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Margarita Drago: “Dije ‘yo me lanzo a que sea mi voz, con  todas sus batallas y todos sus conflictos’”

Jueves, 04 de agosto de 2022 23:57

“Va a ser un encuentro de presentación de tres libros, vamos a ver cómo nos arreglamos...”, le dice Margarita Drago a El Tribuno sobre una de las actividades que la trajo a Salta. Pro Cultura inició el miércoles el Ciclo Voces de Mujeres en Mitre 331, y las escritoras Blanca Salcedo y Juana Ramos estuvieron junto a Drago presentando sus libros y sus experiencias. 

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“Va a ser un encuentro de presentación de tres libros, vamos a ver cómo nos arreglamos...”, le dice Margarita Drago a El Tribuno sobre una de las actividades que la trajo a Salta. Pro Cultura inició el miércoles el Ciclo Voces de Mujeres en Mitre 331, y las escritoras Blanca Salcedo y Juana Ramos estuvieron junto a Drago presentando sus libros y sus experiencias. 

La docente, escritora, poeta reside en Nueva York desde que tuvo que irse del país después de estar presa durante la última dictadura. Margarita Drago es profesora de Lengua y Literatura Hispanoamericana en York College (The City University of New York). Ha participado de encuentros en EEUU, Argentina, Perú, Brasil, México, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Canadá, España y Francia. Es autora de “Fragmentos de la memoria: Recuerdos de una experiencia carcelaria (1975-1980)” y de varios poemarios. Con la salvadoreña Juana M. Ramos, escribió “Tomamos la palabra: mujeres en la guerra civil de El Salvador (1980-1992)”. Recientemente publicó “Fragmentos de la memoria. Mi vida en dos batallas”. En la charla, nos habla sobre la literatura, la docencia y el compromiso.

Estás fuera del país hace décadas...
Te cuento, fui prisionera política, estuve presa desde el año 75 al 80, un año en Rosario, mi ciudad, y 4 años en Villa Devoto, en Buenos Aires. Salí con derecho de opción, no me permitieron vivir en Argentina. Y regresé cuando el primer gobierno después de la dictadura, el de Alfonsín. Y me volví a ir y me quedé en Nueva York, donde continué militando, continué mis estudios, conseguí mi trabajo actual en la universidad... Trato de venir todos los años. Hubo un período de 20 años que no volví por el derrumbe de mi familia -mi padre, mi hermano, mi madre-, que fue más fuerte que los años de cautiverio y represión. Pero una vez que retomé, ya volví a reencontrarme con los míos que nunca, nunca me olvidan. Son reencuentros cálidos, tan afectuosos, cimentados durante la juventud. Y fundamentalmente la relación hermosa que tengo con los que eran mis estudiantes de escuela primaria, porque yo era maestra de escuela elemental. 

¿Estudiaste literatura en Nueva York?
Sí, cuando llegué no tenía pruebas ni siquiera de que había ido a la secundaria; entonces rendí equivalencias y después ingresé a la universidad, siempre con miras a regresar... Estudié Educación y también estudié Literatura. Allá uno se gradúa en Español y le dan un diploma que incluye estudio de la lengua española y la literatura española e hispanoamericana. Hice un bachillerato, después un máster y después completé un doctorado.

Esa formación la tuviste con docentes de distintas procedencias...
Sí, con docentes de diferentes países de América Latina y también con españoles y españolas. Muy diversa, la población estudiantil con la que compartí estudios y también muy diversa la población estudiantil con la que he trabajado en Nueva York como maestra de escuela secundaria, como maestra de preescolar, en educación del adulto hasta que en el 95 comencé a enseñar en la universidad, dando clases de Lengua Española.

"Cuando llegué a Nueva York no tenía pruebas ni siquiera de que había ido a la secundaria".

