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Dos mujeres fueron víctimas de phishing y las estafaron por $300.000

Le robaron los datos a una argentina que vive en España, crearon un nuevo perfil falso y mensajearon a sus todos sus contactos. Dos amigas argentinas, víctimas del engaño.
Sabado, 03 de julio de 2021 17:01

En la nueva normalidad, aquella vieja y triste máxima de no se puede salir a la calle pensando que algo te va a pasar, habría que mutarla a no se puede abrir el mail o responder un mensaje pensando que algo te va a pasar. Pero a la hora de abrir la casilla de correo o de recibir un chat sospechoso, hay que pensarlo.

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En la nueva normalidad, aquella vieja y triste máxima de no se puede salir a la calle pensando que algo te va a pasar, habría que mutarla a no se puede abrir el mail o responder un mensaje pensando que algo te va a pasar. Pero a la hora de abrir la casilla de correo o de recibir un chat sospechoso, hay que pensarlo.

Caer en esas trampas hace creer a las víctimas que pecaron de confiadas, que fueron ingenuas y que las agarraron con la guardia baja. En parte es real. Pero no es todo. El delito informático explotó con la pandemia, con el crecimiento de las interacciones digitales, pero hay modo de evitarlo, de prevenirlo, como también hay modo de detenerlo: los delincuentes también cometen errores, dejan una huella, se levantan dormidos un día y meten la pata. O mal un click.

"Desde el jueves o viernes de la semana pasada detectamos otra ola de estafas que tienen en el formato de phishing como delito original, que luego deriva en un engaño con el mismo mensaje: ofrecen comprar dólares. La víctima deposita los pesos en una cuenta pero los dólares, a los que se comprometen a entregar en persona, nunca aparecen", resume el subcomisario Maximiliano Méndez, de la Dirección de Delitos Informáticos de la Policía de la Ciudad.

El caso de Graciela cuadra en tiempo y forma. Le ocurrió el lunes de esta semana y transfirió 243.000 pesos para comprar 1.500 dólares. Los pesos fueron a una cuenta, los dólares nunca le llegaron, como había acordado con esa supuesta "amiga" que le había pedido el favor porque necesitaba cambiar los billetes norteamericanos a dinero local. Lo cuenta con pena y bronca, aunque atrapada en aquel sentimiento de culpa. "Fui una tonta", se castiga.

La trama del engaño

"Sé que fue un exceso de confianza, me agarró distraída en un día especial por temas personales. Recibí un mensaje de WhatsApp de un número desconocido pero que decía 'Hola amigos, soy Lorena M..., agenden mi nuevo número de contacto. Un beso". Es una amiga que se fue a vivir a España hace años, tengo contacto de vez en cuando, entonces la saludé y le pregunté cómo estaba, etc...", describe Graciela, lo que en ese momento era solo el inicio de un feo día. El estado del WhatsApp de la "amiga" tenía la foto de su amiga.

"Al rato me escribe y me pone 'Hola, Grace...', y me empieza a contar que estaba necesitando cambiar unos dólares, que los necesitaba una tía que estaba enferma. Ahí me confié del todo. Algunos amigos me llaman 'Grace' y recordaba que ella me había contado algo del tema de su tía", sigue el relato.

Graciela se concentró en darle una mano a su amiga. Agendó el nuevo número y movió los hilos en su familia para aprovechar la oportunidad. Ella, pasados los días, aún se reclama su falta de atención, de prevención, pero aunque no lo quiera destacar hizo su parte, tuvo su instinto de sospecha.

Cuando ya había conseguido el dinero, llamó directamente a su "amiga". No le respondió. La ingeniería de estas bandas no descansa y antes que se la desbordara la desconfianza, le mandan un mensaje: "No te puedo atender, escribime por acá, estoy ocupada", le puso el estafador.

"'¿Te jode transferirle a la cuenta de mi tía...?'. me agrega, y me dice que me mandaba los dólares a mi casa, a la noche. Le pasamos los pesos desde dos cuentas. Y ahí desapareció. A la hora que había acordado mandarme los dólares empecé a llamarla otra vez, nada... Y ahí es cuando me meto en el Instagram de mi amiga y veo el mensaje suyo avisando que le habían robado los datos. No lo podía creer...", cuenta Graciela.

La estafa estaba concretada. El doble delito se compuso de un caso de phishing (robo de datos) a Lorena, la real, la amiga que vive en España, y luego, tras un proceso de "ingeniería social", se convirtió en una serie de estafas, que fue lo que le sucedió a Graciela. ¿Y por qué una serie? Porque ella no fue la única víctima.

"A mí también me pasó, me siento una estúpida, no lo puedo creer. Recibí el mismo mensaje, también de Lorena, pero que en realidad no era ella. Lo del cambio de número, la fotito en el estado del chat, el argumento de la necesidad del cambio de dólares, todo igual... Le transferí casi 50.000 pesos. A las dos horas, Lorena, la verdadera, que había descubierto que le habían robado los datos, me escribe diciéndome que estaban estafando a sus contactos", dice Eliana, al borde de las lágrimas.

"Lo peor fue que habíamos quedado que una de mis hijas y su novio iban a buscar los dólares a una dirección... En parte por suerte eso nunca pasó, nos dimos cuenta antes, pero ya nos habían robado la plata", completa.

Eliana, sin darse cuenta, y en una dinámica habitual en este tipo de estafas, le fue dando información al delincuente. Si estaba de viaje, si se volvía España, datos que del otro lado fueron usando para hacerle creer que chateaba con la verdadera Lorena

Fuente: Clarín

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