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"Hoy es el día", una fuerte literatura testimonial sobre el ARA San Juan

Lo escribió María Eugenia Ulivarri Rodi, cuyo prometido pereció en la tragedia. Allí da cuenta de su agonía durante un año de espera por la aparición de la nave. 
Viernes, 24 de marzo de 2023 20:13
FOTO: PABLO YAPURA

María Eugenia Ulivarri Rodi (35) presentará el 1 de abril, a las 18.30, en el Hotel Casa Real (Mitre 669) su primer libro "Hoy es el día, la herida abierta del submarino San Juan", de Editorial Dunken.

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María Eugenia Ulivarri Rodi (35) presentará el 1 de abril, a las 18.30, en el Hotel Casa Real (Mitre 669) su primer libro "Hoy es el día, la herida abierta del submarino San Juan", de Editorial Dunken.

Se trata de un híbrido genérico, una literatura testimonial que coloca al lector ante las páginas de un diario íntimo, ante adaptaciones de las versiones taquigráficas de las sesiones de la Comisión Bicameral Especial Investigadora sobre la desaparición, búsqueda y operaciones de rescate del submarino ARA San Juan y ante fragmentos de artículos publicados en diversos medios digitales con los que pueden reconstruirse los hechos acaecidos entre el 15 de noviembre de 2017, cuando a las 7.30 de la mañana el teniente de navío Fernando Villarreal entabló la última comunicación desde el submarino, mientras se dirigía de regreso a la Base Naval de Mar del Plata, y la madrugada del 17 de noviembre de 2018, cuando la nave fue encontrada a la altura del Golfo San Jorge, a 597 kilómetros de Comodoro Rivadavia.

Aunque son tres vías paralelas en registros, tipos de texto y narradores, la compilación de María Eugenia está efectuada con tanta minuciosidad y pericia que el lector es capaz de percibir y asimilar las simetrías de tipo cinematográfico presentes en la historia. Y bañarse completamente por ese movimiento pendular entre "el milagro del San Juan" -tan pedido por María Eugenia- y "la tragedia del San Juan" -pesadilla de realidad a la que despiertan cada día los deudos de los 44 tripulantes-, tan parecido a un oleaje marino.

En un artículo publicado por Infobae el 14 de noviembre de 2022 y titulado "Los 44: caras e historias de los tripulantes del ARA San Juan", se consigna que el teniente de fragata Renzo David Martín Silva era oriundo de San Juan, que al momento de la tragedia tenía 32 años y que había ingresado a la Escuela Naval Militar a los 18. También que sus padres viven en España desde 2012, donde su progenitor, Patricio Martín, es entrenador del club de Rugby Bifesa Tartessos de Huelva. "Los jugadores del club recordaron que Renzo compartía la pasión por la ovalada y que cada año, cuando iba a visitar a su familia, jugaba en el equipo que en su último partido hizo un minuto de silencio para recordar al joven desaparecido en el San Juan. Estaba en pareja con la teniente auditora María Eugenia Ulivarri Rodi, con quien planeaba casarse a comienzos del 2018. Sus allegados lo recuerdan como 'un submarinista apasionado'", detallan.

Es a esta María Eugenia a la que el lector acompaña en su diario, tan personal y obligatorio como uno de navegación y donde, si en aquel registran los datos náuticos y meteorológicos, y acaecimientos, en "Hoy es el día" la teniente de Fragata del Cuerpo Profesional Auditor Ulivarri Rodi transita de la fe ciega hasta la desesperanza, desgrana la culpa de un relato que no quiso oír de Silva y busca en la bóveda celeste o en el fondo marino consignaciones, señalamientos o aplicaciones del destino para que todo haya llevado a un determinado fin.

¿Primero fue la tragedia o la literatura? Le preguntamos a María Eugenia. Y la autora nacida en Mar del Plata (Buenos Aires), pero criada en Salta, respondió: "Escribo desde chica. Siempre me gustó escribir como forma de hacer catarsis o como un cable a tierra y a raíz de lo que pasó con el submarino y con mi ex pareja volqué todo eso en la escritura". Abogada, escribana y mediadora, en 2014 realizó el Curso de Integración Naval para ingresar a la Armada Argentina, donde prestó servicios hasta 2018. Contó que su padre, Raúl Ulivarri Rodi, formó parte de la Infantería de Marina y que cuando falleció en 2005 se había llevado consigo la promesa de María Eugenia -que cursaba el penúltimo año del secundario- de integrar la fuerza. A él no le había sorprendido: son muchos los jóvenes que se sienten llamados a ser "fieles depositarios de un legado histórico de sucesivas generaciones, que modelaron las características de sacrificio, nobleza de ideales y conciencia profesional".

A Renzo, también lo relató María Eugenia, lo había impulsado la navegación del ARA San Juan. Se había hecho submarinista para integrar la tripulación del submarino que llevaba el mismo nombre que su tierra.

 

 

Silva estaba en la Agrupación de Buques Hidrográficos, en tierra, pero había solicitado autorización para embarcar en el ARA San Juan. Así de simple y fatal. Antes ambos habían celebrado que estaban destinados para 2018 a Mar del Plata, previo haber informado que contraerían matrimonio. Señaló María Eugenia que el submarino zarpó desde la Base Naval de Mar del Plata el 25 de octubre de 2017 y arribó a Ushuaia el 4 de noviembre, donde permaneció durante cuatro días. Al mediodía del 8 de noviembre, con 44 tripulantes a bordo, inició la última navegación de su historia. A María Eugenia su madre la despertó el 17 de noviembre, a las 2 de la madrugada, contándole que en los medios televisivos estaban informando que había un submarino desaparecido, pero que en internet versiones aseguraban que lo estaban remolcando a Mar del Plata. Ambas habían ido al acto de colación en el que Ulivarri Rodi recibiría su título de escribana.

