La ruta fue un infierno. O al menos lo que se vivió en ella. Es que ni los casi 50 grados de sensación térmica que se registraron en el norte de la provincia, fueron motivo suficiente para evitar el prolongado corte de ruta que aún persiste sobre la ruta 34 a la altura de general Mosconi.
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La ruta fue un infierno. O al menos lo que se vivió en ella. Es que ni los casi 50 grados de sensación térmica que se registraron en el norte de la provincia, fueron motivo suficiente para evitar el prolongado corte de ruta que aún persiste sobre la ruta 34 a la altura de general Mosconi.
Desde este mediodía cientos de vehículos varados sobre la incandescente cinta asfáltica es la postal que se repite para esta época en el norte salteño.
En esta oportunidad se trata de una protesta de comunidades aborígenes de General Mosconi que reclaman al IPPIS (Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta) la construcción de viviendas.
Como siempre y antes de cualquier instancia de negociación, la ruta 34 en el departamento San Martín suele ser la caja de resonancia de estas protestas, donde la mayoría de las personas, es decir la que solo transita por la ruta sin ser parte del conflicto, sufre las consecuencias de las drásticas medidas.
El malestar de los conductores es evidente por estas horas, luego de una jornada donde la temperatura llegó a los 45 grados con una sensación térmica de 48.
“Esto es terrible y nadie hace nada. Hasta que no se muera alguien por semejante calor en la ruta parece que nadie actuará. Esto ya no se aguanta más”, fue el reclamo generalizado de algunos de los conductores que esperaban bajo el sol en el norte provincial.