La ficción que puso en primer plano un tema tabú para la televisión abierta, como el de una enfermedad terminal, llegó a su fin. El primero de nosotros que emitió Telefe (paralelamente con Paramount+) tuvo su episodio final este jueves, con un emotivo cierre, acorde a la historia.
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La ficción que puso en primer plano un tema tabú para la televisión abierta, como el de una enfermedad terminal, llegó a su fin. El primero de nosotros que emitió Telefe (paralelamente con Paramount+) tuvo su episodio final este jueves, con un emotivo cierre, acorde a la historia.
El capítulo midió muy bien, ya que alcanzó 12,6 puntos de rating, una cifra algo superior al promedio que venía registrando cada noche.
De esta manera, la historia protagonizada por Benjamín Vicuña, Paola Krum, Luciano Castro, Jorgelina Aruzzi, Damián De Santo y Mercedes Funes, entre un gran elenco, se posicionó como lo segundo más visto del día, detrás del reality La Voz argentina.
Idas y vueltas, pero siempre amor presente
Fueron 60 capítulos en los que, las historias de los seis amigos protagonistas, se desarrollaron con luces y sombras pero siempre amparadas en el amor mutuo. En el último episodio eso quedó manifestado más que nunca, sostenido por un guión verosímil, con cuotas de humor y optimismo entre muchas lágrimas y buenas actuaciones.
El primero de nosotros ya había marcado, desde un inicio, hacia dónde iba la trama con la historia de la enfermedad terminal de Santiago (Vicuña), en primer plano. Ese punto de partida marcó el tono de toda lo que vino después, afectando la vida de cada uno de los personajes.
Por eso, la expectativa mayor del episodio final no era qué iba a pasar sino cómo se iba a resolver. A pesar de que el personaje de Vicuña mostraba una aparente mejoría, su muerte sucedió como desenlace lógico. En ese sentido, la escena en la que Santiago muere tuvo una sutileza conmovedora.
Final tranquilo y sutil
El personaje transitó su final envuelto en la tranquilidad de su vida cotidiana: luego de saludar a su mujer y a su hijo que salen a dar una vuelta, Santiago está en su casa, leyendo un libro cuando empieza a sentirse mal. Consciente de que se acerca su muerte, se recuesta en un sofá y, mientras observa una foto donde se lo ve junto a Jimena (Krum) y sus hijos, Uma (Rocío Gómez Wlosko) y Julián, se va.
Así lo encuentra Jimena quien, resignada y desgarrada, lo despide y avisa a sus amigos. Cada uno reacciona a su manera, intentando asimilar el dolor de una despedida anunciada, pero nunca asumida del todo.
El capítulo final también dio cierre a las otras historias: a Nico (Castro) y Valeria (Aruzzi) se los ve en su nueva realidad como padres de los tres hermanitos que adoptaron, y con la alegría extra de saber que esperan un nuevo hijo.
Nacho (De Santo) finalmente pudo encauzar y vivir plenamente su relación con Cristian (Nico Riera), a la par que recompuso el vínculo con su ex mujer Mariana (Adriana Salonia) y sus hijos.
Soledad (Funes), más empoderada e independiente, logró tener su propio emprendimiento, una pastelería, y reencauzar su matrimonio con Gustavo (Sebastián Presta), quien también se puso las pilas para sacar adelante el negocio.
Pese a la tristeza y el dolor que marcaron el cierre de esta historia, en el final también hubo espacio para un clima festivo, con el casamiento de Nico y Valeria en donde todo fue alegría y positividad, con el amor expresado en todas sus variantes. Y hasta con parejas nuevas como la que formaron Ernesto (Daniel Fanego), el padre de Santiago, con Adriana (Marita Ballesteros), la madre de Valeria.
Donde hay dolor, hay vida
Tal como lo habían anticipado algunos de sus protagonistas, el tono fue de adiós, pero también de optimismo. "Donde hay dolor también hay vida, hay amor, hay amistad, hay belleza", había dicho Krum en una entrevista.
Lo mismo había relatado Vicuña con respecto al final de la historia: "Las personas que estén dispuestas a vivir este viaje en la última semana, les aseguro que no sólo van a llorar, sino que van a sacar lecciones”.
Los personajes cumplieron muchos de sus sueños gracias al duro golpe que significó enterarse de la enfermedad terminal de Santiago, y que los puso a replantearse sus propias vidas para seguir adelante y mirar al futuro.
En el cierre se sucedieron la boda llena de felicidad, seguida por el entierro y la despedida, llena de lágrimas y dolor. Y más tarde, en una nueva vuelta de la rueda de la vida, llegó nuevamente la alegría con el primer cumpleaños de Julián, el hijo de Santiago y Jimena, que volvió a reunir a todos. Esta vez, sin uno de ellos, pero presente en el recuerdo.
Clarín