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Caso Palomo: Declaró un hijo de la víctima y contó lo ocurrido el día que su madre desapareció

El juicio continúa en la instancia de recepción de pruebas testimoniales y, aparte del hijo de Sandra Palomo, declararon efectivos policiales y el hombre que encontró el cuerpo de la víctima cerca del río Arenales.
Viernes, 20 de mayo de 2022 14:13

En el Salón de Grandes Juicios de la Ciudad Judicial se llevó a cabo una nueva jornada de la audiencia de debate seguida por el homicidio agravado a Sandra Silvia Palomo. El juicio continúa en la instancia de recepción de pruebas testimoniales. El hecho ocurrió el 31 de agosto de 2019.

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En el Salón de Grandes Juicios de la Ciudad Judicial se llevó a cabo una nueva jornada de la audiencia de debate seguida por el homicidio agravado a Sandra Silvia Palomo. El juicio continúa en la instancia de recepción de pruebas testimoniales. El hecho ocurrió el 31 de agosto de 2019.

Entre otros, hoy declararon un hijo de la víctima, efectivos policiales y el hombre que encontró el cuerpo en una zona rural, cerca del río Arenales.

El primero en declarar fue un hijo de Sandra Palomo. El joven relató detalladamente lo ocurrido el 31 de agosto de 2019. Dijo que esa noche él había dormido en la casa de su novia pero llegó temprano a su casa, alrededor de las 8.45, porque tenía un partido de fútbol en el predio de la Universidad Católica y debía cambiarse de ropa.

Se fue en la camioneta de su madre y regresó a su casa. Se bañó y entonces Palomo le avisó que se iba a hacer unas compras (esa tarde tenían que asistir al bautismo de un nieto de víctima). Ella le pidió que se ocupara de la comida que había dejado en el horno. Eran como las 11.30.

El joven sostuvo que Palomo no solía llevar mucho dinero cuando salía. Sobre el atuendo que llevaba en ese momento, dijo recordar que vestía ropa deportiva de color oscuro y zapatillas. También llevaba una mochila.

El testigo señaló que, cumpliendo con el encargo que le habían dado, le dio de comer a su padre y, luego, ambos se acostaron a dormir la siesta.

Él se levantó como a las 15. Entre las 14 y las 15 le envió mensajes a su madre y la llamó preguntándole a qué hora volvía. Los mensajes le llegaban pero ella no respondía. Como a las 16, los textos comenzaron a aparecer con una sola tilde, lo que significaba que no los estaba recibiendo, precisó el testigo.

Manifestó que entonces comenzó a desesperarse. Se comunicó con su tía y con sus hermanos para saber si sabían algo de su madre. Pero nadie tenía noticas de ella.

Uno de sus hermanos estaba en la casa de su novia y el otro estaba en su propio domicilio, preparando el bautismo de su bebé.

El testigo contó que se le ocurrió revisar la computadora de su madre. Ella tenía abierto su correo electrónico y él sabía que podía rastrear su celular a través de una aplicación. Entró y la señal le marcaba una ubicación cerca del barrio Cielos del sur.

Mientras tanto, entre las 17 y las 18, su tía se había encargado de ir a la comisaría a hacer la denuncia.

Con su hermano decidieron ir hasta Cielos del Sur. Se trasladaron en el otro vehículo, propiedad de su madr,e y llevaron con ellos a su padre.

Ante una consulta de la jueza, el testigo precisó que ambos decidieron llevar al padre porque él, por su enfermedad, no toma decisiones por sí solo.

Esto ocurrió entre las 18 y las 19. Al llegar, constataron que la ubicación detectada correspondía a una finca. No vieron nada raro. Consultado sobre las características del terreno, el hijo de la víctima dijo que observó que había tierra suelta, como si hubiera sido removida con un arado. No había barro.

De allí se dirigieron a la comisaría para agilizar la denuncia. Como a las 21 o 22 regresaron a su casa, donde estaban su tía y su abuela.

El testigo indicó que la Policía iba y venía realizando preguntas. Alrededor de la medianoche, revisando una vez más la aplicación que había consultado antes, él logró identificar la posible ruta del celular de su madre y llamó a la Policía para informarlo.

A los pocos minutos, su hermano –que volvía de Parque Belgrano, de casa de su novia- le comunicó que acababa de ver la camioneta de Palomo sobre la calle Los Naranjos, a la vuelta de su casa. Ambos se dirigieron al lugar. Se encontraba cerrada.

El testigo observó que el rodado estaba sucio, “como cuando un vehículo está mal lavado”. Pudo ver una media blanca en el piso, del lado del acompañante. Abrieron la cubierta de la caja y encontraron un envase con líquido azul, presuntamente detergente.

