"Se informa a la comunidad que debido a los hechos de inseguridad ocurridos en las últimas horas y que según se presume son provocados por individuos provenientes de otras localidades se procedió a bloquear el acceso a Aguaray por calle Belgrano. Queda habilitado por calle La Sachapera, Sarmiento y Mariano Moreno. En tales accesos se colocarán controles. Ante cualquier información avisar al 911".
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"Se informa a la comunidad que debido a los hechos de inseguridad ocurridos en las últimas horas y que según se presume son provocados por individuos provenientes de otras localidades se procedió a bloquear el acceso a Aguaray por calle Belgrano. Queda habilitado por calle La Sachapera, Sarmiento y Mariano Moreno. En tales accesos se colocarán controles. Ante cualquier información avisar al 911".
El comunicado se difundió el viernes en la localidad de Aguaray por la incertidumbre e inseguridad de las que son víctimas los vecinos de esa localidad, lindante a la ciudad fronteriza de Salvador Mazza, donde en forma constante sujetos armados, a bordo de motocicletas protagonizan asaltos violentos en comercios, en el centro de la localidad, en los barrios y diversas comunidades. El robo de motocicletas y camionetas a punta de pistola se ha vuelto también una constante lo que hizo que la intendencia local emita este comunicado.
Delincuentes de frontera
Todo indicaría que los asaltos a mano armada que se producen en Aguaray, Tartagal, General Mosconi y Salvador Mazza son protagonizados por bandas armadas que operan en la línea de frontera, de uno y del otro lado del límite internacional, dedicadas al tráfico de drogas, robo de vehículos -en especial camionetas Hilux- y que se esconden en el temido barrio África del lado boliviano, donde impera la ley de las mafias.
Lamentablemente la connivencia con las fuerzas de seguridad del vecino país hacen que las bandas- integradas por peligrosos delincuentes prófugos de la Justicia en ambos países- vayan y vuelvan con total impunidad.
Hasta hacía algún tiempo estos grupos de exconvictos, convictos prófugos, se dedicaban solo al tráfico de drogas y el robo de vehículos, pero en los últimos meses fueron por más y protagonizan asaltos a mano armada que tienen como víctimas a comerciantes de diferentes localidades.
Los sujetos se mueven a bordo de motocicletas enduro por lo que a las fuerzas de seguridad de Argentina les resulta casi imposible poder detenerlos. De hecho a mediados de semana, alrededor de las 9, en Tartagal, dos motociclistas con los rostros cubiertos asaltaron al empleado de una conocida distribuidora de gaseosas que se dirigía a una entidad bancaria a realizar el depósito de todo lo recaudado el fin de semana.
Con total profesionalismo, cuando el empleado se detuvo en el semáforo de las avenidas Packam y Mariano Moreno, se pusieron en ambos lados de la camioneta, rompieron el vidrio de las ventanas, encañonaron al trabajador y le sustrajeron los bolsines donde llevaba el dinero para hacer un depósito, luego se dieron a la fuga. Sobre ese robo en Tartagal hasta el momento nada se conoce acerca de los autores.
Violentos asaltos armados a tiros y a los golpes
En esta semana las víctimas fueron empleados y la propietaria de una empresa exportadora de granos cuando cinco o seis sujetos en motocicletas fuertemente armados -entre ellos una mujer- ingresaron a la finca ubicada sobre la ruta nacional 34 en dirección al acceso de Salvador Mazza.
Los asaltantes mataron al perro de la propietaria, hirieron en la pierna a una de las empleadas, golpearon a la empresaria y a varios empleados y le sustrajeron unos 3 millones de pesos y una suma no determinada en moneda norteamericana. Luego del violento asalto, los sujetos se fugaron del lugar y todo indica que pasaron la frontera por alguno de los pasos no habilitados entre Argentina y Bolivia. De ese hecho tampoco se conocer absolutamente nada.
Un mes atrás la víctima fue el propietario de un supermercado de Aguaray donde dos motochorros armados ingresaron y robaron unos 20 millones de pesos, también producto de la recaudación del fin de semana. Una cajera que víctima del nerviosismo no acató la orden de los delincuentes de permanecer sin realizar movimiento alguno, recibió un culatazo y debió ser asistida en el hospital local.