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Yossen, inmigrante cubano en Salta: “No se dejen abatir por las crisis, siempre las hubo y siempre las habrá”

La infancia de Carlos Guevara Insúa en Cuba estuvo marcada por las duras consecuencias que le siguieron a la caída de la URSS. Fue un periodo que le brindó las herramientas para poder superar en cualquier contexto. En Salta es dueño de una productora de audiovisuales.
Martes, 04 de octubre de 2022 06:13

Carlos Guevara Insúa (42), más conocido como Yossen, tenía 10 años cuando la caída de la Unión Soviética golpeó de lleno a su Cuba natal a fines de 1999, sumiéndola en una profunda crisis política, social y sobre todo económica. 
Las consecuencias del contexto mundial las pagó la gente común, como suele suceder en estos casos. Hijo único de padres médicos y con un estándar de vida bastante bueno en La Habana, con las limitaciones propias de una isla acuciada por los bloqueos, Yossen a muy corta edad tuvo que conocer la escasez y cómo sobrevivir en tiempos complicados.  
 

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Carlos Guevara Insúa (42), más conocido como Yossen, tenía 10 años cuando la caída de la Unión Soviética golpeó de lleno a su Cuba natal a fines de 1999, sumiéndola en una profunda crisis política, social y sobre todo económica. 
Las consecuencias del contexto mundial las pagó la gente común, como suele suceder en estos casos. Hijo único de padres médicos y con un estándar de vida bastante bueno en La Habana, con las limitaciones propias de una isla acuciada por los bloqueos, Yossen a muy corta edad tuvo que conocer la escasez y cómo sobrevivir en tiempos complicados.  
 

“La nueva situación internacional fue un tremendo golpe económico, social y emocional para varias generaciones de cubanos, entre ellas la mía. Para los más grandes, como mis padres, no fue tanto. Ellos ya habían vivido tiempos muy complejos años antes. Estaban de alguna manera acostumbrados”, recordó el joven radicado en Salta.

 

La falta de ropa y de alimentos comenzaron a calar hondo en la vida diaria. “Hay un hecho que de niño me hizo tomar conciencia de lo que estaba pasando. Un día tuve que ir a la escuela con un par de zapatos que encontré en la basura. Fue un cambio grande en el nivel de vida que teníamos”, señaló. A estas carencias le siguieron cortes continuos de electricidad, que duraban hasta seis o más horas. No había leche, carne ni huevos. Las familias comenzaron a reemplazar estos alimentos básicos por lo que tenían a mano.

“Llegamos a comer cáscaras de papas que se molían y condimentaban, y se las mezclaba con arroz. Consumíamos leche y picadillo de soja. Surgieron muchas recetas alternativas usando lo poco que había”, explicó. 


Mirando hacia el pasado, Yossen reflexionó: “Desde la distancia ahora puedo ver esa enorme capacidad que teníamos de sobreponernos a las constantes crisis. Fue una gran lección de vida. Es por eso que a pesar de los diferentes contextos que se viven en Argentina, la veo como una tierra de grandes oportunidades”.

 

Aclaró que nunca se sintió pobre:  “Mi mamá nunca me hizo sentir la pobreza. Ella inventaba comidas o postres y me los servía con una sonrisa. Eran solo circunstancias, eso sentía”.

 

 

Su llegada al país

Su padre emigró primero a la Argentina y consiguió trabajo como médico en La Quiaca, Jujuy. Más tarde se trasladó a Salta, también por motivos laborales. Fue así que Yossen tuvo la oportunidad de salir de la isla para llegar a la provincia 2003, donde tenía pensado recomenzar. Abandonó de un día para el otro sus estudios universitarios relacionados a la comunicación y la electrónica. Se trataba de una carrera del ámbito castrense denominada “Lucha, radio y electrónica”, basada en técnicas de monitoreo de la circulación aérea, marítima, torres de control, entre otros aspectos. 

 

Ya en Salta se capacitó primero en danzas caribeñas, para luego trabajar durante un tiempo dando clases y brindando shows con un cuerpo de baile. Más tarde comenzó con diseño gráfico. Estableció una rutina de estudio rigurosa. Compró libros, hizo cursos. “Me sentaba a practicar a las 6 y me levantaba pasadas las 13, todos los días. Por la tarde trabajaba para poder mantenerme”, explicó.

 

Le llevó poco más de tres años dominar la profesión y abrió las puertas de su primer negocio, en barrio Parque Belgrano. Le fue muy bien. A la gráfica le sumó impresiones y fotografía, entre otros servicios. Con el tiempo se abocó a las producciones audiovisuales, especialmente musicales. Tuvo como clientes a importantes grupos de la movida tropical, entre otros. “En 2017 había logrado un crecimiento importante y me mudé al centro donde monté un estudio destinado específicamente a la producción de videos. Todo iba muy bien hasta que llegó la pandemia y me fundió. No pudimos aguantar. El trabajo se cortó de un momento a otro”, contó.

Otra vez una crisis buscaba truncar sus sueños y su estabilidad, pero no pudo. Fueron momentos muy duros, a los que Yossen enfrentó con lo que mejor sabe hacer: levantarse una y otra vez. “Fueron días y noches de no dormir, trabajando de lo que sea para subsistir. Cuando la cosa se fue normalizando comencé de nuevo con la productora, que paso a paso va creciendo y que tiene grandes perspectivas. La inauguración oficial será en diciembre. Ahora vamos a tener nuestro propio lugar”, adelantó entusiasmado.

Si hay algo que lo enorgullece es haber vivido siempre de lo que le gusta, pagando los costos de lo que eso muchas veces significa.

 

La cuarentena no le fue fácil y durante ese período le vino a la mente lo que aprendió de niño en Cuba. “Iba al mercado a buscar cortes económicos, a buscar alimentos que pudieran reemplazar proteicamente a la carne y a aquellos productos que no podía comprar. Es increíble como apareció de repente toda aquella capacidad de supervivencia que adquirí de pequeño”, resaltó.

 

En la agencia siempre estimuló a su gente a salir adelante. Cuatro de los jóvenes que lo acompañaron en un principio, aprendieron de cero el oficio y luego tomaron su propio camino para convertirlo en una profesión y en su sustento. “Constantemente le digo a la gente que tengo cerca y a mis hijos. No se dejen abatir por las crisis, siempre las hubo y las habrá. Yo vine sin estudio y sin dinero, y pude salir adelante. Ustedes que son de aquí y tienen muchas más oportunidades tienen que hacer el doble de lo que puedo hacer yo”, resaltó.

“Desde que conocí Salta sentí que era un lugar en el que podía crecer profesional y personalmente, y lo logré”, concluyó Yossen.
 

 Yossen junto a sus hijos

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