En ese momento arribó un móvil de la Policía y les indicaron que no tocaran nada más. Su otro hermano llevó una copia de las llaves del vehículo que encontró en su casa. Luego intervino personal del CIF.

El testigo refirió que, cuando su madre se llevó la camioneta, estaba “re limpia” porque su hermano la había lavado dos días antes. Consultado sobre si le habían sacado la patente, respondió que sí. Explicó que, como la pintura se descascaraba con la hidrolavadora, habían decidido retirarla para colocarle un protector.

Al día siguiente la Policía les pidió ropa de su mamá para hacer un rastrillaje en la finca cercana a Cielos del Sur. Estuvieron allí como hasta las 11 o 12, pero no encontraron nada. Luego los llamó un tío, para comunicarles que habían encontrado a su madre sin vida.

El testigo también respondió preguntas referidas al entorno familiar. Indicó que no tenían conflictos relevantes, sólo discusiones propias de cualquier familia. Sobre su padre manifestó que, por su enfermedad, tiene momentos de lucidez pero, por su estado de demencia, divaga.

Durante la audiencia de hoy también declaró un hombre que fue quien encontró el cuerpo de Palomo al día siguiente del homicidio. El testigo relató que esa mañana había ido con su pareja a buscar unos caballos que dejaban sueltos detrás de la Escuela Agrícola.

Dijo que los perros se acercaron al lugar donde estaba la víctima y su pareja se bajó del caballo para ver qué olfateaban. En ese momento, alcanzó a distinguir el cuerpo.

De su parte, detalló que pudo ver que estaba entre la maleza y, por el cabello, supuso que era una mujer. Precisó que estaba cubierto con yuyos y bolsas plásticas. Cerca había otras bolsas con mercadería. Eran como las 9.

El testigo afirmó que inmediatamente llamaron a la Policía con su celular.

Cabe recordar que en la causa, Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio, D. R. C. y H. E. C. (menores al momento del hecho) están imputados por la fiscalía interviniente como partícipes secundarios del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento criminis causa y por mediar cuestión de género. La parte querellante, en tanto, considera a los cuatro jóvenes coautores.

L. N. C. V. (15 años al momento del hecho), fue sobreseído por inimputabilidad. El menor había sido acusado del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento criminis causa y por mediar cuestión de género.

Antes de que se inicie la recepción de pruebas testimoniales, el abogado defensor de Ian Esteban Caro solicitó hoy que el menor sobreseído sea citado nuevamente a declarar durante la reconstrucción de los hechos, que se llevará a cabo el 21 de junio próximo. El resto de las partes adhirieron al pedido.

La audiencia se reanudará el próximo viernes

El juicio se realiza con tribunal colegiado integrado por los jueces Norma Beatriz Vera (presidenta), Roberto Lezcano y Maximiliano Troyano (vocales). Está previsto que se extienda hasta el 23 de junio.

Por el Ministerio Público intervienen los fiscales Mónica Poma y Pablo Rivero. La querella está representada por Gabriela Arellano y Javier Latorre. La defensa de los acusados está en manos de Florencia Maggio y Orfeo Maggio (Ian Esteban Caro), Américo Dante Díaz (Ricardo Nahuel Bonifacio), José Alejandro Ortín Fernández (D. R. C.) y Daniel Arnedo y José Ricardo Belbruno (H. E. C.).

El 31 de agosto de 2019 Sandra Palomo salió a hacer compras en un supermercado de Tres Cerritos y no volvió, por lo que su hermana denunció su desaparición. La víctima había salido de su casa al mediodía en una camioneta Toyota Hilux gris plata. Sus familiares habían intentado contactarla telefónicamente y mediante la ubicación a través de GPS, sin resultados. Su cuerpo fue encontrado esa noche en una zona rural sobre calle Gato y Mancha, próxima al río Arenales. Se determinó luego que la causa de su deceso fue un shock hipovolémico.

Según consta en la causa, el menor L. N. C. V. interceptó a la damnificada en el estacionamiento del subsuelo del supermercado. La atacó y le causó múltiples lesiones con arma blanca que habrían ocasionado su deceso. Ello, con la finalidad de apoderarse de su camioneta y de otros elementos.

A partir de la investigación fiscal se pudo establecer la ayuda posterior brindada a L. N. C. V. por Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio, D. R. C. y H. E. C.

Según la acusación, los imputados tenían conocimiento del delito que iba a cometer L. N. C. V., aguardaron su llegada y lo ayudaron a buscar un lugar para descartar el cuerpo de la víctima. Previamente usaron la camioneta robada para trasladarse por distintos puntos de la ciudad.

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