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Las comunidades indígenas de La Puntana piden comunicación

Los caciques reclaman el enripiado del camino que lleva a la ruta provincial 54, que comunica con Santa Victoria Este. Señal de celular, agua y seguridad están entre las principales necesidades.
Domingo, 18 de septiembre de 2022 01:38

Las comunidades indígenas ubicadas en la zona de La Puntana tienen reclamos que nadie parece escuchar. Se trata del paraje ubicado a unos 47 kilómetros de la ciudad de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia. Abarca, al menos, a unas 600 familias de las comunidades 27 de Junio, Quebrachal, El Algarrobal, Nueva Puntana, Nuevo Aron, El Buen Destino, El Bordo, La Esperanza, 3 de Febrero y Guayacán, entre otras. La mayoría pertenece a la etnia wichi, pero también hay tobas, chorotes y criollos del puesto Hito 1.

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Las comunidades indígenas ubicadas en la zona de La Puntana tienen reclamos que nadie parece escuchar. Se trata del paraje ubicado a unos 47 kilómetros de la ciudad de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia. Abarca, al menos, a unas 600 familias de las comunidades 27 de Junio, Quebrachal, El Algarrobal, Nueva Puntana, Nuevo Aron, El Buen Destino, El Bordo, La Esperanza, 3 de Febrero y Guayacán, entre otras. La mayoría pertenece a la etnia wichi, pero también hay tobas, chorotes y criollos del puesto Hito 1.

Los pobladores de la zona sienten "olvidados" , según el cacique de La Puntana, Pablo Solís. Las carencias son totales y El Tribuno las pudo verificar en un recorrido que realizó por ese territorio. Algunos de los reclamos más importantes tienen que ver con las dificultades de comunicación.

Solo llegar desde Santa Victoria Este hasta el lugar, unos 47 kilómetros, puede tomar hasta casi dos horas porque los caminos que atraviesan los montes están totalmente descuidados.

"En primer lugar, estamos pidiendo siempre por el mantenimiento de los caminos. Es casi imposible transitar porque nunca pasan ni una máquina. Estamos en el tiempo de arreglos y no vemos las obras", dijo el cacique Solís.

Y lo dice porque es la temporada seca, que es cuando se aprovecha para trabajar. Las lluvias llegarán en diciembre y enero, el río Pilcomayo desbordará e inundará gran parte del territorio, lo que afectará aún más a los caminos.

Esos senderos que se abren en el monte chaqueño están descuidados y se nota el paso del agua, que dejó el terreno agrietado por algunos tramos y, por otros, lleno de una arena tan fina que afecta a personas, animales y vehículos que lo transitan. Los problemas se suman cuando hay emergencias sanitarias. Los traslados demoran porque las ambulancias tardan en ingresar a la zona y, luego, tardan en salir.

Las comunidades piden el urgente mantenimiento de las vías de circulación. Son solo 18 kilómetros desde La Puntana hasta la ruta 54, que está pavimentada. El tramo es muy corto, pero es una pesadilla. El cacique mostró un expediente con el pedido a Vialidad de la Provincia, que data del 2020. En ese camino ya se rompió una ambulancia que habían pedido hace unos años.

"No puede ingresar el transporte de pasajeros. Tampoco los comerciantes y proveedores de mercaderías, por lo cual se encarecen los productos. También es muy difícil sacar la escasa producción local de ganado y pescado. Una alternativa que podría mejorar esta situación es el enripiado de todo el camino hasta el cruce con la ruta provincial 54 que beneficiaría a las 5. 000 personas que habitan esta zona", dice una nota enviada al gobernador con la firma de los caciques Andrés Segundo, Pablo Solís, Esteban Vega y Díaz Galván, entre otros.

La incomunicación también tiene que ver con la falta de señal para los teléfonos celulares. El cacique Pablo, como la mayoría de los pobladores, tiene un número de Bolivia. A menos de 2 kilómetros de Hito 1, frontera con la localidad boliviana de D´Orbigny, se manejan con la señal que brinda el Estado Plurinacional. Esa señal se va debilitando a medida que se alejan del suelo boliviano, por lo cual si ocurre una eventualidad en el camino hay que ir hasta La Puntana a dar aviso.

La otra opción es llegar hasta el puesto de Gendarmería de Hito 1 para que transmitan la novedad por radio. "Nos dijeron desde las compañías telefónicas que no pueden instalar una antena porque somos pocos clientes", dijo Solís. Son 2.500 personas que usan la señal boliviana para comunicarse. Los mismo sucede con las 20 familias de Hito 1, que quedan muy alejadas de todo.

"Desde las diferentes comunidades estábamos pidiendo al Gobierno de la Provincia un destacamento policial en La Puntana. Tenemos un expediente con la solicitud en Asuntos Indígenas. Está abierto hace 20 años y aún no tenemos respuestas. Necesitamos la presencia de la autoridad no solo por los casos de violencia doméstica, por los consumos problemáticos de sustancias sino también por la comunicación para los casos de emergencia. Hacemos el pedido porque necesitamos que el Estado llegue un poquito más a este territorio", dijo Solís.

El cacique está preocupado porque los niños están consumiendo bebidas alcohólicas y drogas cada vez a más temprana edad. Al estar muy cerca de la frontera, el paso de sustancias ilegales es muy común y ahora se le suma el consumo por parte de los niños indígenas de la zona. Para los casos de violaciones y violencia familiar asegura que también es necesaria la presencia policial.

Estado ausente

Los caciques también piden un centro de documentación para La Puntana, ya que para todos los habitantes de la zona es muy difícil llegar hasta Santa Victoria Este. Entonces cualquier trámite es un día perdido, con los altos costos que se manejan en la zona. El litro de nafta súper vale mas de 300 pesos y el precio puede variar según la cara del cliente. Entonces, moverse implica mucho tiempo y dinero.

 

Tienen pozos pero faltan conexiones

Comienzan los tiempos de las diarreas y la deshidratación en el Chaco salteño. Además de rápida comunicación, caminos y ambulancias se necesita agua apta para el consumo.

Con gestión y resistencia de los pueblos indígenas se logró que en La Puntana se perforen dos pozos profundos con agua apta para el consumo. El arsénico y los metales pesados en el río Pilcomayo generan incertidumbre y miedos en los pueblos costeros.

Ahora están los pozos perforados pero faltan las conexiones para que el agua llegue a cada familia. Hicieron las zanjas para los ductos hace más de tres meses y no llegan los caños para hacer las entradas a las casas. El ministro de Infraestructura de la Provincia, Sergio Camacho, había informado en mayo de este año que las obras tendrían continuidad, con la construcción de las redes para la distribución del agua, pero aún no se hicieron.

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