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Caso Pablo Rangeón: una testigo sembró más dudas que certezas

Hubo contradicciones en el relato de la joven. Hoy seguirán las audiencias en la sala V del Tribunal de Juicio. Investigan el abuso a seis jóvenes.
Jueves, 14 de julio de 2022 02:34

Una nueva audiencia en el caso que tiene como imputado al productor de modas Marcelo Pablo Rangeón se llevó a cabo ayer en el Salón de Grandes Juicios, donde el tribunal colegiado compuesto por Nayar (presidenta), Faber (vocal) y Farah (vocal interino) escuchó a otra de las seis mujeres que denunciaron haber sido abusadas sexualmente, con sus distintos agravantes. Para hoy se espera al menos a otros ocho testigos para que declaren en la causa.

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Una nueva audiencia en el caso que tiene como imputado al productor de modas Marcelo Pablo Rangeón se llevó a cabo ayer en el Salón de Grandes Juicios, donde el tribunal colegiado compuesto por Nayar (presidenta), Faber (vocal) y Farah (vocal interino) escuchó a otra de las seis mujeres que denunciaron haber sido abusadas sexualmente, con sus distintos agravantes. Para hoy se espera al menos a otros ocho testigos para que declaren en la causa.

En la tercera jornada de ayer prestó declaración bajo juramento Manuela C.C., la joven que salió con una de las denunciantes, F.R.C., un fin de semana de 2019. En su relato hubo contradicciones, ya que al inicio dijo haber trabajado como modelo con Rangeón, pero no ser su amiga. Sin embargo, con el correr de los minutos sostuvo que sí comparte una amistad y luego habló de una "media amistad".

En el hecho puntual, F.R.C. acusó a Pablo Rangeón de haberla violado. Contó que en el boliche Hakuna recibió un trago del empresario, con el que supone que fue drogada. Describió que se despertó al otro día en su casa, que se sentía sedada y tenía "semen en la bombacha". El relato coincide con el de otras víctimas en cuanto al modus operandi que el imputado habría usado: darles de beber alcohol con alguna sustancia para sedarlas y aprovecharse de su indefensión para abusar de ellas.

La testigo que declaró ayer, Manuela C.C., describió cómo fue la salida con F.R.C.. Dijo que fueron primero a una cervecería del centro salteño, el bar "Pinta del Rey", donde tomaron dos vasos de cerveza cada una. Detalló que F.R.C. no está acostumbrada a beber y que  "con dos vasos de cerveza ya se emborracha". A ese lugar las pasó a buscar el imputado, Rangeón, a quien la víctima no conocía hasta esa noche. Se dirigieron en la camioneta del empresario al boliche Hakuna.

"Vaso comunitario"

La testigo dijo que, en el trayecto hasta el local bailable, siguieron tomando vodka con speed en un vaso "comunitario". Agregó que en el interior del boliche siguió la ingesta de alcohol y que se fueron antes del cierre, cerca de las 4.30, a pedido de ella. Pablo Rangeón las llevó a una sandwichería ubicada en la esquina de Balcarce y Leguizamón. Relató lo que comieron y en ese lugar, sostuvo, que le dieron ganas de orinar y se fue con F.R.C. a la plaza de la Legislatura donde F.R.C. se cayó tres veces. "A la tercera le dije que me esperara porque no podía sostenerse", contó la testigo. De ahí un amigo la pasó a buscar y se fueron a su casa, mientras la víctima y el productor se fueron por su parte. Agregó que, hasta ese entonces, ya habían "chapado" en dos oportunidades: en el boliche y en la camioneta, afuera de la sandwichería.

En más de una oportunidad se escuchó en la sala una risa nerviosa por parte de Manuela. Ante una pregunta del fiscal ella dijo que no recordaba lo que habló con Rangeón, sin embargo se acordaba de lo que dialogó con F.R.C.

La principal duda gira en torno a si la víctima pudo consentir una relación sexual con el imputado. Según la testigo, ella estaba alcoholizada pero el acusado, no.

Otro de los aspectos que sembraron dudas son las tres caídas que sufrió F.R.C., quien en su declaración dijo haber terminado esa noche con uno de los ojos lesionados. Respecto al ojo, Manuela dijo que no había advertido ninguna lesión. Acerca de las caídas, la testigo refirió que prácticamente no apoyó las manos. De ser así: ¿Las heridas no hubieran sido aún más graves?

Manuela afirmó que no recordaba si había recibido alguna llamada de Rangeón aquella mañana después de la salida nocturna. Sin embargo, el fiscal Pablo Rivero le dijo que tenía un registro de llamadas y que, a partir de las ocho, el imputado la llamó cinco veces y que una de las llamadas duró 103 segundos. "¿El de las 8.30 de la mañana? Bueno, debe ser que ahí me contó", sostuvo la testigo entonces, admitiendo que sí había hablado con el imputado. "Pasaron tres años y no me acuerdo mucho", agregó.

“No dejaba que ningún padre esté en las clases”

La primera en declarar ayer fue otra de las mujeres que denunció al productor de modas. Según dijo, en el momento del hecho tenía 15 años. Al igual que otras denunciantes, manifestó que se sintió invadida en su intimidad a partir de la segunda temporada de clases, porque el director de la escuela, Pablo Rangeón, además de tocar sus partes íntimas le propuso salir.

A diferencia del imputado, M.L.B. dijo que existían dos grupos de Whatsapp, uno creado por Rangeón y otro donde estaban las alumnas y una profesora. También contradijo al imputado cuando contó que en las clases Rangeón no permitía que se quedaran los padres. Esto coincidió con lo que declaró S. N. P., quien fue asistente de clases en la escuela, una de las testigos que también habló ayer.

Ante una pregunta de la defensa de Rangeón, que le consultó por qué siguió yendo a pesar de los supuestos abusos, la víctima sostuvo: “Él jugaba con mis emociones, me decía que me podía hacer famosa, sabía que yo quería actuar y me decía que él podía hablar con el director del Teatro Provincial”.

Tras la exposición de la denunciante, volvió Rangeón a la sala -las víctimas declaran en ausencia del imputado- y al igual que en las dos jornadas anteriores solicitó declarar. Negó la ausencia de los padres en las clases y que en el grupo de Whatsapp hablaran aacerca de los abusos y el acoso. "Debe haber sido porque se enojó conmigo”, dijo.

La jueza que preside el tribunal le pidió a Rangeón que graficara cómo hacía la corrección de posturas a sus alumnas, momento en que las víctimas dijeron que eran manoseadas. El imputado solicitó la presencia de una persona para hacer la demostración. “Lo que usted propone no va a pasar. Eso de tocar a alguien en esta sala no va a pasar”, lo puso en su eje el juez Pablo Farah y agregó: “Usted tiene la posibilidad de mencionar, acorde a su defensa en el debate, puede expedirse acerca del tocamiento o puede no hacerlo”.

El imputado negó cualquier tocamiento impúdico. Solo “señalarle que tiene que tener un arco en la espalda, la forma de plantear cómo debe cruzar los pies, cómo debe tener el mentón. Ese era el motivo de mi acercamiento, previo a pedirle permiso a la señorita. Cuando lo hacía con una todas quería que hagan lo mismo y no podía ser posible”.

También declararon ayer María Andrea Bellini, del Departamento de Psicología del Poder Judicial, y Paola Isabel Geipel, criminóloga del CIF.

 

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