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Fotografía consciente: una práctica de autoconocimiento

María Soledad Arostegui dará un taller para que las personas puedan conocerse más a sí mismas y reconocerse en las imágenes que crean. 
Martes, 18 de enero de 2022 20:59

El descanso temporal de las actividades habituales, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios, se presenta auspicioso para realizar talleres y cursos. El movimiento vacacional atrae a profesionales que no viven en la provincia y que aprovechan su estadía para ofrecer capacitaciones. Tal es el caso de la jujeña María Soledad Arostegui (34), psicóloga social y técnica en fotografía. 
Ella dará un taller arancelado sobre fotografía terapéutica el 29 de este mes, a las 17, en Casa Yunga (Las Heras 1325). 
En diálogo con El Tribuno Arostegui contó que antes de graduarse en las carreras que había emprendido le sucedieron acontecimientos que no podía poner en palabras; sin embargo, notó que la práctica fotográfica se le presentaba como un momento de comunión consigo misma y que lograba expresarse y reconocer en las imágenes que iba creando sus emociones. Pasaron los años y se le presentó con claridad que había un diálogo por establecer entre ambas carreras y esa fusión la materializó en la creación de talleres para diversas edades. “La fotografía terapéutica nos permite reflexionar sobre cómo miramos el mundo y cómo nos miramos a nosotros mismos. También busca el crecimiento personal a través de este autoconocimiento”, definió. Al tiempo que detalló que se trabaja con distintas técnicas como autorretratos, creaciones de collage, con fotografías que los talleristas hayan realizado previamente y lleven al espacio del taller y con álbumes fotográficos. “Trabajamos con la identidad, con la historicidad de las personas”, precisó. Luego destacó que el tiempo pandémico y frenético que nos circunda vuelve aún más valiosa la experiencia en un ámbito de fotografía terapéutica. 
“Nos permite hacer una pausa en esta vorágine en la que vivimos, poder detenernos un momento para conectarnos con el aquí y el ahora”, señaló. 
Luego ahondó en que durante la clase brinda pautas técnicas para el uso de la cámara o la composición de la imagen, pero solo conceptos básicos. “El objetivo no es profundizar sobre técnicas fotográficas, sino lo contrario: es que la persona pueda conectarse con ella misma y profundizar con una imagen cómo se siente, cómo mira el mundo y cómo se ve a sí misma. Lo importante es que la persona al ver la foto se pueda ver identificada allí. No vamos a entrar en juicios de valor acerca de si hay fotografías buenas o malas”, afirmó. 
También explicó que cuando el propósito es explorarse, cobra importancia el saber que se está en un espacio de libertad, de confianza, ideal para crear una fotografía propia. 
“Un encuentro en un espacio al aire libre es un condimento necesario para que la persona se pueda sentir cómoda, para generar el espacio de intimidad y que podamos trabajar a través de consignas lúdicas. Vamos a trabajar con imágenes que las personas van a traer previamente y realizar consignas para estimular esa relación consciente, que podamos conectarnos con lo que estamos mirando, generar condiciones a partir de las cuales generar imágenes. Vamos a trabajar con colores, la importancia de la luz, los efectos que generan estos estados emocionales, cómo se ven en base a la luz, porque bien dicen que fotografía es el arte de escribir con luz”, se explayó. Por último, destacó que difieren la fotografía terapéutica de la fototerapia, desde la incumbencia profesional hasta el ámbito en que se realizan y los objetivos que persiguen. “La fototerapia es un conjunto de ejercicios terapéuticos que realiza un terapeuta, en un espacio clínico, mientras que la fotografía terapéutica no se da en un proceso clínico, sino que otro profesional -no un terapeuta- realiza intervenciones y ejercicios para que la persona pueda ser más consciente de ciertos aspectos de su personalidad, de su estar y de su relación con el entorno. Por ello también se la conoce como fotografía consciente”, concluyó.

