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Piden justicia por Irina, la niña que murió electrocutada

Se cumplió un año desde su muerte y no hay novedades en la causa. Su familia asegura que hay muchas irregularidades en el caso. 
Sabado, 04 de febrero de 2023 00:33

Dolor y desolación. Se cumplió un año de la muerte de Irina, una niña de 10 años que murió al trepar a un árbol y tocar un alambre electrificado que lo atravesaba, en la calle Pacheco de Melo 260 del barrio El Mirador, en la zona este de la capital salteña, y su familia sigue clamando justicia. El hecho ocurrió el 3 de febrero de 2022, alrededor de las 18.15. La niña se encontraba jugando con su hermano y otros vecinos.

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Dolor y desolación. Se cumplió un año de la muerte de Irina, una niña de 10 años que murió al trepar a un árbol y tocar un alambre electrificado que lo atravesaba, en la calle Pacheco de Melo 260 del barrio El Mirador, en la zona este de la capital salteña, y su familia sigue clamando justicia. El hecho ocurrió el 3 de febrero de 2022, alrededor de las 18.15. La niña se encontraba jugando con su hermano y otros vecinos.

Ese día Irina estaba en la casa de su papá (los padres están divorciados). Fueron con su papá y su hermano, de 12 años, a comprar cosas para la merienda. Cuando llegaron a la casa, los niños le pidieron permiso al padre para jugar en la vereda mientras les preparaba la merienda. Eran aproximadamente las 17.30 o 18 . Fueron 10 minutos trágicos.
Irina y su hermano cruzaron a la vereda del frente, donde había un árbol con ramas bajas donde subían los niños de la cuadra a jugar. Ella se sentó en una de las ramas y en un momento perdió el equilibrio, se hizo hacia atrás y su espalda quedó apoyada sobre unos alambres de púas electrificados con un cable que bajaba de la línea de Edesa (220 voltios).

Lógicamente empezó a sufrir la descarga eléctrica. Al principio los niños creían que bromeaba, pero después su hermano se dio cuenta y empezó a llamar a los gritos al padre e intentó bajarla pero también recibió una descarga al tocarla. El padre llegó a e intentó bajarla pero estaba literalmente pegada por la electricidad. El padre luchó para despegarla (mientras recibía descargas también) por poco más de un minuto. En un momento la abrazó y empezó a hacer palanca con sus piernas contra el árbol y así logro despegarla. Por la fuerza cayeron los dos en la calle. Inmediatamente el padre empezó a realizarle maniobras de resucitación.
Los vecinos, alertados por los gritos de los niños, salieron a la vereda. Uno de ellos cargó al padre y a la niña en su auto y los llevaron al centro de salud del Autódromo, desde donde fueron en ambulancia al Hospital Materno Infantil, donde finalmente muere.
Mientras Irina luchaba por su vida en el hospital, dos policías llegaron al lugar del hecho y concluyeron que la niña se había golpeado la cabeza al caer de un árbol. Los vecinos en el lugar, a los que se suponía que habían ido a pedir testimonios, les aclararon que la caída fue cuando el padre la pudo despegar del alambre electrificado y que la niña había sufrido fuertes descargas. Pero la Policía cerró el caso en caída accidental y golpe en la cabeza.
Inmediatamente enviaron un comunicado de prensa a los medios informando que una niña había muerto accidentalmente al caer de un árbol y golpearse la cabeza. Familiares comenzaron a llamar a los medios que publicaban la noticia aclarando que Irinia había muerto electrocutada. Muchos lo cambiaron, la mayoría no. También requirieron a los responsables de prensa del Ministerio Público Fiscal, área por entonces a cargo de la periodista Natalia Nieto, corregir la información pero no lo hicieron.
Mientras tanto, el lugar quedó sin guardia policial, lo que implicaba que estaba liberado para la limpieza de pruebas.
Cerca de la una de la madrugada, el Materno Infantil disponía para entregar el cuerpo a la familia, siempre a partir del informe policial, que hablaba de muerte accidental. Sin embargo, el médico que atendió a Irina se opuso y exigió que se revise su certificado de defunción: “Muerte violenta por electrocución”, lejos de la versión que intentaba instalar la Policía.
El cuerpo de Irina fue enviado al CIF para otra autopsia. Recién a  la tarde noche del día siguiente se lo entregaron a la familia.
Al día siguiente de los hechos, el padre regresó a su casa a buscar ropa de su hija cerca de las 7 de la mañana y descubrió a personal de Edesa sacando el medidor de la casa, además de los cables de la conexión clandestina que estaban atados al alambre del cerco perimetral de la vivienda. Les reclamó pero intervino, entonces sí, la Policía y lo apartó diciendo que el CIF ya había  investigado.
A media mañana, el padre de Irina, acompañado por un sobrino fue a hacer la denuncia en la comisaría de barrio Autódromo. En la denuncia el padre hizo constar que los alambres estaban electrificados y pidió ser revisado por un médico forense para que constate las quemaduras por electrocución en su cuerpo y un malestar que sentía desde el momento de la electrocución. Sin embargo, la comisario a cargo negó la atención. Se le exigió  la presencia del forense para que la revisión quede como elemento de prueba pero la mujer insistió en que tal electrocución no había existido y que la niña había muerto por un golpe en la cabeza al caer del árbol, tal como lo habían manifestado los policías que relevaron el lugar. Para entonces ya había un certificado de defunción que indicaba “Muerte violenta por electrocución”…
Incluso los vecinos le habían dicho a la Policía que los propietarios de esa vivienda tenían mala relación con el resto del barrio porque era sabido que tenían la cerca electrificada. Incluso algunos manifestaron en los medios que fueron al lugar que habían denunciado la irregularidad en Edesa. El padre de la niña desconocía esta situación porque se había mudado a esa casa en 2020, en plena pandemia, y no tenía casi contacto con los vecinos.

