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El Frente de Todos, un experimento fallido al borde del estallido

La relación entre Cristina y Alberto podría terminar de la peor manera ahora que el kirchnerismo se muestra dispuesto a dinamitar la coalición de gobierno.
Domingo, 10 de abril de 2022 02:10

La fractura del Frente de Todos y sus consecuencias en la gestión que lleva adelante el presidente Alberto Fernández se instalaron definitivamente en la agenda política actual como el principal tema de discusión, a la espera de un dato estadístico que podría marcar incluso un punto de inflexión en la interna del Gobierno.

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La fractura del Frente de Todos y sus consecuencias en la gestión que lleva adelante el presidente Alberto Fernández se instalaron definitivamente en la agenda política actual como el principal tema de discusión, a la espera de un dato estadístico que podría marcar incluso un punto de inflexión en la interna del Gobierno.

Si se tratara de una obra de ficción, de una serie ofrecida al público en alguna de las plataformas de streaming más taquilleras del momento, la trama de suspenso e intriga generada en torno del contubernio palaciego entre el jefe de Estado y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner mantendría probablemente en vilo a la audiencia, con espectáculo en continuado garantizado, más allá de ciertos ribetes tragicómicos de los últimos días.

Un capítulo tras otro con la misma dosis de intensidad para hilvanar, por qué no, un puñado de exitosas temporadas. Pero en este caso, lamentablemente para la Argentina, las disputas en el seno del oficialismo, la ventilación de enconos personales sin miramientos y las permanentes ráfagas de metralla de fuego amigo se producen en la vida real, no en una pantalla de televisión, y en medio de un país en crisis que aún debe ser gobernado.

En lo que parece ser un momento de traumática disolución del matrimonio por conveniencia que entablaron Fernández y Cristina para desbancar a Mauricio Macri hace casi tres años, la gestión del exjefe de Gabinete kirchnerista convertido en primer mandatario ha quedado cubierta por un enorme manto de incertidumbre en lo que se refiere al corto plazo, de igual modo que el Frente de Todos (FdT) se encuentra inevitablemente al borde del estallido.

Aquel experimento electoral de Cristina anunciado en mayo de 2019, como una suerte de Víctor Frankenstein emparchando una alianza con retazos de agrupaciones políticas en busca de concebir el músculo necesario para recuperar el Poder, podría terminar de la peor manera ahora que el kirchnerismo se muestra dispuesto a dinamitar la coalición de Gobierno. Así lo dejó en claro, una vez más, el líder de la agrupación ultra-K La Cámpora, Máximo Kirchner, en los últimos días: "Si los dirigentes se amontonan en una unidad que no busca dar todas las peleas para que la sociedad salga adelante, será una mera acumulación de dirigentes políticos en un lugar y con la gente en otro lugar", sostuvo.

"Eso fue el 2001, no nos puede volver a pasar", agregó el hijo de Cristina, convertido hoy en uno de los principales portavoces del desencanto kirchnerista con la gestión que impulsa el Gobierno -que ese mismo sector integra, valga la aclaración-, como si se tratara de un comentarista de la realidad, de un analista político externo a la administración central.

Una postura similar adoptó recientemente el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que planteó que "no da más la situación social" en el Conurbano y en el interior provincial, de igual manera que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, un subordinado de Martín Guzmán que, sin remordimiento alguno, cargó contra el asediado ministro de Economía, a modo de relator de la coyuntura. Feletti responsabilizó a Guzmán por la inflación y lanzó una severa advertencia, similar al comentario de Máximo Kirchner con relación a la última gran crisis de la Argentina: "El Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares, si no esto se va a poner feo", subrayó. El funcionario se expresó en estos términos en momentos en los que diversas encuestas muestran que en el país se ha instalado prácticamente una sensación de escepticismo estructural en la población, con vistas al corto y mediano plazo, y en vísperas de la publicación de un dato estadístico oficial que podría marcar un punto de inflexión en la propia interna del Gobierno.

Guzmán, ¿en la cuerda floja?

Se trata del índice de precios al consumidor (IPC) correspondiente a marzo pasado, que se conocerá el próximo miércoles y que, según estimaciones, rondaría el 6 por ciento como mínimo: una cifra elevada, preocupante y que podría ubicar a Guzmán en un estado de mayor vulnerabilidad aún. Los augurios no son alentadores: de acuerdo con un informe de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la inflación se disparó al 6,8% en el tercer mes del año, impulsada especialmente por los precios de los alimentos, que aumentaron hasta un 9% (en promedio) en ese período.

 

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