaciones que le siguieron en Alemania y en Europa crecieron sin guerras en sus territorios durante más de siete décadas, pero no existe familia europea que no haya perdido algo o mucho en el siglo XX. Fue el período de paz más largo de la historia, pero nuestros padres y abuelos guardan la memoria del flagelo.

La experiencia argentina

Había pasado más de un siglo desde la última guerra en la Argentina (la de la Triple Alianza) cuando se produjo el conflicto bélico en las Islas Malvinas, en el lejano Atlántico Sur. Para cuatro generaciones de argentinos, la guerra con otras naciones resultaba distante y sus experiencias se limitaban a los violentos conflictos internos.

Esto no explica ni justifica el limitado reconocimiento que se brindó a los héroes y veteranos de la guerra y sus familias. Pobreza intelectual, animosidad política y otras miserias pueden ser las razones que llevan a la enorme mayoría de los políticos a ser irrespetuosos con nuestra "guerra" y sus protagonistas. Pasadas cuatro décadas de finalizada la guerra en las Islas Malvinas esperemos que se empiece a corregir tamaña injusticia.

La invasión a Ucrania

Altamente cuestionable resulta la torpeza dialéctica, el discurso inoportuno y la enorme negligencia diplomática cuando se trata de la guerra en Ucrania y genera mucha angustia y enojo en la generación de los "baby boomers", cuanto menos. Esto último no solo frente al pueblo ucraniano sino para toda Europa y el resto del mundo libre. Los alemanes de hoy conocen sobradamente lo que la guerra ha marcado su historia y su destino. Pobre y parcial es el concepto que pone a Alemania solo en la condición de victimaria de la última guerra mundial. El pueblo alemán fue también víctima de ese capítulo fatídico, tanto como el resto de gran parte de Europa y de ello dan cuenta los millones de muertos, el destierro, el exterminio, la destrucción y la ocupación posterior de su territorio.

El populismo y su discurso alejan a la juventud de un conocimiento acabado e integral de la historia y es responsabilidad de la generación de los "baby boomers" de enseñar sobre nuestras guerras y sus víctimas, al igual que aquellas que han marcado a todos los pueblos del mundo.

 

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