Nueva York es muy diversa, ¿cómo la vivís desde adentro?
Sí, sí, hay una población muy diversa, la ciudad está dividida en cinco boroughs y yo vivo en el lugar más diverso del continente, de Estados Unidos. Hay gente de todas las nacionalidades. Y qué paradoja... porque supuestamente todos deberíamos hablar tantas lenguas y debería permitirse y estudiarse en las escuelas; sin embargo, la política educacional de los EEUU... Este es un país monolingüe y monocultural; no promueve ni bilingüismo ni el multilingüismo ni el multiculturalismo. Nueva York es un enclave diferente, pero nos cuesta muchísimo que se valorice nuestra lengua, que se respete y valore nuestra cultura. Es un trabajo arduo el que tenemos que hacer para defender lengua y cultura.

¿Cómo pensás las cuestiones latinoamericanas en tu escritura desde allí?
Nueva York me ayudó muchísimo a expandir mi visión, en todo sentido. La distancia y la convivencia con diferentes grupos, fundamentalmente de latinoamericanos, me ayudó a ver a Argentina en ese contexto multicultural, multicontinental muy diverso, y eso yo lo incluyo en mi literatura, lo incluyo en las clases y trato de incorporar en el currículum una visión continental. Y la experiencia de Nueva York, paradójicamente, me brindó esa oportunidad para escribir, para incorporar la experiencia latinoamericana en mi escritura y en mi docencia, porque para mí está todo muy vinculado: mi trabajo profesional, mi trabajo de creación y mi vida. Me relaciono con gente de países latinoamericanos más que con norteamericanos, porque el trabajo me lo ha permitido, las actividades culturales, académicas, me han facilitado esa práctica. Y siempre digo “aquí, en Nueva York, me tocó escribir”, porque yo en Argentina escribía pero no publiqué. Bueno, ahora sale un libro en Argentina, pero lo escribí en Nueva York... Me permitió esa distancia verme, ver a mi gente, verme en este contexto argentino y latinoamericano...

"Y la experiencia de Nueva York, paradójicamente, me brindó esa oportunidad para escribir, para incorporar la experiencia latinoamericana en mi escritura y en mi docencia, porque para mí está todo muy vinculado: mi trabajo profesional, mi trabajo de creación y mi vida".

¿Te referís a la publicación de “Fragmentos de la memoria. Mi vida en dos batallas”?
Tengo dos libros publicados en Buenos Aires, uno de poesía que se titula “Hija de los vuelos”, que lo publicó El Mono Armado. Y este, “Fragmentos de la memoria. Mi vida en dos batallas”, lo publicó recientemente editorial Dunken... Y después tengo algunas publicaciones en El Salvador, porque estoy muy vinculada también afectivamente con ese país y en la presentación vamos a llevar un libro que hicimos Juana Ramos y yo, trabajamos juntas, somos colegas, amigas, muy compañeras, y El Salvador también lo tengo muy metido dentro de mí desde la cárcel, cuando nos llegaban noticias de la guerra, de Roque Dalton y, después en Nueva York, yo participé en el movimiento de solidaridad internacional que fue justo en la época de la guerra centroamericana, por Guatemala, por el Salvador. Yo colaboraba, hacía la tipografía y escribía artículos, en un periódico de argentinos que se llamaba Denuncia, y allí publicábamos sobre la situación de El Salvador, Nicaragua, Guatemala, los países de América Latina...

Tú literatura tiene mucha relación con la memoria y con hechos históricos del continente.
Este libro de las memorias sintetiza condensadamente mi experiencia de la cárcel. Esta es una segunda versión, una edición ampliada. La primera salió en el 2007, y se llama “Fragmentos de la memoria. Recuerdos de una experiencia carcelaria”. Y este otro conserva algo del primer título: “Fragmentos de la memoria: mi vida en dos batallas”, porque en él incluyo una relación que en aquel tiempo no estaba preparada para contar. Es una relación lésbica en la prisión, y cómo la viví en la prisión y fuera de ella, hasta hace unos años, y el tratamiento que en las cárceles de prisioneros políticos se le daba al tema de la homosexualidad. Entonces, ese tema es central en esta edición ampliada y revisada del primer “Fragmentos...”.