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El descanso temporal de las actividades habituales, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios, se presenta auspicioso para realizar talleres y cursos. El movimiento vacacional atrae a profesionales que no viven en la provincia y que aprovechan su estadía para ofrecer capacitaciones. Tal es el caso de la jujeña María Soledad Arostegui (34), psicóloga social y técnica en fotografía. 
Ella dará un taller arancelado sobre fotografía terapéutica el 29 de este mes, a las 17, en Casa Yunga (Las Heras 1325). 
En diálogo con El Tribuno Arostegui contó que antes de graduarse en las carreras que había emprendido le sucedieron acontecimientos que no podía poner en palabras; sin embargo, notó que la práctica fotográfica se le presentaba como un momento de comunión consigo misma y que lograba expresarse y reconocer en las imágenes que iba creando sus emociones. Pasaron los años y se le presentó con claridad que había un diálogo por establecer entre ambas carreras y esa fusión la materializó en la creación de talleres para diversas edades. “La fotografía terapéutica nos permite reflexionar sobre cómo miramos el mundo y cómo nos miramos a nosotros mismos. También busca el crecimiento personal a través de este autoconocimiento”, definió. Al tiempo que detalló que se trabaja con distintas técnicas como autorretratos, creaciones de collage, con fotografías que los talleristas hayan realizado previamente y lleven al espacio del taller y con álbumes fotográficos. “Trabajamos con la identidad, con la historicidad de las personas”, precisó. Luego destacó que el tiempo pandémico y frenético que nos circunda vuelve aún más valiosa la experiencia en un ámbito de fotografía terapéutica. 
“Nos permite hacer una pausa en esta vorágine en la que vivimos, poder detenernos un momento para conectarnos con el aquí y el ahora”, señaló. 
Luego ahondó en que durante la clase brinda pautas técnicas para el uso de la cámara o la composición de la imagen, pero solo conceptos básicos. “El objetivo no es profundizar sobre técnicas fotográficas, sino lo contrario: es que la persona pueda conectarse con ella misma y profundizar con una imagen cómo se siente, cómo mira el mundo y cómo se ve a sí misma. Lo importante es que la persona al ver la foto se pueda ver identificada allí. No vamos a entrar en juicios de valor acerca de si hay fotografías buenas o malas”, afirmó. 
También explicó que cuando el propósito es explorarse, cobra importancia el saber que se está en un espacio de libertad, de confianza, ideal para crear una fotografía propia. 
“Un encuentro en un espacio al aire libre es un condimento necesario para que la persona se pueda sentir cómoda, para generar el espacio de intimidad y que podamos trabajar a través de consignas lúdicas. Vamos a trabajar con imágenes que las personas van a traer previamente y realizar consignas para estimular esa relación consciente, que podamos conectarnos con lo que estamos mirando, generar condiciones a partir de las cuales generar imágenes. Vamos a trabajar con colores, la importancia de la luz, los efectos que generan estos estados emocionales, cómo se ven en base a la luz, porque bien dicen que fotografía es el arte de escribir con luz”, se explayó. Por último, destacó que difieren la fotografía terapéutica de la fototerapia, desde la incumbencia profesional hasta el ámbito en que se realizan y los objetivos que persiguen. “La fototerapia es un conjunto de ejercicios terapéuticos que realiza un terapeuta, en un espacio clínico, mientras que la fotografía terapéutica no se da en un proceso clínico, sino que otro profesional -no un terapeuta- realiza intervenciones y ejercicios para que la persona pueda ser más consciente de ciertos aspectos de su personalidad, de su estar y de su relación con el entorno. Por ello también se la conoce como fotografía consciente”, concluyó.

El contacto

Para participar se debe llevar un celular con cámara. El cupo es limitado a diez personas, que seguirán junto con la tallerista las medidas sanitarias vigentes. Birndan más información e inscriben en el (381) 153033430.

 

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