La fiscal se apartó

"Todo fue bastante fuerte. Se cumple un año de ese episodio y más allá del dolor y todo lo que eso implica también nos duele mucho la falta de justicia. No hubo novedades. Siempre todas son irregularidades", manifestó a El Tribuno, Silvina Ibáñez, madre de Irina.

La madre añadió que ella tuvo que aparecer en la televisión todo el año pasado para que se moviera la causa. "Y la fiscal, después de las notas que hicimos, terminó dejando la causa. Ya no se hizo cargo. Me habló a su oficina. Estuve con ella y me dijo que no iba a seguir en la causa", sostuvo.

La fiscal penal 2 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Verónica Simesen de Bielke, fue quien tenía el caso en sus manos y se apartó. "Me dijo que la decisión era para que yo me quede tranquila. Es la única explicación que me dio. En vez de seguir investigado, trabajando, se hizo a un lado", contó Silvina.

  Irina tenía diez años y murió electrocutada.

Agregó que después de eso un fiscal de apellido Flores quedó a cargo.

Insistió en que hubo varias irregularidades en la causa y que al día siguiente de la muerte de su hija, en el lugar del hecho había gente sacando las evidencias. "Quiero saber dónde quedaron. Esto lo destaqué desde el día 1. Se lo dije a la fiscal y me respondió que no era necesario resguardar. Le dije también que si estaba todo perfecto por qué dejaron sin luz la casa en cuestión tanto tiempo, porque le habían sacado el medidor. Si estaba todo perfecto ¿Por qué Edesa mandó su cuadrilla y sacó todo?", hizo hincapié.

Antes de la renuncia de Simesen de Bielke, la familia se había opuesto a la forma en que la fiscal había solicitado a principios de abril de 2022 un requerimiento a juicio en contra de María Delma Caballero, la dueña del inmueble donde se encontraba el árbol donde Irina murió, por "homicidio culposo y lesiones leves". Finalmente, dicho requerimiento fue rechazado por el juez de Garantías 3, Antonio Pastrana.

"Quiero que me digan quién tuvo la responsabilidad exacta, porque no es solamente de quien dijo la fiscal en su momento, de la única imputada, la dueña de la casa, porque para la fiscal todo fue culpa de un amarre manual, pero a mí me parece que eso no corresponde. No se investigó, y con esa sola imputación fue que el año pasado la fiscal quería demandarla solamente a ella y cerrar el caso", manifestó Silvina.

El padre de Irina le practicó RCP. La niña falleció a las 19.50 del 3 de febrero, por un paro cardiorrespiratorio por electrocución.

A fines del año pasado la familia de Irina hizo una presentación solicitando que se investigue a fondo el caso. Apuntan a la dueña de la vivienda, a la empresa de energía eléctrica y al sector a cargo del podado de árboles como responsables, ya que sostienen que los mismos no estaban en condiciones. "Busco un veredicto para los responsables. Uno como madre o padre, cuando pierde a una hija o hijo, lo que queda es buscar justicia y aquí hace un año que nadie hace nada y eso lo estamos viendo últimamente en todos los casos en los que padres pierden sus hijos. A nuestros hijos nadie nos los va a devolver", expresó.

Peligro

A los 15 días de la muerte de Irina, un niño de ocho años murió electrocutado en el barrio Castañares, cuando jugaba con amiguitos y sufrió una fuerte descarga eléctrica al tocar un tablero.

"El estaba jugando como mi hija. Encontraron la muerte por negligencia. ¿De quien es la culpa? Hay culpables, pero la Justicia no los declara aún. En el caso de Rodrigo se va a cumplir un año también de su muerte y todo sigue igual. ¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar?", dijo la madre.

Y aseguró que los ciudadanos salteños corren riesgos de electrocución. "Si visualizas la ciudad hay cables colgando por todas partes. Dicen que están inactivos, pero ¿Si no es así? ¿Acaso estamos esperando otra muerte más? Los niños son quienes más están en riesgo porque no visualizan el peligro. Además la electricidad es invisible. Nunca podés saber si algo está electrificado o no, por más que seas adulto. La electricidad es una asesina silenciosa", se lamentó.

Sostuvo que no hay seguridad eléctrica y que luego de lo que ocurrió con su hija empezó a investigar el tema y trató de ahondar en el aspecto legal, lo cual le resultó difícil porque se trata de un ámbito no regularizado, por lo que existe un vacío legal. "Realmente estoy cansada y siento muchísimo dolor", finalizó.

 

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