Son luchas de distintas épocas en el continente y, por supuesto, en la vida de cada uno, ¿por eso “dos batallas”?
La primera batalla es el encarcelamiento, vivir la represión, vivir los años de dictadura en cautiverio hasta conseguir la libertad. Y la segunda es la más larga. Comienza en la prisión y se extiende hasta hace muy poco, hasta que realmente me libero con la escritura y la publicación del libro de esa experiencia. Y tuve mucho miedo de contarla por muchas razones... personales, muy íntimas, y también porque ese tema no se ha abordado crítica ni autocríticamente. Es un tema que se toca tangencialmente... como en nuestro país, hay muchas cosas que no se dicen. Esa película “De eso no se habla”, de María Luisa Bemberg, es eso... En Argentina seguimos con muchos tabúes y hay temas de los que no se habla. Para mí, fue un reto narrarla y, bueno, lanzar la punta para que se abra el debate y la reflexión, la autorreflexión.

"Es una relación lésbica en la prisión, y cómo la viví en la prisión y fuera de ella, y el tratamiento que en las cárceles de prisioneros políticos se le daba al tema de la homosexualidad. Entonces, ese tema es central en esta edición ampliada y revisada del primer 'Fragmentos...'”.

¿Cómo llamás a la literatura que escribís?
Es literatura testimonial. Vos sabés que el tema del testimonio, la autobiografía, la biografía, las memorias... siempre se las ha visto como literatura marginal, como que no es tema literario porque el testimonio linda entre la historia y la ficción. Pero, para mí, es literatura por la construcción del personaje, que es autor, que es personaje protagónico... Es una novela porque cualquiera lo puede leer como una novela o noveleta o como quiera. Es autoficción. Y fíjate que tuve muchas contradicciones, pensé mucho cómo narrar la relación amorosa en la cárcel y el tratamiento que se le dio, pensaba escribir una especie de noveleta, pero después dije no. Para mí es muy importante la literatura como compromiso, y a pesar de que es ficción, es construcción... yo siempre tiendo a que la literatura sea compromiso con la historia, y que nos sirva para concientizarnos, para formarnos, para ampliar nuestros horizontes. Entonces, como es un tema sobre el que hablo muchísimo con mis estudiantes, dije “no, yo lo voy a contar en primera persona, como testimonio, como memoria, porque quiero que se oiga mi voz así, lisa y llanamente”. Hace poco salió una novela de una compañera que estuvo en prisión, que también narra una relación lésbica en la cárcel, no me acuerdo el título, quiero buscarla y leer esa novela, pero es ficción. Yo dije “no, yo me lanzo, me lanzo a que sea mi voz. Autora, narradora, personaje protagónico, con todas sus batallas y con todos sus conflictos”.

"En Argentina seguimos con muchos tabúes y hay temas de los que no se habla. Para mí, fue un reto narrarla y, bueno, lanzar la punta para que se abra el debate y la reflexión, la autorreflexión".

¿Cuánto tiempo te quedás en Argentina?
Poco, casi un mes. Regreso a Nueva York el 15 de agosto y estamos en este lapso para hacer un paseíto, ninguna de las dos conocía Salta, mi prima sí, y queríamos llegar a este espacio con tanta historia y tan bella y vamos a estar una semana aquí. En Rosario, tengo una presentación en la Biblioteca Argentina el 12 de agosto, una actividad conjunta con la Universidad de Rosario. Y ya el 15 nos regresamos a Nueva York. Porque Juana y yo vamos a participar también en un festival de poesía en Chiapas a fin de mes.

El tema de la militancia está muy presente en tu trabajo y en tu literatura; cuando comenzaste a militar en los 70, en Argentina, ¿qué pensabas?, ¿qué creías? ¿por qué lo hacías?
La situación. La situación te llevaba al compromiso. Yo era maestra de escuela primaria, empecé a trabajar a los 17 años en una escuela parroquial de barrio, era miembro del sindicato de la Cetera, y las luchas me llevaron al compromiso. Empecé en el sindicato, después me vinculé con el Partido Revolucionario de los Trabajadores -el PRT- y milité en ese partido hasta que me detuvieron. Con muchos conflictos, con muchos miedos, con mucha presión familiar... Yo en el libro lo digo... una vez que una se embarca y comprende cuál es la situación y tenés un nivel de conciencia que te exige estar a la altura de las circunstancias, no podía renunciar. Y yo sabía que la prisión, la muerte, la tortura eran posibilidades muy cercanas...

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