Segura, directa y presumiblemente con la necesidad de estar el menor tiempo posible en el recinto, Cristina García, la madre de Jimena Salas, compareció en la audiencia de este martes presta a contar su verdad y responder las consultas de las partes.
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Segura, directa y presumiblemente con la necesidad de estar el menor tiempo posible en el recinto, Cristina García, la madre de Jimena Salas, compareció en la audiencia de este martes presta a contar su verdad y responder las consultas de las partes.
"Espero no volver a verlos nunca, disculpen", dijo la señora cuando se retiraba. El juicio atraviesa sus últimos días, se estima que el viernes serán los alegatos y no se sabe si el veredicto se postergará para la semana próxima. En el Salón de Grandes Juicios se ventila el horror que la vecina de Vaqueros, Jimena Salas, sufrió el 27 de enero de 2017 en el marco de un homicidio triplemente calificado.
Minutos antes, cerca del mediodía, el padre de la víctima, el señor Roque Raúl Salas, estuvo presente en la Sala VII. El presidente del tribunal, Francisco Mascarello, le preguntó si haría uso de su derecho de no declarar y el testigo aceptó no hacerlo, con lo cual se incorporó el testimonio vertido en la etapa de investigación. Luego ingresó Cristina García, madre de la víctima. Con firmeza aclaró que no mantiene vínculo familiar con ninguno de los imputados, ni trato con el señor Cajal. Sostuvo que solo le pidió ver a sus nietas y que nunca se lo negó. Los padres de la víctima fueron citados en la causa a pedido del defensor de Nicolás Cajal.
Al momento de responder las consultas de las partes, la señora dijo no recordar cuándo fue la última vez que habló con su hija. Al mediodía, minutos posteriores al crimen, señaló que sacó a las mellizas del lugar "porque las tenían metidas en un auto, la tuvieron toda la tarde en el rayo del sol, entonces yo me las llevé a mi casa". Luego contó que estuvieron viviendo en su casa junto con el imputado, hasta que "el señor Cajal se fue y se llevó a mis nietas". En ese tiempo que estuvo conviviendo con sus nietas la madre de la víctima dijo que a una de ellas, con la que se podía hablar a pesar de ser "muy chiquitas", le consultó por lo ocurrido.
"Ella lo único que me contó es que unos hombres malos la habían atado a su mamá, las encerraron en el baño y su papá llegó luego a rescatarlas. Lo único que le pregunte es si conocía al hombre malo y me dijo que no", contó la mujer. Al ser consultada por si Jimena era precavida, la madre dio a entender que le enseñó a ser así, cuidadosa y precavida.
"No tengo ninguna idea de la relación de mi hija con el señor Cajal, sí puedo decir que no era afecta a la familia del señor Cajal, no le tenía mucha simpatía, no sabría decirle por qué. También le puedo decir que yo visitaba frecuentemente a mi hija, y si estaba en su casa ella me miraba y me decía "ya viene Nico', eso significaba que yo me tenía que ir. ¿Por qué? Nunca lo averigüé", expresó García.
Sobre la relación con Cajal luego del crimen refirió que "el primer tiempo mantuvo contacto, después él formó pareja, yo desaparecí de su vida y mi único contacto con él es "¿puedo pasar a buscar a mis nietas, a ver a las nenas?' a lo que nunca se negó. Yo busco a las nenas en la puerta de su casa y se las llevo hasta la puerta de su casa, sino él va me las deja y las retira de la puerta de mi casa. Ni yo entro a su casa ni él entra a la mía".
"Jimena era una persona caritativa, empática y se podía compadecer de todo. De un perro, de un pájaro, un hombre, de cualquier persona que ella viera que necesitaba ayuda Jimena se iba a compadecer. Sí tenía un afecto particular por los perros, sí le gustaban pero le puedo decir que yo tengo perro y son mis hijos, conviven conmigo en mi casa, a ese nivel Jimena no llegó nunca. Para ella eran perros a los que había que cuidar y proteger, y vuelvo a lo mismo si hubiera sido un caballo, un pájaro lo que quiera ella era una persona demasiado compasiva", apuntó la señora al ser consultada si la víctima era afecta a los perros.
Por último, contó que su hija "debe haber deseado muchísimo tener hijos para sufrir todo lo que sufrió", recordó los tratamientos de fertilidad a los que se sometió su hija. "Por sus hijas dejó de trabajar, dejó todo, hasta su vida. El mayor temor de ella era no poder criar a sus hijas", señaló.
"Se trató de una entrega"
Luego de que un grupo de efectivos pertenecientes a fuerzas nacionales expusiera sobre el ejercicio punto a punto donde certificaron que el maletín de Nicolás Cajal contenía divisas y estupefacientes, siguió declarando el comisario Costilla, quien refirió haber investigado algunas líneas de la causa. Entre ellas, el análisis del lugar, la casa del barrio San Nicolás en Vaqueros donde tuvo lugar el salvaje crimen de Jimena Salas y donde están imputados Sergio Vargas, como partícipe secundario, y el viudo de la víctima, Nicolás Cajal, por encubrimiento agravado.
El sabueso dijo que en el interior del inmueble no había un desorden común o que tenga un patrón similar al de este tipo de delincuentes donde en su afán de buscar elementos de valor tiran todo. Llamó su atención que en toda la casa había manchas de goteo y de manera contundente apuntó: "Para mí fue un hecho entregado", sin confirmar si se trató de una "entrega activa o pasiva".
El investigador apuntó que en la habitación principal había un alhajero en la cama sin ningún tipo de manchas, en un contexto plagado de sangre, y al lado del maletín que fue abierto por los homicidas tampoco tocaron una caja fuerte.
Descartó que se haya tratado de un robo frustrado, como indicó Cajal desde un primer momento, y también un robo al azar dado que si eso hubiera pasado el día 23 la mujer que dejó ingresar a su casa a un hombre con un caniche toy podría haber sido la víctima. Al ser consultado por su hipótesis, respondió: "Fueron a robar lo que había en el maletín y la situación se les fue de las manos". Antes, el comisario afirmó que "estaban buscando la casa de la víctima por lo menos desde el día 23".