"Me levanté a los saltos y llamé a la guardia de la Base Aeronaval Almirante Zar y me dijeron que habían perdido contacto con el submarino, que estaban tratando de localizarlo. Después viajé a la Base Mar del Plata para esperar novedades desde ahí junto al resto de los familiares. Fueron días de esperanza, de desesperanza… Hoy miro hacia atrás y me parece una locura lo que pasó, fue una montaña rusa que duró hasta un año después cuando el 16 de noviembre lo encuentra la empresa Ocean Infinity", relató.

 

 

Es conocido por todos que en la búsqueda desesperada del ARA San Juan en el Atlántico Sur intervinieron varios países. Estas acciones continuaron hasta el 30 de noviembre de 2017, cuando el Ministerio de Defensa y la Armada Argentina publicaron el cierre del caso SAR (búsqueda y rescate con vida) y cambio de fase a búsqueda del mismo. "Fue un golpe tremendo para todos los familiares que estábamos esperando, porque los accidentes ocurren, las tragedias ocurren, pero terminar el rescate era una decisión. Continuó la búsqueda de los restos del submarino, pero no ya con la urgencia de hallarlos con vida", expresó María Eugenia. Y prosiguió: "No estuve de acuerdo con la forma cómo la Armada manejó la situación. Con tenernos un día con información que alimentaba nuestra esperanza y al día siguiente con información que desmentía la anterior".

Entre una lista de acciones reprobables para los familiares, ella citó que el entonces ministro de Defensa Oscar Aguad en un programa de televisión -no en ámbitos más adecuados como en una conferencia de prensa de alcance nacional o en un recinto privado con acceso solo para los deudos- había reconocido que todos los tripulantes estaban muertos. "Estuve de licencia un tiempo y después pedí la baja por este motivo y porque yo ya no sentía que tenía la camiseta puesta de la Armada y no quería seguir formando parte en esas circunstancias", dijo María Eugenia.

Una historia de amor

Renzo y María Eugenia se conocieron en 2015 en la Base Naval Puerto Belgrano. Ella cuenta en un pasaje del libro que la primera vez que vio al que sería su prometido fue durante una comida compartida. Él saludó al teniente que estaba a la mesa con ella y se le sentó enfrente, sin mediar palabra. Y que durante una semana ninguno había hablado y solo llegaba hasta el otro con cautelosas miradas. "Vos no sabías que moría por hablarte, por conocerte, porque iniciaras la conversación. Y yo no sabía que para tus adentros planeabas estrategias para hacerme conocer el San Juan. (...) -¿Sabés lo que pensé cuando te vi uno de los últimos días antes de irme de Puerto? -me confesaste tiempo después- Esa mujer va a ser mi esposa".

"El duelo me costó mucho y hasta el día de hoy me cuesta. Cada día de ese año que iba pasando iba escribiendo sin la intención de hacerlo libro, solo como catarsis hasta que un día, más o menos dos años y medio después viendo tantas noticias sueltas y cómo se hacía un uso político de la tragedia, me propuse recopilar todo lo que hice para ponerlo en el orden cronológico de cómo fueron dándose los hechos, por supuesto desde mi experiencia. Pero de hecho sí fue doloroso y cuando corregía y releía el libro sigue estando ahí la herida y el duelo es muy difícil cuando no solo no te podés despedir, sino que no sabés lo que pasó. Un año después tampoco implica que cerrás", expresó María Eugenia.

FOTO: PABLO YAPURA

De fe y herejía

Entre lo más llamativo del libro hay una página del diario íntimo fechada el 25 de enero de 2018: "-Hornos -me dijo convencida. -¿Cómo que 'hornos'? -pregunté. -Veo hornos, un lugar donde hay hornos, hornitos... ¿o son grutas' -se cuestionó a sí misma- (...) ¿Te suena?

María Eugenia narra que había ido a consulta con Fátima, una mujer que en Salta leía la borra del café, quien le insistía que recordara que "hornos" era una pista. Y azarosamente -o no- lo era. Según refiere la autora, el buque Cabo de Hornos de la Armada de Chile, durante su ejercicio de búsqueda el 5 de diciembre de 2017 entre los contactos que había detectado había hallado un objeto a 940 metros de profundidad. Y aunque todos habían presumido que podría tratarse de la nave, la Armada lo descartó porque tenía solo 30 metros de largo, una dimensión menor que el San Juan. Sin embargo, cuando el buque noruego Seabed Cosntructor, operado por la empresa estadounidense Ocen Infinity, lo halló, lo hizo en una zona muy próxima a la que había sido señalada por el buque chileno. Entonces se constató que por efecto de la presión el submarino había adquirido un porte de 33 metros.

"No hay un para qué me pasó. Durante mucho me pregunté el para qué, pero me resultaba sumamente doloroso. Quizás en algún momento de mi vida entienda el para qué, pero ya he dejado de preguntármelo. Se sale adelante con el amor de los afectos: la familia y los amigos", dijo María Eugenia a El Tribuno y continuó mirando hacia el porvenir. "Llegar a la presentación después de cinco años de haber transitado por todo lo que transité es muy emocionante. Siento mucha expectativa. Digo por fin", concluyó. Y tanto ella como su libro vuelven palpables las líneas del poeta Ernesto Aguirre: "Te pido que regreses de aquellos territorios (...). Regresa, pero no los cierres, déjalos abiertos que la vida continúa y la muerte es accidente en esta vida endurecida" ("El sueño del inmigrante de trapo").

 

 

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