Salta afronta hoy, y desde hace años, fuertes desafíos ambientales cuyo principal obstáculo es el desconocimiento, como se trata de un tema de moda, ingresa en el cotillón de la política, pero el Derecho, el conocimiento científico y las necesidades reales de la ciudadanía quedan sometidos por decisiones frívolas, condicionadas por lo que opinen organizaciones ambientalistas con mirada unidireccional.
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Salta afronta hoy, y desde hace años, fuertes desafíos ambientales cuyo principal obstáculo es el desconocimiento, como se trata de un tema de moda, ingresa en el cotillón de la política, pero el Derecho, el conocimiento científico y las necesidades reales de la ciudadanía quedan sometidos por decisiones frívolas, condicionadas por lo que opinen organizaciones ambientalistas con mirada unidireccional.
El cambio climático y los acuerdos internacionales son cuestiones serias; muy serias porque afrontan un fenómeno global al que se le atribuyen causas antropogénicas, es decir, a la actividad del hombre, pero se marcha a tientas.
Una decisión central es el cambio de la matriz energética para eliminar el uso de combustibles fósiles. Es decir, para descarbonizar la atmósfera. Como se ve, una tarea muy delicada y en la que no caben improvisaciones: Europa paga hoy el precio de no haber previsto un enfrentamiento con Rusia de las características del actual. Ese cambio de matriz ubica al litio como un mineral esencial para las baterías de automotores eléctricos. Y una tentación enorme para los políticos que quieren "hacer caja", es decir, capturar los fondos del Estado para objetivos personales.
También incluye la protección de la capa verde del planeta, los vegetales que liberan oxígeno y absorben dióxido de carbono.
Como las capas verdes se concentran en América Latina, porque los otros continentes las destruyeron hace tiempo, se intenta inmovilizar la actividad agropecuaria culpando al estiércol de las vacas como generador de calentamiento global. Y denunciando desmontes en forma global e imprecisa.
Así lograron, por ejemplo, que Salta tenga hoy cinco millones de hectáreas pintadas de amarillo, completamente paralizadas, sin que se haya logrado detener un fenómeno realmente desertificador: la economía de subsistencia y la ganadería sin manejo.
El peso del sensacionalismo se hace sentir, pero el litio y los bosques pertenecen a la jurisdicción de las provincias. Sancionada la Constitución de 1994 y la ley de Presupuestos mínimos para la protección del ambiente, a partir de ese momento, los de afuera son de palo. O deberían serlo. Este es un momento muy especial, cuando la provincia realiza una tardía revisión del ordenamiento territorial que frenó el desarrollo rural y, con este, la generación de empleo y la llegada de servicios básicos como el agua, la salud y la educación a las áreas más pobres de Salta.
La producción sustentable, con control del Estado, y manejo del suelo y los pastoreos es una garantía de preservación, restauración y cuidado del bosque nativo. La economía de subsistencia, en cambio, puede tener efectos desertificadores.
En octubre el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Salta, Alejandro Aldazábal, informó que se está trabajando "en cumplimiento estricto de la ley y, por supuesto, con el principio de 'no regresión en materia ambiental'. Calculamos que para fin de año el avance en el proceso va a ser significativo".
"La Ley provincial 7543, respetando en todos sus conceptos la ley nacional de presupuestos mínimos 26331, fija claramente cuáles son los criterios para categorizar las zonas verdes, amarillas y rojas, según su valor de conservación de los bosques existentes -señala el presidente de la Sociedad Rural de Salta, Carlos Segón-.
"Esa ley establece la elaboración del soporte cartográfico y lo define como una orientación y referencia de los deslindes de las áreas correspondientes a las categorías. Es decir, tiene un carácter indicativo y requiere de precisado predio por predio en oportunidad de presentar los planes de manejos correspondientes".
El decreto 2211 del Juan Manuel Urtubey reglamentaba los pasos a seguir para realizar la categorización a nivel predial, pero terminó derogado por la presión del fundamentalismo ambiental, dejando un vacío legal destructivo para la producción.
"El riesgo es que en la revisión, si no especifica esta condición orientativa del soporte cartográfico, pueda entenderse como un mapa definitivo", advierte Segón.
En conclusión: el principio de no regresión ambiental debe tomarse en el caso de la provincia de Salta sobre los criterios y no sobre la cartografía, que es simplemente de carácter orientativa y de resguardo a posibles conflictos con las comunidades originarias.
"Si el criterio de las autoridades actuales es que el principio de no regresión ambiental se debe aplicar sobre la cartografía quiere decir que cualquier revisión siempre va ser más restrictiva para el sector productivo y para el desarrollo de la provincia", puntualiza el ruralista.
Agravio a las provincias
El ambientalismo es una moda; el cuidado del medio ambiente, una responsabilidad de Estado.
Carecen de fundamento científico los ataques del activismo ecologista contra la minería a cielo abierto y a la energía nuclear, la fuente menos contaminante de energía eléctrica. Y los humedales, el litio y los bosques, vale repetirlo, son responsabilidad de las provincias.
Este jueves fracasó el intento dar dictamen a la ley de protección de humedales, pero quedó en claro en desconocimiento del Congreso a las atribuciones de las provincias. El pretexto que dio origen al proyecto fueron los incendios ocurridos en los Esteros del Iberá, en Corrientes. Y por ello se aplica un mapa cartográfico tan impreciso como el referido por Carlos Segón. Tan impreciso que incluye humedales en la Puna.
El diputado bonaerense Santiago Grosso y otros legisladores que responden al poder central acusaron a los gobernadores del hacer lobby a favor de las empresas mineras. Claramente, un diputado que convoca a una sesión en forma no reglamentaria hace creer, más bien, que el lobby lo está haciendo él. Para alguien
La reunión de la Comisión de Recursos Naturales y de Presupuesto de Hacienda, que no pudo sesionar por falta de quórum, permitió verificar que los diputados hablaron del proyecto de ley de humedales sin conocer el tema. En la Puna no hay humedales ni hay incendios, sino salares con litio, el nuevo talismán con que se trata de hacer negocios y salvar la economía.