Entre el 15 y el 17 de septiembre de 1869 se realizó el primer Censo de población de la República Argentina dispuesto por el entonces presidente de la Nación, don Faustino Sarmiento, "con la idea de tener un panorama más claro sobre la población y poder tomar las medidas necesarias para mejorar su calidad de vida".
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Entre el 15 y el 17 de septiembre de 1869 se realizó el primer Censo de población de la República Argentina dispuesto por el entonces presidente de la Nación, don Faustino Sarmiento, "con la idea de tener un panorama más claro sobre la población y poder tomar las medidas necesarias para mejorar su calidad de vida".
Con ese censo se comprobó que, de los 300 mil ciudadanos aptos para votar, solo 50 mil leían y escribían y el resto no poseía ninguna instrucción. Con el país conducido por estadistas, allí se puso en marcha la construcción del sistema de educación pública, gratuita, obligatoria y laica; en nuestra historia, la política de Estado más inclusiva y sostenida en el tiempo.
A partir de entonces los censos nacionales se realizaron en 1895, 1914, 1947, 1960, 1970, 1980, 1991, 2001, 2010 y el más reciente el año pasado, el 18 de mayo de 2022.
Un censo de población, hogares y viviendas es el operativo estadístico más grande del país, se realiza cada diez años y tiene por objetivo conocer cuántos somos, cómo vivimos y cómo nos distribuimos.
En esta oportunidad su resultado ha generado demasiada incertidumbre en cuanto a su veracidad y ha puesto en duda el trabajo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
Es que los resultados anunciados oficialmente muestran una diferencia sustancial con el anticipo realizado en mayo pasado: nada menos que 1.282.704 habitantes menos.
Lo destacable del hecho es que no se han dado ningún tipo de explicaciones sobre el hecho, limitándose desde el Gobierno a informar los datos, nada más.
En franca coherencia con lo expresado no podemos dejar de recordar los miles de reclamos de vecinos de no haber sido censados, a lo que el Gobierno manifestó que los días subsiguientes los visitarían. Las dudas sobre el censo sobrevuelan la sociedad argentina.
Es muy importante en este episodio sombrío la responsabilidad que haya tenido la intromisión, no rechazada por el alto mando del Indec, de la militancia camporista, supuesta colaboradora que al parecer solo ha hecho fracasar una oportunidad histórica de contar con datos fehacientes, importantísimos para una proyección de desarrollo que nuestro país necesita y que además ha ocasionado un perjuicio económico de alto impacto.
Este censo, por lo pronto, ha permitido verificar una sospecha que había nacido durante la pandemia: el número de contagiados, internados, fallecidos y luego vacunados en La Matanza, el municipio más poblado del conurbano, era porcentualmente muy inferior al del resto de los distritos, y del país. Pero no era un caso de "inmunidad colectiva inédita en el mundo".
Los datos mostraron una picardía política, que más bien suena a estafa, producida en el último censo: La población de La Matanza pasó de 1.775.816 en 2010, a 1.837.774 en este censo. Un crecimiento de 3,5% contra el 13% del aumento poblacional del país. La población de La Matanza proyectada para 2022 era de 2.374.149",
Con el Censo 2022 se confirmaron las presunciones de que en 2010 se inflaron los números poblacionales de La Matanza. Este partido, un enclave estratégico para el kirchnerismo, recibió en una década más de $80.000 millones por encima de lo que le correspondía en la coparticipación bonaerense. Y también para el 2023 el cálculo está hecho sobre un número mayor de habitantes.
2010, año en que ejercía la presidencia del país la que es hoy vicepresidenta en ejercicio, la Sra. Cristina Fernández. Y estaba "intervenido" el Indec.
Queda en evidencia, una vez más, que en el reino kirchnerista todo puede suceder, mientras que quienes deben hacerse cargo miran hacia el lado opuesto….
Otro dato que alimenta incertidumbre es el resultado de la población en situación de calle donde se detecta que hay menos de 3.000 personas en el país, cosa que no coincide con lo que cualquier argentino puede ver en las grandes ciudades. Con los antecedentes registrados en el gobierno de Cristina Fernández cuando el secretario de Comercio era Guillermo Moreno entre 2006 y 2013 donde fue escandaloso el manipuleo de que fue objeto el organismo, todo resulta posible y ¿quién nos puede garantizar la veracidad de, por ejemplo, los índices de variación inflacionaria que se publican?
"Credibilidad" es una palabra que describe a lo que de por sí genera confianza, algo que ha caído en el olvido en los tiempos de un gobierno kirchnerista.
Cierto es también que este Gobierno que supimos conseguir tampoco ha sido capaz de llevar a cabo un Censo consistente con el apoyo altamente significativo de los recursos tecnológicos con los que ha contado. Se podría pensar que, salvo pruebas en contrario, la tecnología solo le sirve para distorsionar u ocultar realidades que no le son favorables pero que no le alcanzan para negar una ineficiencia que el día a día desnuda.