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Parvovirosis canina, una enfermedad letal que puede prevenirse

Apareció en los 80, en forma de epidemia causando numerosas víctimas. Actualmente se previenes gracias a la vacunación. 
Jueves, 31 de marzo de 2022 17:41


La parvovirosis canina es una enfermedad infecciosa y contagiosa causada por un virus particularmente pequeño, que es muy resistentes a los antisépticos y a la temperatura. Cuando infectan las células sensibles, las partículas virales provocan una inclusión específica y suscitan en el organismo infectado la producción de anticuerpos hemoaglutinantes; es decir, que aglutinan los glóbulos rojos. En estas propiedades se basa el diagnóstico de laboratorio de la enfermedad.
La parvovirosis se traduce principalmente en gastroenteritis hemorrágica que puede ser mortal, sobre todo en los cachorros. El parvovirus canino se desarrolla esencialmente en las células de crecimiento rápido. En condiciones naturales, es así como infecta las células intestinales, el tejido linfoide que contiene un porcentaje de renovación rápida y también el tejido cardíaco y el timo en los cachorros. Estas localizaciones explican las principales manifestaciones clínicas a que da lugar.
La patogenia de la infección viral se puede esquematizar de la siguiente manera: el virus ingerido o inhalado es captado por el tejido linfoide faríngeo y después se disemina por el organismo buscando alojarse principalmente en las células de alto porcentaje de renovación (timo en el joven y linfa). Esta primera localización provoca una inmunodepresión a veces grave que favorece las complicaciones bacterianas. A partir de las células inmunocompetentes infectadas, el virus se extiende a los ganglios del sistema digestivo, principalmente los ganglios mesentéricos para terminar infectando las células intestinales. 
En los animales muy jóvenes, nacidos de madres no vacunadas, la localización cardíaca era aún muy frecuente hace pocos años. Desde que se encontró una vacuna eficaz, las localizaciones cardíacas que dan lugar a miocarditis mortales han disminuido considerablemente. Hay que señalar, sin embargo, que la receptividad al virus depende del estado general del animal. El parasitismo, la desnutrición, las infecciones recurrentes, el estado inmunológico o la higiene de los locales son factores que modulan el desarrollo o la gravedad de la infección viral.

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La parvovirosis canina es una enfermedad infecciosa y contagiosa causada por un virus particularmente pequeño, que es muy resistentes a los antisépticos y a la temperatura. Cuando infectan las células sensibles, las partículas virales provocan una inclusión específica y suscitan en el organismo infectado la producción de anticuerpos hemoaglutinantes; es decir, que aglutinan los glóbulos rojos. En estas propiedades se basa el diagnóstico de laboratorio de la enfermedad.
La parvovirosis se traduce principalmente en gastroenteritis hemorrágica que puede ser mortal, sobre todo en los cachorros. El parvovirus canino se desarrolla esencialmente en las células de crecimiento rápido. En condiciones naturales, es así como infecta las células intestinales, el tejido linfoide que contiene un porcentaje de renovación rápida y también el tejido cardíaco y el timo en los cachorros. Estas localizaciones explican las principales manifestaciones clínicas a que da lugar.
La patogenia de la infección viral se puede esquematizar de la siguiente manera: el virus ingerido o inhalado es captado por el tejido linfoide faríngeo y después se disemina por el organismo buscando alojarse principalmente en las células de alto porcentaje de renovación (timo en el joven y linfa). Esta primera localización provoca una inmunodepresión a veces grave que favorece las complicaciones bacterianas. A partir de las células inmunocompetentes infectadas, el virus se extiende a los ganglios del sistema digestivo, principalmente los ganglios mesentéricos para terminar infectando las células intestinales. 
En los animales muy jóvenes, nacidos de madres no vacunadas, la localización cardíaca era aún muy frecuente hace pocos años. Desde que se encontró una vacuna eficaz, las localizaciones cardíacas que dan lugar a miocarditis mortales han disminuido considerablemente. Hay que señalar, sin embargo, que la receptividad al virus depende del estado general del animal. El parasitismo, la desnutrición, las infecciones recurrentes, el estado inmunológico o la higiene de los locales son factores que modulan el desarrollo o la gravedad de la infección viral.

Síntomas

Clínicamente el parvovirus se expresa por fiebre fugaz, acompañada de disminución del porcentaje de glóbulos blancos (leucopenia) con síntomas digestivos de gastroenteritis hemorrágica. Los vómitos y la diarrea dan lugar a una deshidratación intensa con adelgazamiento rápido. Por su carácter contagioso, la enfermedad puede adquirir dimensiones catastróficas cuando los efectivos son numerosos. En los cachorros de algunas semanas pueden aparecer síntomas de ataque cardíaco seguidos de una muerte rápida.

Diagnóstico

Se realiza, por lo general, de acuerdo a los síntomas clínicos, siendo lo más característico la inapetencia, el vómito sin contenido gástrico, la diarrea con sangre, el enflaquecimiento y el rostro de decaimiento. 
No se debe confundir con otras enfermedades, hay afecciones diferentes que pueden provocar trastornos digestivos comparables a los que se observan en el curso de esta enfermedad. Por ejemplo, el coronavirus canino es otra virosis, también contagiosa, pero de pronóstico completamente diferente, que suele evolucionar en unos días. También se menciona el picornavirus y algunas afecciones bacterianas como la salmonelosis, leptospirosis.

Tratamiento

No existe ningún medio para neutralizar el virus, por lo que el tratamiento solo se aplica a los síntomas. Se lucha contra las infecciones secundarias de origen bacteriano, la deshidratación, las hemorragias digestivas. Por lo que a veces son necesarios los antibióticos, antivomitivos, antihemorrágicos. 
Las soluciones rehidratantes y el tratamiento con un antidiarréico, con protectores de la mucosa digestiva, son lo más importante. En algunos países realizan transfusiones de sangre, sobre todo cuando el animal es joven.

Prevención

Por suerte la profilaxis es cada vez más eficaz. A pesar de que puede causar numerosas víctimas entre los perros jóvenes y adultos, es entre cachorros de 4 a 8 semanas de los criaderos donde esta enfermedad se observa principalmente, a esa edad los anticuerpos maternos han desaparecido prácticamente y la vacunación no surte efecto todavía, pues la producción de anticuerpos de la vacuna está neutralizada. Este periodo crítico se puede acortar con el empleo de nuevos cultivos de vacuna. Además, los cachorros afectados por la enfermedad ya solo sufren trastornos digestivos.
En el adulto la vacunación ha dado excelentes resultados. Solo están expuestos los animales no vacunados o los mal vacunados, es decir, aquellos a los que no se le han administrado las dosis de refuerzo, así como los animales con un sistema inmunitario deficiente.

Cómo se protege

Los perros de 45 días ya se pueden vacunar contra el parvovirus. Aunque hay laboratorios que usando cepas especiales recomiendan una primo vacunación a los 30 días. La vacunación tradicional comprende 3 aplicaciones con un intervalo de 21 días. Posteriormente se deberán hacer los refuerzos anuales todos los años, que es muy importante, porque el animal se puede enfermar a cualquier edad, claro que hay mayor incidencia en los cachorros. 
Actualmente se están utilizando vacunas que están asociadas con otras enfermedades, la más utilizada es la quíntuple recombinada que protege contra cinco enfermedades y se aplica a partir de los 45 días de edad.
 

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