Ayer por la tarde en la Usina Cultural (España y Juramento) las comisiones de patchwork sin costura de la Universidad de la Tercera Edad (Unate), a cargo de la profesora Mónica Villa, expusieron sus cuadros y objetos decorativos con una técnica en la que se combinan telas comunes y otras sublimadas hasta generar un efecto tridimensional. Villa señaló a este medio que desde hace seis años imparte en la Unate esta capacitación, que ella aprendió en Brasil, y que actualmente está a cargo de dos comisiones presenciales y una a distancia.
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Ayer por la tarde en la Usina Cultural (España y Juramento) las comisiones de patchwork sin costura de la Universidad de la Tercera Edad (Unate), a cargo de la profesora Mónica Villa, expusieron sus cuadros y objetos decorativos con una técnica en la que se combinan telas comunes y otras sublimadas hasta generar un efecto tridimensional. Villa señaló a este medio que desde hace seis años imparte en la Unate esta capacitación, que ella aprendió en Brasil, y que actualmente está a cargo de dos comisiones presenciales y una a distancia.
El patchwork tradicional es antiquísimo y de él tienen muestras las culturas egipcia y china, pero de aquella forma de costura que consiste en coser piezas de tela en un diseño más grande queda poco en la treintena de obras que estaban exhibidas ayer.
Villa explicó que si bien la esencia de “armar una obras con retazos de tela” se conserva, la unión es diferente, porque no lleva nada de costura, sino que las telas van embutidas a un soporte que puede ser de madera, cartón, metal o plástico, al que va adosado un telgopor de alta densidad. Este permite hacer incisiones con trincheta para meter y apretar las telas. Una vez finalizado el “collage” se lo puede cercar con un marco cajón o ponerle por detrás un gancho para colgarlo de la pared y en ambos casos recubrirlo con una placa de vidrio, acetato o plástico cristal.
Dalma Palacios, nieta de Mónica Villa, muestra cómo se realiza el patchwork sin costura. P. Yapura
Villa dijo que siente orgullo de haber impuesto la tendencia en Salta y de que las alumnas puedan nutrirse de otras realidades al conocerse con personas de otras geografías como Buenos Aires, Mar del Plata, Perú, Colombia, México, entre otros países y ciudades representados por algunas de las 80 integrantes de la formación virtual. Según Villa, las habilidades que se requieren para ejecutar el pachtwork sin costuras son básicas. Sin embargo, un puñado de alumnas se inscribe año tras año, motivadas por nuevos desafíos. Varias de ellas deciden integrar conocimientos de otras técnicas de pintura y tejido que han aprendido en simultáneo o en el pasado y buscan aplicar para lograr las tres dimensiones requeridas. “Cada semana hacen un nuevo diseño. Entre los más numerosos están los caballos, los paisajes, las flores, los gauchos, figuras femeninas y motivos infantiles”, comentó.
Un aprendizaje continuo
Eugenia Renfijo se destaca por la realización de miniaturas y tiene su marca, Mis Artesanías, bajo la cual ofrece trabajos en patchwork sin costura y pintura sobre tela y madera.
Jubilada recientemente, no lamentó haber cumplido una etapa en un estudio contable para sumergirse de lleno al arte. “Me encantan las manualidades y el arte en general, pero recién ahora dispongo de tiempo para dedicarme. Me gusta hacerlo como un hobbie, para regalar, aunque también lo hago para vender”, señaló.
Eugenia Renfijo se especializa en miniaturas como este mapa de las regiones de Salta. P. Yapura
Luego especificó que al momento de iniciar una pieza se traza dos líneas, la del diseño y la de la utilidad. Elabora portarretratos, portarrollos, cuadros, portallaves y cajas decoradas, entre otros objetos. Todos ellos podrían integrar un evento social como babyshower, bautismo, casamiento, comunión y cumpleaños, con el mimo y el detalle con que ahora se acostumbra agasajar a los invitados. “Hago todo de acuerdo a como lo quiere el cliente. No hay ningún límite, ni cuando traen su idea ni cuando no tienen ninguna”, sintetizó. Acerca de la incursión en el patchwork sin costura dijo: “Al principio cuesta. Hay que observar la foto muy bien para determinar qué está adelante, qué en el medio y qué atrás. Si no tenés conocimiento de pintura lleva un poco de tiempo, pero en mi caso al tenerlo puedo ver dónde dan las luces y las sombras”.
Si bien señaló que ya domina la técnica, también indicó que la siguió a la profesora Villa desde su atelier privado hasta la Unate, porque siempre obtiene ideas de ella para concretar sus aspiraciones o le pide las sublimaciones. Entre las obras de Eugenia un mapa de las religiones de Salta con incrustaciones se destaca por su hermosa confección.
La compuso uniendo imágenes, fragmentos de tela, objetos y materiales de procedencias diversas. Como también hace porcelana fría recreó una guitarra y un cactus en maceta en miniatura, para que armonice con souvenires turísticos. No es la única que siente una gran identificación con su provincia, para afirmar esto bastaba con ver un cuadro del general Martín Miguel de Güemes u otros que capturaban a niños tocando instrumentos andinos.
El retrato más conocido del general Güemes, hecho por Mónica Villa en la técnica de patchwork sin costura. Pablo Yapura