Gonzalo Montiel se prepara, apunta y dispara a la izquierda. Hugo Lloris se tira para el otro lado y Argentina no solo es campeona del mundo por tercera vez en su historia, sino que además se saca una mochila enorme de 36 años y medios sin el máximo título que por fin se le da al mejor de todos: Lionel Andrés Messi. Fue una película de suspenso con un final más que feliz. Millones de argentinos salieron a la calle a festejar, a desahogarse, a olvidarse de tantas pálidas y abrazarse entre todos al menos por un ratito. Cerrar la grieta.
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Gonzalo Montiel se prepara, apunta y dispara a la izquierda. Hugo Lloris se tira para el otro lado y Argentina no solo es campeona del mundo por tercera vez en su historia, sino que además se saca una mochila enorme de 36 años y medios sin el máximo título que por fin se le da al mejor de todos: Lionel Andrés Messi. Fue una película de suspenso con un final más que feliz. Millones de argentinos salieron a la calle a festejar, a desahogarse, a olvidarse de tantas pálidas y abrazarse entre todos al menos por un ratito. Cerrar la grieta.
Sin embargo, la copa del mundo en Qatar 2022 para la Selección no arrancó de la mejor manera: Argentina perdió 2 a 1 contra la débil Arabia Saudita y cortó una histórica racha de 36 partidos. Fue un baldazo de agua fría teniendo en cuenta que el partido siguiente era México y un mal resultado lo dejaba afuera del Mundial que hubiese provocado una de las mayores catástrofes futbolísticas de la historia del fútbol.
La Scaloneta estuvo a punto de fundir su motor si no fuese porque a los 19 minutos del complemento Messi frotó la lampara y abrió el marcador. Enzo Fernández aumentó la ventaja para la tranquilidad de un país entero.
Contra Polonia también hubo tensión porque la Selección no tenía asegurado su pasaje a octavos, pero comenzó a mostrar su mejor versión en la fase de grupos y pese al penal errado por Messi, ganó 2 a 0 para pasar a octavos como primera en su grupo.
Ante Australia se sufrió más más de lo esperado pero el 2 a 1 final habilitó el pase a cuartos ante Países Bajos, uno de los encuentros con mayores chispazos de la era. 2 a 2 y a penales. Allí creció la figura del Dibu Martínez. Ante Croacia fue una fiesta: 3 a 0 y a la final. El resto es historia.
Parece que fue ayer, pero también hace un año. Hoy, 18 de enero, hace exactamente un mes de la consagración del equipo dirigido por Lionel Scaloni, aquel entrenador con escasa experiencia que ya tiene dos títulos inolvidables para Argentina: la Copa América en el Maracaná ante Brasil y la copa del Mundo.
Un día después no menos de siete millones de personas se trasladaron a Ezeiza para recibir al plantel. Miles se apostaron en el camino entre el aeropuerto internacional y el predio de la Asociación del Fútbol Argentino, cuya distancia es de 5 kilómetros. Y pese a haber arribado a las 3.40 de la madrugada, la gente esperó pacientemente y muchos caminaron hasta el Obelisco porteño (a 31 kilómetros). El Tribuno estuvo ahí.
Fueron 1.600 kilómetros de viaje desde la zona sur de la capital salteña, donde se encuentra la planta editorial de este medio, al predio de la AFA y luego a Casa Rosada y Obelisco. En todo el trayecto hubo felicidad y algarabía notado en cada pueblo.
Entre el predio de AFA y el centro de la Ciudad de Buenos Aires hubo no menos de siete millones de personas, pero muchos se quedaron sin recibir a la Selección porque hubo cambio de planes en el medio del camino debido al desborde provocado por la masa de fanáticos y la cantidad de horas que llevaban bajo el sol los jugadores.
En marzo, entre el 21 y 28, los hinchas podrán volver a ver al equipo que bordó la tercera estrella en el escudo argentino durante amistosos en Buenos Aires. Luego quedará un poco más de tres años para disfrutar, en soledad, el trofeo más lindo de todos y esperar la llegada del Mundial de México, Estados Unidos y Canadá para defenderlo.