Once internos de la Unidad Carcelaria N° 2 recibieron sus certificados tras concluir, luego de dos meses, un curso de peluquería dictado por el estilista profesional Pedro Ferreyra. Esta formación contó con el acompañamiento de la Municipalidad de Metán, en una iniciativa de la Unidad de Emprendedores a cargo de Mariela Soria, y les permite gestionar mejor su reinserción social, abriéndoles las puertas a la vida laboral.
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Once internos de la Unidad Carcelaria N° 2 recibieron sus certificados tras concluir, luego de dos meses, un curso de peluquería dictado por el estilista profesional Pedro Ferreyra. Esta formación contó con el acompañamiento de la Municipalidad de Metán, en una iniciativa de la Unidad de Emprendedores a cargo de Mariela Soria, y les permite gestionar mejor su reinserción social, abriéndoles las puertas a la vida laboral.
El intendente José María Issa valoró el trabajo de estas personas privadas de libertad que buscan un cambio en sus vidas y expresó su satisfacción por el desarrollo de estas iniciativas, subrayando la importancia de trabajar por más oportunidades para todos.
"Fue una experiencia muy enriquecedora para todos y un desafío en lo personal. Hubo mucha predisposición y nos llevamos muy bien con los internos que aprendieron a cortar el cabello y recibieron sus certificados", dijo Ferreyra a El Tribuno.
"Las personas privadas de libertad merecen la posibilidad de aprender un oficio. Quiero agradecer el apoyo de la Municipalidad y de las autoridades de la cárcel para concretar esta iniciativa. Hubo mucho entusiasmo y ganas, por eso el curso se desarrolló superando nuestras expectativas. Es lindo trabajar con personas que buscan superarse en un momento especial", dijo Ferreyra.
Pedro René Ferreyra tiene 70 años, es de la Villa San José y el año pasado pudo festejar 50 años de profesión, luego de vencer a la COVID-19, que lo tuvo en grave estado. "Cuando tenía 16 años me fui solo a la provincia de Buenos Aires a buscar un mejor futuro. Recuerdo que estaba parando en la casa de unos parientes. Comencé trabajando en una fábrica de ascensores con un tío. Luego hacía tareas de pintura con otro pariente de San Justo. Después, cuando cumplí 18 años, me mudé a una pensión en el barrio porteño de Flores", contó "Peter" Ferreyra, como lo llaman en Metán.
En Flores trabajaba en una zapatería, luego en el centro de la ciudad de Buenos Aires. Y más tarde se hizo peluquero profesional. Ahora enseña la profesión.