Cordura, sentido común y evitar los atropellos. Que cada intendente pueda avanzar sobre más decisiones en la administración de la cuarentena genera preocupación. En estos días hubo reacciones desmedidas que agravan la crisis económica, la caída de puestos de trabajo y hacen mella cualquier intento de recuperación. Y los platos rotos ya se pagan en el sector privado. No hay más aire para ajustar. Si bien la salud debe ser lo primordial, la situación epidemiológica de muchos municipios no requiere de restricciones que se toman por temor. El miedo paraliza. Y en eso se va el sostén de muchas familias. La pandemia por el coronavirus, en muchos lugares, volvió a configurar feudos. Hubo intendentes como en Metán, Rosario de la Frontera y El Carril que aplicaron la “ley seca” apenas arrancó la cuarentena, con explicaciones que no tuvieron goyete.
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Cordura, sentido común y evitar los atropellos. Que cada intendente pueda avanzar sobre más decisiones en la administración de la cuarentena genera preocupación. En estos días hubo reacciones desmedidas que agravan la crisis económica, la caída de puestos de trabajo y hacen mella cualquier intento de recuperación. Y los platos rotos ya se pagan en el sector privado. No hay más aire para ajustar. Si bien la salud debe ser lo primordial, la situación epidemiológica de muchos municipios no requiere de restricciones que se toman por temor. El miedo paraliza. Y en eso se va el sostén de muchas familias. La pandemia por el coronavirus, en muchos lugares, volvió a configurar feudos. Hubo intendentes como en Metán, Rosario de la Frontera y El Carril que aplicaron la “ley seca” apenas arrancó la cuarentena, con explicaciones que no tuvieron goyete.
En otras jurisdicciones generaron más pánico con sus miradas aterradas en vez de emanar tranquilidad y pedir responsabilidad a la población. Que no imperen las emociones por sobre un razonamiento lógico, que se debe construir con todas las realidades, con todos los problemas. Es necesario que administren, que prevalezca una visión estratégica.
Es una buena señal que no se vuelva a fase uno en este escenario. Es importante evitar que cada intendente haga de su municipio “lo que se le ocurra”. En este tiempo sería oportuno que cada uno les cuente a sus ciudadanos los planes que tienen para salir adelante, por lo menos alguna proyección. La pandemia hizo tambalear a todo el mundo, pero no quitó el peso o la responsabilidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes. Es el momento mostrar propuestas a corto, mediano y largo plazo. En muchos casos hasta ahora solo evidenciaron preocupación.
El Ministerio de Salud de Salta ya admitió que habrá más casos de COVID-19. Esa debe ser la base de cada análisis. Otro dato que no se debe perder es el fiscal. ¿Cuántos van generar recursos propios? Una gran porción de los ingresos están abocados al pago de salarios de los municipales. ¿Ya les dijeron a sus ciudadanos qué harán con ese problema? Para muchos la salida es previsible: levantar el teléfono y pedir más plata o adelantos de coparticipación. El “chorro” de recursos es cada vez más fino. La Nación recauda menos, la Provincia también. Aún hay empresarios que pagan impuestos con un trago amargo por el freno que se puso el fin de semana al turismo. “Vuelta a fase uno”, es otro de los lugares comunes ante el avance de la pandemia. Hubo un tiempo prudente para que el sistema sanitario pueda mejorar su capacidad de respuesta. ¿No será mejor pensar y elaborar, si es que así lo amerita la situación epidemiológica, en limitaciones más inteligentes, más organizadas o focalizadas? Reac cionen bien.