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Un trágico derrumbe que sin "vistas gordas" pudo haberse evitado

Un joven murió en las excavaciones que había denunciado el carpintero Amador.
Domingo, 31 de julio de 2022 02:30

A Ana Isabel Llanes las obras que dejaron a Ricardo Amador sin su techo le arrebataron la vida de su hijo. José Luis Llanes tenía solo 25 años cuando quedó sepultado por toneladas de escombros el 2 de octubre de 2009. La destrucción de la casa del carpintero y el inconmensurable pesar de la maestra de catequesis se hubieran evitado si los órganos municipales y profesionales involucrados hubiesen procedido correctamente para evitar que una ciudad ilegal creciera en las alturas sin planos aprobados, estudios de impacto, medidas de protección sísmica, factibilidad de servicios ni recaudos básicos de seguridad.

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A Ana Isabel Llanes las obras que dejaron a Ricardo Amador sin su techo le arrebataron la vida de su hijo. José Luis Llanes tenía solo 25 años cuando quedó sepultado por toneladas de escombros el 2 de octubre de 2009. La destrucción de la casa del carpintero y el inconmensurable pesar de la maestra de catequesis se hubieran evitado si los órganos municipales y profesionales involucrados hubiesen procedido correctamente para evitar que una ciudad ilegal creciera en las alturas sin planos aprobados, estudios de impacto, medidas de protección sísmica, factibilidad de servicios ni recaudos básicos de seguridad.

Con todos los perjuicios ya causados, el Concejo Deliberante contribuyó al blanqueo de los edificios irregularmente erigidos con una ordenanza que se aprobó en noviembre de 2012. En enero de 2013 el Ejecutivo municipal coronó aquella medida con un decreto reglamentario que no alcanzó a salvar los desquicios. El broche llegó tiempo después con un curioso encuadre que permitió aprobar planos conforme a obra, y no obras conforme a planos, como lo hizo la Dirección General de Inmuebles para subdividir los 91 catastros que tiene la torre de 15 pisos en Gorriti y Alvarado

El 2 de agosto de 2009, dos meses antes del trágico derrumbe que le costó la vida al joven obrero, Amador denunció que las excavaciones se habían iniciado en situación irregular y sin atender elementales medidas precautorias.

  El dolor en el rostro de Ana Isabel Llanes. / Javier Corbalán

En la nota que dirigió el 2 de agosto de 2009 al responsable de Obras Civiles del municipio, Víctor Marcelo Amado, el carpintero advirtió que en la edificación de Gorriti y Alvarado no había ni siquiera cartel identificatorio del proyecto y sus responsables técnicos. El vecino afectado también advirtió que las excavaciones, de seis metros de profundidad, habían descalzado las bases de su casa, provocando hundimientos de pisos y severos agrietamientos en las paredes. Tiempo después, con las obras ya más avanzadas, Amador denunció que no se habían ejecutado en esa torre -como en tantas otras- las juntas sísmicas que deben separar a los grandes edificios de las viviendas linderas para evitar desastrosas consecuencias. Todo quedó acreditado con informes periciales en el fallo que acaba de dictar la jueza Fernanda Diez Barrantes.

Por las denuncias, sin embargo, en su momento Amador terminó con su propiedad injustamente embargada, con su taller de carpintería clausurado y con el uso de su vivienda vedado por riesgo de derrumbe.

Leves condenas

En 2012, en la causa penal abierta por la muerte de Llanes, la Sala V del Tribunal de Juicio, presidida por Mónica Fáber e integrada por los jueces José Luis Riera y Guillermo Daniel Pereyra, concedió a Nahum y al encargado de la obra, Mario Héctor Borjas, el beneficio de la suspensión del juicio a prueba. La probation consistió en una inhabilitación de tres años, el pago de una reparación de $300.000 y el acondicionamiento de un espacio físico para que la madre del joven fallecido dicte sus clases de catecismo.

Lo que dijo aquel día la madre de Llanes es un llamado a la conciencia que merecería ser refrescado una y mil veces: "La muerte de un hijo no tiene nombre, más cuando es de una madre soltera; cuando a mí me pusieron a mi niño en brazos el día en que nació me hice responsable de él; no tenia mucho pero le di todo mi amor; no le faltó un plato de comida, no le hice faltar nada, ni amor ni cuidado; caminar 18 cuadras para llevarlo al jardín y para que estudie; estar una semana internada y pasar el cumpleaños en el hospital a la par de mi hijo; eso es ser responsable; de Justicia yo no entendía nada; tengo séptimo grado; no sé nada de leyes; yo quería Justicia para mi hijo, que se haga responsable, si es que alguien era responsable, de que mi hijo haya quedado enterrado vivo con toneladas de escombros sobre él".

En la causa laboral abierta por la muerte del obrero José Llanes, varios años después, fue confirmado un fallo que condenó a los responsables del edificio de Gorriti y Alvarado a pagar cerca de $2 millones.

Informes clave

Los responsables de la obra del edificio de Alvarado y Gorriti atribuyeron los daños producidos en la vivienda lindera a una rotura de cañerías y un supuesto pozo ciego.
En el fallo, la jueza Fernanda Diez Barrantes destacó un informe del 8 de agosto de 2011 en el que un experto, Fernando Albarracín, determinó que fue la excavación del edificio la que originó los daños estructurales en la propiedad lindera. La jueza también consideró relevante una pericia técnica que realizó el ingeniero Alejandro Leiva con el edificio ya terminado. Leiva también concluyó que la vivienda quedó inhabitable por el descalce que provocaron las excavaciones en el muro divisorio.
 

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